Por: Misael Pérez Montero
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Opinión |
VALENCIA, España.- Siempre hemos escuchado, en el argot popular dominicano; decir que cuando
algo fracasa o no se da como esperábamos “pasó sin pena ni gloria”.
Esta vez podría decir que el acto
del aniversario del Centro Cultural Juan Bosch, en la ciudad de Valencia; en
vez de haber sido una celebración con la comunidad laboriosa, humilde y
trabajadora dominicana radicada en esta parte de España; desde que inicio hasta
final; se convirtió en especie de “celebración intima del cumpleaños
del señor Cónsul Jorge Cordero” sin haber cumplido años, ya que
allí sólo estuvieron presentes amigos cercanos suyos del tren diplomático
dominicano acreditados en España, así como algunos de sus empleados
subalternos.
Digo esto porque todo estuvo muy
divorciado de lo que debió ser la celebración de la conmemoración de un
aniversario de una institución supuestamente social y cultural radicada en el
exterior del país, la cual opino que debió ser una fiesta con toda la Sociedad
Dominicana donde dicho centro le muestre sus éxitos y aportes a nuestra
comunidad durante ese año. Cosa que no fue así.
Esto se debe a la desconsideración,
maltrato, humillación, y atropello, a que tiene el cónsul, Jorge Cordero;
a nuestra comunidad. Este mal proceder por su parte no solo se refleja en los
premios literarios y reconocimientos consulares que otorga a ciudadanos
de otras nacionalidades sin méritos algunos, simplemente por razones de amistad;
sino que hasta la moderación y maestría de las ceremonias consulares y el
aniversario del Centro Cultural Juan Bosch estuvo presidida por un ciudadano
Colombiano dejando en manifiesto de que entre los dominicanos radicados en
España no existen periodista y locutores preparados ni experimentados, a
su pensar, permitiéndose una humillación más para nuestros profesionales en
tierras extranjeras.
Es de las tantas paradojas de nuestra
diplomacia que un cónsul, sin preparación académica alguna; y con complejos sud
americanismos continúe menospreciando y tachando de iletrados a nuestros
profesionales, por lo que le recomiendo que de seguir con esta actitud me
parece que debería renunciar a ser cónsul de los dominicanos en Valencia y
optar por la ciudadanía Colombiana e intentar ser su cónsul en esa ciudad
Española.
Por tanto; me apena que este “Centro
Cultural” lleve el nombre de uno de los hombres más nobles, honestos y humildes
que ha dado la República Dominicana como lo fue el profesor Juan Bosch. El cual
se destacó por sus luchas por la democracia y la igualdad en nuestro amado
país. Además de ser Cuentista, Escritor, Político y Novelista ocupó la
presidencia de la República en 1963.
Y más lamentable aun es que siendo el
profesor Juan Bosch un hombre de pueblo que siempre tuvo un roce con la gente
humilde, este centro que lleva su nombre, es un local sui géneris del
Establiments diplomático y de los amigos cercanos del Cónsul Jorge Cordero.
Los dominicanos no tienen este centro
como un lugar de encuentros, donde pueden realizar sus actividades sociales y
conmemorar fechas patrias, en vista a que se le tiene totalmente prohibido
realizar este tipo de eventos allí; todo contrario a cómo funcionaba “La Casa
del Dominicano” hace unos años atrás, la cual el cónsul cerró para permitirse
abrir su “Proyecto” personal. Así puede manejarla y administrarla desde el
consulado a su manera como lo hace con el “Centro Cultural Juan Bosch”.
Por lo que entiendo que las autoridades
de este centro están obligadas y llamadas a tener unos lazos de acercamientos
más estrechos con nuestra comunidad dominicana situación está que no se da en
virtud a que operan a espalda del dominicano común, humilde y trabajador como
estamos caracterizados los quisqueyanos.
Es por eso que este aniversario pasó con
“Muchas Penas y sin ninguna Gloria” para quienes los dirigen y llevan; por su
pobre y pésimo manejo y rose con la diáspora.
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