A mis 35 años

Quienes me conocen saben que soy un tipo divertido al extremo. Naturalmente, sin llegar a lo ridículo, pero, a veces, lo admito, con cierta tendencia a sobrepasar las fronteras para un hombre de mi supuesto "perfil", con tres hijos y una recua de sobrinos y sobrinas a los que debo dizque servir de ejemplo. Como si ser feliz, a pesar de todo, no fuera, no solo suficiente, sino el mejor de los ejemplos. Siempre he sido una persona reservada con mi cumpleaños. Me parece injusto congregar a mis amigos y familiares con el único objetivo de celebrar que estoy más cerca de la muerte. Y que sea yo mismo el que propicie esas parafernalias, es para mí totalmente inconcebible. Y ya les hablé de lo injusto.