Fidel Castro |
Fidel Castro, el artífice
de la Revolución Cubana que se perpetuó en el poder creando un enclave aislado
de casi todo el mundo, murió a los 90 años de edad, según confirmaron
autoridades de La Habana.
"El Comandante" como fue conocido a nivel
mundial nació en 1926 en Mayarí, Cuba, en el seno de una familia de hacendados
gallegos. Sin embargo, desde muy joven mostró un pensamiento de izquierdas que
le llevó a involucrarse en actividades revolucionarias, como la sublevación
contra la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo en Santo Domingo (1947).
Y esa dualidad le siguió durante su vida, donde
protagonizó polémicas que saturaron los espacios en los medios, como la
recordada controversia con el entonces presidente mexicano Vicente Fox, quien
en 2002 le habría extendido una invitación para que asistiera a la Cumbre
Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno que se celebraría en la ciudad
de Monterrey, Nuevo León.
Sin embargo, como el presidente de Estados Unidos,
George W. Bush, también asistiría, el mandatario mexicano le dijo a Castro:
“Comes y te vas”, palabras que quedarían grabadas y que el dirigente cubano
haría públicas dos años después desatando una controversia que enfrió hasta
punto de congelación las relaciones con México, al que desde su juventud
llamaba su aliado.
Castro, quien estudió Derecho en la Universidad de
La Habana, en la cual se doctoró en 1950, había iniciado poco antes su
militancia en el Partido del Pueblo Cubano desde donde empezó a fraguar el
derrocamiento del general Fulgencio Batista.
En 1952, esas actividades subversivas, llevaron a
Castro a exiliarse en México, y desde ahí prosiguió la estrategia contra
Batista, a quien acusaba de haber entregado a Cuba a los intereses estadounidenses.
Lo que siguió es una historia muy conocida que ha
sido reproducida millones de veces. Su primer intento para ingresar a Cuba fue
en 1953, en el asalto al Cuartel de Moncada en Santiago, que terminó en un
fracasó militar, pero que significó un avanzó político porque le generó
popularidad y la energía para seguir adelante, pese a que recibió una condena
de 15 años de prisión.
Después de dos años en una cárcel en la isla de
Pinos, en 1955 fue indultado y, en libertad, nuevamente se exilió en México, donde
reenfocó su estrategia: al fallar en el terreno urbano, trasladaría la lucha
armada al medio rural, en la región montañosa de Cuba: la Sierra Maestra.
Para ello, en 1956 viaja en el buque Granma y
desembarca junto con 80 hombres que conforman el “Grupo 26 de Julio”. Dos años
más tarde, con una bases sólidas y fortalecidas, inicia la ofensiva hacia otras
regiones de Cuba hasta que en 1959 entra en La Habana, seguido por Ernesto
“Che” Guevara, Camilo Cienfuegos y su hermano, Raúl.
Las primeras
acciones
Sorteado el obstáculo que el gobierno cubano
significaba para la lucha revolucionaria, el triunfo colocó a Castro al frente
de la nueva administración, a la par que acumula sus primeros cargos: primer
ministro y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. Además, inicia el cambio
que había soñado.
Para ello impulsa una reforma agraria, que pasó por
la expropiación de las grandes haciendas extranjeras para apoyar a los
campesinos pobres; y, en 1960, la nacionalización de los bienes de compañías
estadounidenses en Cuba, lo que se traduce en la ruptura de relaciones con el
gobierno del presidente Dwight D. Eisenhower, quien también decretó un embargo
comercial destinado a ahogar la economía cubana y forzar la retirada de Castro.
Al sucederle en el cargo, el presidente John F.
Kennedy no aflojó la presión, sino que la intensificó en 1961 con un desembarco
de exiliados cubanos armados en la bahía de Cochinos, que fue repelido por el
ejército revolucionario.
Hacia la
izquierda radical
Después de ello, Castro proclamó el carácter
marxista-leninista de la Revolución cubana y alineó a su régimen con la
política exterior de la Unión Soviética, mientras eliminó del gobierno a los
políticos liberales con los que se había aliado al llegar al poder, y unificó a
los grupos políticos que apoyaban la Revolución en un único Partido Unido de la
Revolución Socialista.
En 1962 permitió que los soviéticos instalaran en
suelo cubano rampas de lanzamiento de misiles con las que podían alcanzarse
objetivos en Estados Unidos. El descubrimiento de estas acciones derivó en lo
que es conocido como la “crisis de los misiles”, que estuvo a punto de terminar
en una guerra nuclear entre las dos superpotencias.
Tres años después, el partido apoyado por Castro
cambió su denominación por la de Partido Comunista de Cuba, y la asamblea lo
eligió secretario general, cargo al que en 1976 se sumó un nuevo título:
presidente del Consejo de Estado.
Desde su posición, Castro impulsó la lucha contra
el capitalismo y favoreció el Movimiento de los Países no Alineados y la
participación militar de Cuba en África, para apoyar a los regímenes
socialistas de Angola y Etiopía. Sin embargo, no siguió a la URSS en la
apertura que, finalmente terminó en su escisión, y fue entonces cuando comenzó
a operar en América Latina para reunir a sus aliados en países que habían
dejado atrás las dictaduras militares de derecha.
De sobra han sido comentadas las relaciones que
guardan con el gobierno de la Isla países como la Argentina de Cristina
Fernández, la Bolivia de Evo Morales, el Ecuador de Rafael Correa y la
Venezuela de Nicolás Maduro, sucesor de quien, sin duda, fue su principal
aliado político, el extinto Hugo Chávez.
Por EFE
No hay comentarios:
Publicar un comentario