Hipólito Mejía |
SANTO DOMINGO.- El ex presidente Hipólito
Mejía recomendó al presidente Danilo Medina dedicar mayor atención al campo
dominicano, invirtiendo mayor cantidad de recursos para aprovechar el momento
oportuno para dar un giro al estado en que se encuentra la investigación
agropecuaria en el país.
En una misiva enviada al primer mandatario, Mejía
considera que lo primordial ahora es apoyar con recursos económicos
y técnicos los centros que integran el sistema nacional de investigación, para
poner a estos en capacidad de generar y validar soluciones tecnológicas a los
problemas que enfrenta la agricultura.
Informador SDO reproduce la carta enviada por el ex
presidente Hipólito Mejía, al primer mandatario Danilo Medina.
Santo Domingo D.N.
18 de octubre de 2016
Su Excelencia
Danilo Medina
Presidente Constitucional de la República
Palacio Nacional
Excelentísimo señor Presidente:
Después de la provechosa actividad que auspició
nuestro mutuo amigo Don Rafael Perelló, en su centro de reproducción cafetalera
en Rancho Arriba, provincia San José de Ocoa, es oportuna la ocasión
para compartir con Usted algunas reflexiones sobre el estado actual de nuestra
agricultura, especialmente lo que concierne a la situación de la investigación
y difusión tecnológica y sus implicaciones en los avances del sector
agropecuario, como uno de nuestro más firmes pilares en el desarrollo económico
y social del país.
Como es bien sabido por Usted, los grandes avances de
la agricultura así como el aumento de la producción de alimentos en el mundo
son el resultado de cambios tecnológicos generados a través de la investigación
y la extensión agrícola. A este respecto se prevé que el 90% de los incrementos
en producción en los próximos años sea fruto de la aplicación de nuevos
conocimientos y sólo el restante 10% sea el resultado de la ampliación de las
áreas cultivadas.
La revolución verde que permitió duplicar y hasta triplicar
los rendimientos de los principales productos de la alimentación humana a
través del uso de fertilizantes, control químico de plagas, enfermedades y
malezas son el fruto de los avances científicos y el conocimiento desarrollado
en los centros de investigación.
Estos logros se tradujeron en mayor productividad y
permitieron no solo alimentar la creciente población mundial sino también
salvar millones de hectáreas de bosques de ser eliminadas para dedicarlas a la
agricultura.
Ahora estamos frente a nuevos desafíos, ya que se
estima que para los próximos 30 años se duplicará la demanda actual de bienes
agropecuarios, debido principalmente al aumento de los ingresos de grandes
núcleos poblacionales, que pasarán a consumir más derivados cárnicos y lácteos,
así como más frutas y vegetales.
Esas proyecciones constituyen excelentes oportunidades
para naciones como la nuestra, con gran potencial para la producción de estos
rubros, pero para aprovechar estas oportunidades el país tendrá que mejorar su
capacidad de producir competitivamente bienes agropecuarios, con altos
niveles de calidad e inocuidad.
La sostenibilidad medioambiental es otro de los
grandes retos que enfrentan los actuales sistemas de producción para garantizar
que el uso intensivo del suelo, así como la aplicación masiva de pesticidas y
fertilizantes no tenga secuelas irreversibles sobre el suelo, el agua y el
medio ambiente.
En consecuencia, la existencia de un eficiente sistema
de investigación y transferencia tecnológica, es fundamental para alcanzar los
niveles de productividad, calidad e inocuidad en la producción de bienes
agropecuarios, que le permitan a la República Dominicana convertirse en un país
globalmente competitivo.
Aunque el país dispone de una red de centros de
investigación bajo la coordinación del Instituto Dominicano de Investigación
Agropecuaria y Forestal (IDIAF), la falta de recursos económicos y recursos
humanos especializados, dificultan que estos centros puedan responder a las
necesidades tecnológicas que requiere la agricultura de nuestro país hoy día.
Son estos centros de investigación los llamados a
generar tecnologías para la producción orgánica bajo techo, sobre los
polinizadores criollos que pueden ser utilizados para aumentar la productividad
de los cultivos seleccionados, sobre los insectos predadores de las principales
plagas de los cultivos bajo invernadero, sobre las mejores formas de controlar
plagas y enfermedades utilizando agentes biológicos variados con seguridad y
garantía absoluta para los consumidores.
El país tiene una gran oportunidad en la producción de
frutas tropicales, dada la creciente demanda en los mercados internacionales de
frutas tales como banano, aguacate, piña, mango, guayaba y guanábana, entre
otras, pero para ello se necesitará generar conocimientos apropiados sobre el
control biológico de plagas, la nutrición dirigida y el manejo post-cosecha de
los cultivos. También debería contemplarse la introducción de nuevos cultivares
como son la pitajaya, carambola y, otras, así como aumentar las facilidades
para la reproducción celular de plantas, lo cual requiere de laboratorios especializados.
Con el propósito de impulsar el desarrollo de
tecnologías y sistemas de manejos aplicados a la producción de frutas
tropicales, se estableció la estación de investigación en frutas localizada en
Matanzas, Baní. Este centro, que hoy se encuentra abandonado, sería el indicado
para la reproducción del material genético y la generación de los conocimientos
que necesita nuestra fruticultura para alcanzar los estándares que requieren
los mercados internacionales.
En el caso de los cultivos tradicionales, el país
necesita recuperar su capacidad de producción, y para ello se requiere el
desarrollo y aplicación de paquetes tecnológicos que reviertan la baja
productividad y rentabilidad que actualmente se observa en estos cultivos.
El valle de San Juan de la Maguana tiene un clima muy
apropiado para la producción de granos de leguminosas y cereales y de hecho
hasta hace poco esta zona fue la principal productora de frijol, guandul y
maíz del país. Lamentablemente, esta capacidad se ha perdido y sólo el pasado
año el país importó más de 800 mil quintales de frijol y un monto superior a
los 200 millones de dólares en maíz.
Es necesario convertir la estación experimental de
Arroyo Loro, en San Juan de la Maguana, en un instrumento de tecnificación de
la agricultura del valle y puerta de entrada de innovaciones para diversificar
y elevar la rentabilidad de los productores.
El cultivo del arroz, base de la seguridad alimentaria
del país, requiere de una capacidad permanente de mejoramiento genético, multiplicación
de semillas, adaptación de nuevas prácticas de cultivo, fertilización, manejo
de agua y secado, por lo que es muy importante que la estación de investigación
Juma, Bonao, permanezca como un centro de experimentación de vanguardia para el
cultivo del arroz.
En el café, el país ha pasado de ser un exportador
importante a importador de este grano. De aproximadamente 900 mil quintales
anuales que se producían en promedio en la década pasada, en los últimos dos
años apenas se produjeron menos de 300 mil quintales, viéndose el país obligado
a importar este grano para poder satisfacer su demanda interna.
La estación experimental localizada en la Cumbre,
Puerto Plata, deber ser rehabilitada para generar respuestas a los problemas
que enfrentan los productores de café, así como para probar y multiplicar
variedades mejoradas de mayor rendimiento y resistencia a la roya, con las
cuales reponer las viejas plantaciones susceptibles a las plagas y enfermedades
que han estado afectando el cultivo en los últimos tiempos.
El cultivo de tomate industrial ha estado en los
últimos tres años sometido a severos ataques de plagas y enfermedades que han
afectado notablemente la productividad del cultivo y arruinado la economía de
los pequeños productores que se dedican a la siembra de este rubro en la zona
de Azua. Por ello, es de vital importancia que el Centro de Investigaciones
Aplicadas a Zonas Áridas (CIAZA), localizado en el Valle de Azua, recupere la
capacidad de trabajar en la búsqueda de respuestas a los problemas
que enfrentan los productores de este cultivo y otros, como es el cultivo del
plátano en la zona de influencia del canal Yaque del Sur.
También, para la producción de vegetales orientales y
la agricultura de invernaderos, se necesita la generación de investigación
especializada, ya que los mercados hacia donde van dirigidos estos productos
son muy exigentes en cuanto al manejo de los residuos de pesticidas y la
inocuidad de los mismos.
En cuanto a la ganadería de leche y carne, debido a
que su producción está en manos, principalmente, de pequeños y medianos
ganaderos, el avance y desarrollo de este sector requiere del auxilio estatal
más que ningún otro. Para elevar la productividad de la actividad
pecuaria, el país necesita trabajar en el mejoramiento genético, la mejora de
pastos y los sistemas de alimentación del ganado, así como el control
sanitario, para lo cual, tantoel Centro de Investigaciones Agropecuarias, con su
sede central en el Km. 25 de la autopista Duarte, como el Centro de
Reproducción Caprina, ubicado en la comunidad Las Tablas, Bani, deben dotarse
de la capacidad de generar tecnologías y conocimientos aplicados a la ganadería
del país.
Señor Presidente, este es un momento oportuno para dar
un giro al estado en que se encuentra la investigación agropecuaria en el país.
El primer paso en este sentido es apoyar con recursos económicos y técnicos los
centros que integran el sistema nacional de investigación, para poner a estos
en capacidad de generar y validar soluciones tecnológicas a los problemas que
enfrenta la agricultura.
La inversión pública del país en investigación
agropecuaria, en los últimos 10 años, apenas alcanza menos de 250 millones de
pesos, es decir, aproximadamente 5 millones de dólares al año. Con estos
niveles de inversión, es casi imposible, impulsar condiciones de competitividad
equiparable al de las naciones con las cuales compite nuestra producción en los
mercados internacionales.
Aquellos países con sistemas agrícolas altamente
desarrollados y competitivos, como son Israel, Japón, los Estados
Unidos, España y Chile, entre otros, se caracterizan por dedicar montos
significativos de inversión a la investigación y experimentación agropecuaria.
Señor Presidente, estoy convencido que la
inversión,así como los recursos dedicados a la investigación y a la creación de
conocimientos aplicados a la agricultura, tienen el más alto retorno económico
y social;son la mejor contribución que se puede hacer para garantizar la
seguridad alimentaria; y constituyen una fuente confiable de generación de
divisas y promoción de la sostenibilidad medioambiental.
Con la seguridad de que estas reflexiones recibirán su
oportuna atención, le saludo con sentimiento de mi más alta consideración,
Muy atentamente,
Hipólito Mejía
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