¿Reencarnaron Bosch y Peña Gómez en Danilo y Miguelito?
¿Se abrazó ahora el PLD de Bosch, que salió de PRD, al PRD de
Peña Gómez?
Narciso Isa Conde (Opinión) |
Confieso que el reparto infame entre el partido de gobierno y
los restos del PRD, clara expresión de la putrefacción del sistema de partido,
me resulta mucho más asqueante al leer y escuchar las falacias y manipulaciones
mediáticas vertidas sobre el llamado Acuerdo por un Gobierno Compartido (disque
de Unidad Nacional), firmado entre Danilo Medina y Miguel Vargas.
Pero nada debe sorprendernos de esta lumpen clase
política-empresarial y sus vocerías.
· HISTORIA E INVOLUCIONES.
El PRD de Bosch no fue simplemente una
sigla, no lo fue tampoco el que compartieron juntos y luego fraccionaron ambos
líderes. Ni el que luego encabezara hasta su fallecimiento José Francisco Peña
Gómez.
Hablamos de una gran corriente que amalgamaba una gran
diversidad de fuerzas sociales. De una avalancha político-social-cultural
diferenciada del trujillismo y
neo-trujillismo balaguerista, convertida
–no sin inflexiones, fluctuaciones numéricas temporales y degradaciones éticas significativas y
persistentes- en el principal partido electoral del país a lo largo de medio
siglo. Mezcla de liberalismo, nacionalismo, socialdemocracia,
latino-americanismo y populismo reformador.
Incluso el PRD sin Peña, antes de su reciente división/
implosión protagonizada, entre otros, por los dirigentes clientelistas Hipólito
Mejía y Miguel Vargas Maldonado, y por las diversas facciones agrupadas en
ambos bandos –aunque ya sensiblemente corrompido y pervertido políticamente en
sus estructuras de mando- era una gran fuerza que competía por el primer lugar
electoral con el PLD y, posiblemente, trampas a un lado, lo superaba.
Vale decir que la degradación moral, política, ideológica,
organizativa de ese enorme partido se inicia en vida de Gómez y se expande y
profundiza después de su fallecimiento.
Algo parecido –guardando distancia respecto a lo específico y
diferenciado en ambos partidos y ambas figuras políticas- pasó en el PLD;
dónde, claro está, las responsabilidades personales son distintas, dado que la
degeneración cualitativa del partido morado se inicia cuando ya el profesor
Bosch entraba en su decadencia físico-biológica y cuando ya el PRD se había
corrompido y neo-liberalizado a nivel de dirección hasta el tuétano.
No hay dudas de que sin ambos mentores, sin liderazgos
nacionales e internacionales tan fuertes y respetables, sin árbitros internos determinantes,
ambos partidos, con un mismo origen pero con tiempos, trayectorias y giros
políticos diferenciados, fueron presas más fáciles de la perversidad
balaguerista y de la ola neoliberal que aceleradamente privatizó, comercializó
y corrompió en dimensiones inéditas la política aquí y en todo el mundo.
Esa mezcla diabólica los infectó en gran escala… y mientras
más crecían electoralmente, o más
ejercían funciones de gobierno y Estado,
más se parecerían al balaguerismo, más tutelados estaban por las partidocracias
y tecnocracias neo-liberalizadas y por la lumpen burguesía de viejo y nuevo cuño,
y más conservadurismos y degradación moral exhibían…
…Hasta convertirse en compañías por acciones, despojarse sus
cúpulas del menor escrúpulo, convertir el escenario electoral en mercados,
fraccionarse a su interior en bandas de accionistas, manejar el Estado como
patrimonio personal y grupal de quienes lo administran; convertir el
territorio, el suelo, el subsuelo y el sobresuelo en botín de políticos, generales,
transnacionales y burgueses favoritos.
…Hasta convertir el tripartidismo y el bipartidismo en oligopolio
y el unipartismo en monopolio de Estado, que concurren a un mercado político
viciado, gansterizado, mediáticamente controlado, en el que la ciudadanía es
tratada como clientela y el resto de los grupos políticos “reconocidos” son
asumidos como “colitas” compradas o “adornos” de una democracia inexistente.
En ese proceso es que se han formado engendros como el El
Querido, FÉLIX Bautista, Leonel Almonte, El Chino, Boció, Miguel Vargas…cada
uno en su “clase” y otros “más peores” pero de clase más alta o más blanca o
blanqueada. Corrupción empresarial y narco-corrupción incluidas.
Así por momentos sorprendían a muchos espectadores y
acompañantes ingenuos las mutaciones degenerativas de los Jorge Blanco,
Michelen, Hipólito, Leonel y sus ladroneles, Danilo, Roberto Rosario, Ray
Guevara, Pared Pérez… pensando que tales
calañas solo eran propias del
balaguerismo y sus alimañas.
·
NO ES CUESTIÓN DE SIGLAS NI DE NOMBRES.
Miguel Vargas y Asociados, es decir,
el grupo de accionistas que conformó al
interior del PRD sin Peña esa empresa “suis generis”, se han convertido en una
pequeña sucursal muy rentable para sus administradores, adquirida por el
Departamento de Sobornos de la cúpula del PLD, que le ayudó -junto a la
pusilanimidad de una parte de las claques perredeístas que hoy dirigen el PRM-
a robarse las tres letras del PRD, su matrícula electoral, la casilla número
uno de la boleta electoral (vacía de votos) y su asignación multimillonaria, para ponerla al
servicio de un negocio compartido de manera muy desigual.
Esa empresa política
es solo una de las expresiones más degradada, descarada y facinerosa del
proceso de putrefacción ascendente del sistema político partidista; fenómeno
degenerativo no agotado en el quehacer perverso del PLD de estos tiempos,
pendientes dinámicas internas parecidas en lo que queda del PRSC y sus
excrecencias, y rebrotes politiqueros en el nuevo periodo que ahora inicia la
parte mayoritaria del PRD sin Peña bajo el nombre de PRM, todos crónicamente
enfermos.
Ni el robo de siglas ni la adopción de nuevas siglas sirven
para revertir procesos degenerativos sistémicos. Tampoco el cambio de mando de
Danilo por Leonel o de Abinader por Hipólito.
En verdad la empresa Miguel Vargas y Asociados, sucursal del
monopolio estatal PLD, nada tiene que ver en fuerza y contenido -más allá de su
remoto y renegado origen y de sus siglas- con el PRD de Bosch.
Tampoco con el PRD de
Peña y Bosch. Ni con el PRD de Peña. Ambos con olor a abril 65 y a Constitución
del 63, aun fuera atenuandose.
Ni siquiera -en cuanto
a peso electoral- con lo que representó el PRD sin Peña, que Miguelito y
comparsa compartieron con las facciones de Hipólito y Abinader. Por sí solo no
pasaría ya del 3% de los votantes frente a más del 40% que representó en
comicios pasados. Y sumará poquito vendiendo a precio alto el apoyo a la espuria
reforma constitucional pro re-postulación-reelección presidencial.
Ese tumor en descomposición, esa escoria, se autonomizó del
cuerpo del PRD para primero servirle y luego subordinarse al plan continuista
de la dictadura pelediana, a cambio de muchos millones y algunas cuotitas de
poder, y a costa de su casi extinción electoral.
Otros tumores y
variadas escorias asechan al resto del cuerpo perredeísta, que se quedó con
dirigentes carentes de agallas y de determinación para enfrentar y desafiar la
dictadura morada y arrebatarles sus siglas originales a los impostores; optando
en cambio por aceptar pasivamente el sistema fraudulento, por llamarse
PRModerno e intentar recuperar fuerza electoral en condiciones muy desventajosa
y sin propuestas transformadoras.
De su parte, el PLD de hoy es gran medida la negación del
partido que fundó Juan Bosch: es una maquinaria electoral corrompida y
corruptora, plagada de pandillas que se enriquecen politiquiando; mientras
Leonel y Danilo representan lo contrario a
los ideales de liberación, justicia social y honestidad de su líder
fundador, convertidos en los nuevos jefes de impunidad, la simulación, el
entreguismo, la inequidad social, el capitalismo neoliberal y el bandidaje
político y empresarial.
Y si grotesco y falaz es presentar el soborno, la prevaricación, el
reciente reparto infame entre el reeleccionismo peledeísta y la empresa MIGUEL
VARGAS Y ASOCIADOS, como el gran “reencuentro entre aquel PLD y aquel PRD”,
“entre Bosch y Peña Gómez”, mucho peor es que en gran proporción medios
comunicación, opinadores, analistas, empresarios, periodistas, políticos e
intelectuales de diversas tendencias se estén prestando a encubrir, dorar o
minimizar la podredumbre y el cinismo que encierra esa maniobra perversa
adornada dos veces con corbatas azules.
¡Cuánta falta hace la avalancha por una CONSTITUYENTE POPULAR
Y SOBERANA para cambiarlo todo!
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