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Francisco Luciano |
Las conclusiones del politólogo Belarminio
Ramírez de que Leonel Fernández como candidato no garantiza la
victoria del PLD en los comicios de 2016, dada la alta tasa de rechazo que le
atribuyen las encuestas, podrían ser aceptadas como Ley científica, sino fuera
porque la realidad en política es como se construye y no como se atribuye.
¿Qué pasaría?, suponiendo que no sea posible la
repostulación de Danilo Medina y que en un proceso interno en el PLD Leonel
después de decidir aspirar, cosa que no hace aun, resulte candidato y ponga
proa hacia un posible regreso al Palacio Nacional:
¿Se dividirá el PLD por eso? ¿Cuál de los partidos
aliados pasaría al bando contrario para no apoyar a Leonel Fernández?
¿Trabajaría, Danilo Medina para que Leonel pierda o se emplearía a fondo para
que gane?.
¿Ya tiene Belarminio al candidato que encabezara la
oposición? ¿Ya unifico la oposición en torno a un candidato único? ¿Puede
Belarminio o alguien más, garantizar que eso suceda?
Dentro de los posibles candidatos opositores
¿Cual puede presentar más realizaciones en favor del pueblo dominicano que
Leonel Fernández? ¿Olvida el politólogo que las encuestas son la
fotografía del instante en que se recoge la opinión?
¿Si nos hubiésemos llevado de las encuestas a 11 meses
de las elecciones del 2012, tenía Danilo alguna posibilidad de derrotar a
Hipólito Mejía?
¿Olvidó Belarminio que los hallazgos de las
encuestas, bien pueden usarse para enfocar mejor las acciones a
tomar? Considerar irreversible una situación que atañe a Leonel
Fernández, es asumir que Leonel es tonto y eso no lo cree ni el rey
de los tarupidos, ni el soberano de los estupidotas.
Los que estando cercanos al litoral del PLD y no
quieren a Leonel, debieran emplear otros argumentos para hacerle desistir,
en caso de que fuese su deseo retornar a Palacio.
Mejor
argumento seria tratar de convencer a Leonel de que el PLD no tiene
amenaza para 2016, dado el cuadro disperso y anémico de una oposición que
se encuentra desarticulada y desorientada ante el éxito del gobierno de
Danilo y por las propias ambiciones y diferencias entre ellos.
El esfuerzo de los opositores internos a una nueva
postulación de Leonel debe radicar, no en descalificarlo, sino en apreciarlo,
convenciéndolo de que no es imperioso un nuevo sacrificio suyo porque el PLD
gana como quiera.
Persuadirlo de que su Partido de la Liberación
Dominicana gana con cualquiera y que su mejor aporte sería dar paso al
tercer presidente de la fábrica que aspira se convierta el PLD,
puede ayudar más a los deseos de quienes por H o por R se le oponen o no creen
sensato un nuevo mandato suyo. Pero decirle que es el peor
candidato o que no garantiza ganar, cuando todos sabemos que no es así, es
picarle el amor propio e impulsarlo a provocar vientos huracanados de
proporciones nunca antes sentidos en la política vernácula.
Tratar de echarlo, de acosarlo o de humillarlo, no es
correcto. Conocedores de sus capacidades, talentos y recursos de
inteligencia, así como del alto control que posee de sus emociones;
Leonel Fernández sabe que unificado en torno suyo o a cualquiera de sus
compañeros, el PLD es invencible. Leonel sabe que si finalmente se
decide, solo Danilo podría crearle una situación incómoda, pero sabe también
que Danilo lo apoyará con todas las consecuencias, frente a quien
postule la oposición.
Sin Danilo y sin Leonel de candidato el PLD
tendría que recurrir a colocar sobre los hombros de Francisco Javier, Reynaldo
Pered, Radhamez Segura o Temístocles la tarea de obtener la cuarta
presidencia consecutiva. En cualquier caso habrá que contar con los
servicios de Leonel y de Danilo, para ganar.
El tiempo, tirano cruel e implacable será testigo del
devenir. Los hechos, tozudos y crueles despejaran todas las
conjeturas. El tiempo y los hechos dejaran al descubierto cada eslabón de
esta madeja envolvente. ¡Paciencia, pues!
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