Narciso Isa Conde (Opinión) |
El plan
oficial de entrampamiento y postergación del proyecto de la ley que declararía
a Miranda Parque Nacional, y especialmente el empeño del presidente Medina de
que éste no pasara al Palacio Nacional para no verse comprometido
a opinar y decidir, ha comenzado a producir efectos políticos no deseados y
contrarios al interés presidencial.
Esa situación
congresual ha comenzado a evidenciar al poder político que manipula por detrás
el CONGRESO NACIONAL: al propio Danilo Medina, su pacto en ese tema con Leonel
Fernández y la influencia determinante de ambos jefes en el silente y perverso
Comité Político del PLD y al interior del Bloque de Diputados que ejecutó ese bloqueo
político aceitado con el oro corruptor de FALCONDO XSTRATA NIQUEL.
Danilo quiso
que la pelota siguiera rebotando en ambas cámaras, pero en realidad la
inteligencia popular se la está enviando paso paso a su Despacho; mientras las
luchas ya apuntan en esa dirección, demandando una definición del Poder
Ejecutivo y del partido de gobierno y aliados.
El Campamento
Loma Miranda unánimemente ha señalado al Presidente Medina, quien cuenta con la
mayoría en el Comité Político del PLD, como principal responsable político de
esa obstrucción y principal aliado político de Xstrata-Falcondo y las mineras
transnacionales. La visita del vice Biden de EEUU reforzó esa actitud
resistente del presidente y del cohollo peledeísta.
Así las
cosas, el tema Loma Miranda ha comenzado a quemar lentamente a Danilo, a
quitarle ciertas máscaras, a desinflarle poco a poco su artificial burbuja de
popularidad; y bien podría, si continua actuando como la “gatita de María
Ramos”, provocar su desplome. De esa manera opera el contrapoder de un pueblo
apoderado de una firme y justa convicción.
Esos hechos
ponen de manifiesto como este formidable movimiento político-social viene
creando un contra-poder alternativo frente a un Estado y un sistema político
dominante en crisis.
Así lo nuevo
y diferente ha comenzado a surgir y a crecer inconteniblemente.
Y lo nuevo no
es ni el PRD-MAYORITARIO ni la CONVERGENCIA. Eso es más de lo mismo, con
ciertos adornos y algunas readecuaciones.
Eso es más
partidismo tradicional, separado del gran movimiento
político-social-cultural-ambiental en gestación.
Es
electoralismo vacuo frente una dictadura institucionalizada que les ha cerrado
el paso a ellos mismos, sin que se atrevan a confrontarla y a echarla abajo con
el pueblo en las calles, como cada vez se torna más necesario.
Eso es
competencia primaria entre Hipólito y Abinader, entre variantes del
conservadurismo, plagado de las viejas prácticas clientelistas y de recientes
corruptelas, conectado a sectores del gran capital y a la globalización
neoliberal; penosamente apoyado por ciertas “izquierdas”, que no actúan electoralmente como tales.
Y eso también
tumba máscaras pintadas de oposición y reta a la sociedad –especialmente a su
parte más consiente- a crear lo realmente lo diferente…
A crearlo
desde la falda de Miranda y desde su defensa a muerte, desde el combate al
eco-genocidio de la Barrick, la impugnación de la impunidad, las alternativas
al colapso del sistema de salud, el enfrentamiento a la criminalidad
policial y a los efectos empobrecedores de los paquetazos y pactos
neoliberales… el reclamo de destitución de la JCE y las “Altas” Cortes y la
propuesta de Constituyente Popular y Soberana.
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