A Pleno Sol
Manuel Hernádez Villeta (Opinión) |
Duarte es el
idealista, el forjador de la idea progresista y nacionalista de fundar
una república libre, soberana e independiente. Duarte demostró que por encima
de la acción, debe existir el ideal. Pero su pensamiento hoy
es letra muerta.
Duarte es un
nombre gracioso para desempolvarlo todos los años, y levantar su ideal, en el
cual la mayoría no cree, no lo cumple, y mucho menos lucha por él.
Estamos a
pasos agigantados perdiendo la fe en los principios, en los ideales, en una
República Dominicana que nunca debe perecer, y que debe estar por encima de las
apetencias de turno.
A pesar de
los años transcurridos, las ideas de Duarte no son producto de una coyuntura
inmediata, sino un memorial de como los hombres deben vivir en libertad y
concertación. Todo está por hacer, a Duarte no solo se le debe levantar el
nombre una vez al año.
Los parques,
las casas, los homenajes son acciones de un día, para conseguir los titulares
de los medios informativos. Son hechos que se olvidan por la nueva noticia, y
todo sigue igual.
Para levantar
el ideal duartiano hay que luchar por mejorar las condiciones de vida de la
mayoría de los dominicanos. Hay que sentirse horrorizado por la desigual
distribución de las riquezas, y ver que cientos de dominicanos, sobre todo
niños y ancianos, mueren de desnutrición y enfermedades sin tratamientos.
Hablar de
Duarte, es tener que ver esa triste realidad en que viven los dominicanos.
Duarte puede ser un Cristo de la Libertad, pero también los hombres de hoy
tienen que abrir a los dominicanos la compuerta de la justa distribución de las
riquezas.
La
democracia es una palabra hueca, sin calor ni sabor, si en su seno está ausente
la justicia social, el establecimiento de una justa política de asistencia
sanitaria, la creación masiva de empleos, la educación como eje y meta para
todos.
Como hablar
de democracia, y poner a Duarte como su primer mentor, cuando volteamos la cara
ante los moradores de los barrios miserables de las grandes ciudades, y el
campo solo es terreno ideal de vida para los grandes consorcios
agro-industriales.
Antes que
las ofrendas florales, hay que rescatar a Duarte, mejorando las condiciones de
vida de todos los dominicanos.
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