Politica, economía

lunes, enero 27, 2014

Duarte, el olvidado



A Pleno Sol

Manuel Hernádez Villeta (Opinión)
Duarte es el idealista, el forjador  de la idea progresista y nacionalista de fundar una república libre, soberana e independiente. Duarte demostró que por encima de la acción, debe existir el ideal. Pero su pensamiento    hoy es letra muerta.

Duarte es un nombre gracioso para desempolvarlo todos los años, y levantar su ideal, en el cual la mayoría no cree, no lo cumple, y mucho menos lucha por él.

Estamos a pasos agigantados perdiendo la fe en los principios, en los ideales, en una República Dominicana que nunca debe perecer, y que debe estar por encima de las apetencias de turno.

A pesar de los años transcurridos, las ideas de Duarte no son producto de una coyuntura inmediata, sino  un memorial de como los hombres deben vivir en libertad y concertación. Todo está por hacer, a Duarte no solo se le debe levantar el nombre una vez al año.

Los parques, las casas, los homenajes son acciones de un día, para conseguir los titulares de los medios informativos. Son hechos que se olvidan por la nueva noticia, y todo sigue igual.

Para levantar el ideal duartiano hay que luchar por mejorar las condiciones de vida de la mayoría de los dominicanos. Hay que sentirse horrorizado por la desigual distribución de las riquezas, y ver que cientos de dominicanos, sobre todo niños y ancianos, mueren de desnutrición y enfermedades sin tratamientos.

Hablar de Duarte, es tener que ver esa triste realidad en que viven los dominicanos. Duarte puede ser un Cristo de la Libertad, pero también los hombres de hoy tienen que abrir a los dominicanos la compuerta de la justa distribución de las riquezas.

La democracia es una palabra hueca, sin calor ni sabor, si en su seno está ausente la justicia social, el establecimiento de una justa política de asistencia sanitaria, la creación masiva de empleos, la educación como eje y meta para todos.

Como hablar de democracia, y poner a Duarte como su primer mentor, cuando volteamos la cara ante los moradores de los barrios miserables de las grandes ciudades, y el campo solo es terreno ideal de vida para los grandes consorcios agro-industriales.

Antes que las ofrendas florales, hay que rescatar a Duarte, mejorando las condiciones de vida de todos los dominicanos.

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