Politica, economía

lunes, julio 29, 2013

Renovación y cambio para el bienestar



Por Francisco Luciano

Francisco Luciano (Opinión)
Desde el momento de su fundación el Partido de los Trabajadores Dominicanos se propuso como meta alcanzar el poder político de la nación para desde el, realizar las transformaciones que fueren necesarias a los fines de superar un conjunto de carencias que ha padecido y padece el pueblo dominicano y que se evidencian en la exclusión social que a consecuencia de la inequitativa distribución de la renta nacional padece la mayoría de nuestra población.

Plantearse la equidad con base en la inclusión social tiene como significado el alto compromiso de horizontalizar el ingreso nacional haciendo que cada familia reciba lo necesario para suplir sus necesidades y ya no solo las de alimentación, educación, salud y techo digno, sino también la del acceso a la información, la recreación y al disfrute.

Hemos sufrido una verdadera revolución en cuanto a la cobertura  de las comunicaciones y  cobertura de la educación formal, tanto en los niveles básicos  e intermedios como en el superior, baste decir que para 1976 el país contaba con apenas tres universidades, mientras que en la actualidad las instituciones de educación suprior sobrepasan las cuarenta.

El parque vehicular del país, el crecimiento vertical de las más  importantes ciudades como Santo Domingo y Santiago de los Caballeros evidencian un cambio drástico del paisaje urbanístico que sumado a las grandes plazas y centros comerciales denuncian la expansión de la economía local.

El país radial además de haber multiplicado por mil la cantidad de emisoras y programas independientes, ha pasado a ser  de las televisoras y de la comunicación en línea.

No obstantes los cambios explicados, le República Dominicana continua con elevados  niveles de pobreza y con una gran cantidad de exiliados económicos  enclavados mayoritariamente en los Estados Unidos y Europa, aunque es justo reconocer que se ha ensanchado la clase media ya que hoy buena parte de la población tiene acceso a bienes de consumo impensables para los años setentas.

La informalidad de la economía todavía es predominante en el país y el motoconcho como medio de transporte de pasajeros es una muestra fehaciente de dicho fenómeno. La economía continúa fundamentándose en la prestación de servicios y aun distamos de convertirnos en un país verdaderamente productivo con capacidad de exportación a gran escala, pese a la gran potencialidad y fertilidad  agrícola de nuestros suelos.

Persiste un gran contraste en los principales centros urbanos donde se combinan altas torres en espacios residenciales con  barrios marginados y arrabalizadas, justo es reconocer que ha mejorado la calidad de las  viviendas  en sentido general si las comparamos con las de los años setentas (ahora son de cemento en su mayoría y eran de madera, cartón  y zinc), y de igual manera el asfalto cubre más calles en los barrios y residenciales de nuestras principales ciudades, así como en la zona rural. La electricidad sigue siendo cara y precaria.

La sociedad dominicana conserva una amplia brecha entre ricos y pobres donde los primeros tienen la capacidad de alcanzar lo que parece inalcanzable y  a los pobres se les hace imposible alcanzar lo elemental. 

De ahí que el Partido de los Trabajadores se reafirme como un partido que busca alcanzar el poder político para desde él contribuir a impulsar los cambios sociales , económicos  y políticos que permitan avanzar a mayor velocidad  para cerrar la brecha de inequidad social, bajo la premisa de que lo que tenemos que hacer es ponerle piso a la pobreza sin limitar la generación de la riqueza y  en el entendido  de que la gente tiene derecho al disfrute del bienestar bien ganado conforme la ética social del trabajo y la honestidad.

Como  se puede apreciar en estos y muchos otros ejemplos, la realidad social dominicana  de hoy, dista mucho de la que teníamos a final de los años setentas cuando un grupo de arrojados hombres y mujeres fundó nuestro partido, por lo que esa nueva realidad nos obliga a la adecuación de nuestros métodos de trabajo, específicamente en lo referente al trabajo organizativo, educativo y comunicacional,  pues ya no es suficiente con el volante, el afiche o la guagua anunciadora, o con la simple nota de prensa que se enviaba a los dos o tres noticieros y enteraban a una gran parte de la población de nuestras opiniones, ahora es preciso incorporar las nuevas herramientas y pasar de la tarima al ipac y al celular, haciendo uso de las redes sociales en línea.

El volante es mejor repartirlo en la  parada del autobús o de la boca del metro, si queremos ser efectivo y eficiente en la labor de divulgación de nuestras ideas impresas y recordar que veinte minutos de televisión difunden un mensaje de manera más rápida y certera que un millón de afiches.

Los hombres y mujeres del Partido de los Trabajadores  no predicamos la  reproducción de  la pobreza,  más nos esforzamos porque la gente tenga acceso a las riquezas basándose en la producción y distribución de las mismas con la instauración de un régimen donde impere la equidad y la justicia social.  Un régimen donde los derechos se garanticen con el cumplimiento del deber y viceversa.

Hacia el afianzamiento de esos postulados conducimos nuestros pasos y los esfuerzos de nuestro octavo congreso. De este congreso saldremos renovados en la vocación digna y patriótica de contribuir a la felicidad de nuestro pueblo de todo corazón, reforzaremos las fuerzas de nuestras ideas redentoras paras seguir el camino de hacer mayores aportes a la construcción de una sociedad con mas bienestar para todos y todas.

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