Por
Francisco Luciano
Francisco Luciano (Opinión) |
Desde el
momento de su fundación el Partido de los Trabajadores Dominicanos se propuso
como meta alcanzar el poder político de la nación para desde el, realizar las
transformaciones que fueren necesarias a los fines de superar un conjunto de
carencias que ha padecido y padece el pueblo dominicano y que se evidencian en
la exclusión social que a consecuencia de la inequitativa distribución de la
renta nacional padece la mayoría de nuestra población.
Plantearse
la equidad con base en la inclusión social tiene como significado el alto
compromiso de horizontalizar el ingreso nacional haciendo que cada familia
reciba lo necesario para suplir sus necesidades y ya no solo las de
alimentación, educación, salud y techo digno, sino también la del acceso a la
información, la recreación y al disfrute.
Hemos
sufrido una verdadera revolución en cuanto a la cobertura de las
comunicaciones y cobertura de la educación formal, tanto en los niveles
básicos e intermedios como en el superior, baste decir que para 1976 el
país contaba con apenas tres universidades, mientras que en la actualidad las
instituciones de educación suprior sobrepasan las cuarenta.
El parque
vehicular del país, el crecimiento vertical de las más importantes
ciudades como Santo Domingo y Santiago de los Caballeros evidencian un cambio
drástico del paisaje urbanístico que sumado a las grandes plazas y centros
comerciales denuncian la expansión de la economía local.
El país
radial además de haber multiplicado por mil la cantidad de emisoras y programas
independientes, ha pasado a ser de las televisoras y de la comunicación
en línea.
No obstantes
los cambios explicados, le República Dominicana continua con elevados
niveles de pobreza y con una gran cantidad de exiliados económicos
enclavados mayoritariamente en los Estados Unidos y Europa, aunque es justo
reconocer que se ha ensanchado la clase media ya que hoy buena parte de la
población tiene acceso a bienes de consumo impensables para los años setentas.
La
informalidad de la economía todavía es predominante en el país y el motoconcho
como medio de transporte de pasajeros es una muestra fehaciente de dicho
fenómeno. La economía continúa fundamentándose en la prestación de servicios y
aun distamos de convertirnos en un país verdaderamente productivo con capacidad
de exportación a gran escala, pese a la gran potencialidad y fertilidad
agrícola de nuestros suelos.
Persiste un
gran contraste en los principales centros urbanos donde se combinan altas
torres en espacios residenciales con barrios marginados y arrabalizadas,
justo es reconocer que ha mejorado la calidad de las viviendas en
sentido general si las comparamos con las de los años setentas (ahora son de
cemento en su mayoría y eran de madera, cartón y zinc), y de igual manera
el asfalto cubre más calles en los barrios y residenciales de nuestras
principales ciudades, así como en la zona rural. La electricidad sigue siendo
cara y precaria.
La sociedad
dominicana conserva una amplia brecha entre ricos y pobres donde los primeros
tienen la capacidad de alcanzar lo que parece inalcanzable y a los pobres
se les hace imposible alcanzar lo elemental.
De ahí que el Partido de los
Trabajadores se reafirme como un partido que busca alcanzar el poder político para
desde él contribuir a impulsar los cambios sociales , económicos y
políticos que permitan avanzar a mayor velocidad para cerrar la brecha de
inequidad social, bajo la premisa de que lo que tenemos que hacer es ponerle
piso a la pobreza sin limitar la generación de la riqueza y en el
entendido de que la gente tiene derecho al disfrute del bienestar bien
ganado conforme la ética social del trabajo y la honestidad.
Como
se puede apreciar en estos y muchos otros ejemplos, la realidad social
dominicana de hoy, dista mucho de la que teníamos a final de los años
setentas cuando un grupo de arrojados hombres y mujeres fundó nuestro
partido, por lo que esa nueva realidad nos obliga a la adecuación de nuestros
métodos de trabajo, específicamente en lo referente al trabajo organizativo,
educativo y comunicacional, pues ya no es suficiente con el volante, el
afiche o la guagua anunciadora, o con la simple nota de prensa que se enviaba a
los dos o tres noticieros y enteraban a una gran parte de la población de
nuestras opiniones, ahora es preciso incorporar las nuevas herramientas y pasar
de la tarima al ipac y al celular, haciendo uso de las redes sociales en línea.
El
volante es mejor repartirlo en la parada del autobús o de la boca del
metro, si queremos ser efectivo y eficiente en la labor de divulgación de
nuestras ideas impresas y recordar que veinte minutos de televisión difunden un
mensaje de manera más rápida y certera que un millón de afiches.
Los
hombres y mujeres del Partido de los Trabajadores no predicamos la
reproducción de la pobreza, más nos esforzamos porque la gente
tenga acceso a las riquezas basándose en la producción y distribución de las
mismas con la instauración de un régimen donde impere la equidad y la justicia
social. Un régimen donde los derechos se garanticen con el cumplimiento
del deber y viceversa.
Hacia el
afianzamiento de esos postulados conducimos nuestros pasos y los esfuerzos de
nuestro octavo congreso. De este congreso saldremos renovados en la vocación
digna y patriótica de contribuir a la felicidad de nuestro pueblo de todo
corazón, reforzaremos las fuerzas de nuestras ideas redentoras paras seguir el
camino de hacer mayores aportes a la construcción de una sociedad con mas
bienestar para todos y todas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario