Denuncia maltrato en el Marcelino Vélez
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Hospital Marcelino Vélez |
SANTO DOMINGO OESTE.- El caso de una
hipoglIcemia severa en un miembro de la familia llevó a una ciudadana a llamar
al 911, que en pocos minutos arribó al lugar de la emergencia para ofrecer un
servicio de asistencia incuestionable, pero la excelencia terminó cuando el
paciente fue llevado al Hospital Marcelino Vélez, donde quienes acuden sufren
desde indiferencia, hasta la lentitud contraproducente, en ocasiones agravadas
por el trato hostil del personal de seguridad, que puede rayar en la violencia.
Cuando la periodista María Acevedo llegó
en la unidad del 911, su familiar ya había sido estabilizado por los primeros
auxilios aplicados por la familia y la pronta medicación del personal que lo
asistió en la ambulancia.
El único punto cuestionable al servicio
del 911 fue la negación a trasladar al paciente a la emergencia del Instituto
Nacional de la Diabetes (INDEN), donde prefería la familia por ser un centro
especializado, en cambio se impuso el Marcelino Vélez por estar más próximo,
aunque la diferencia no es significativa.
Sin embargo, en la emergencia del
Marcelino Vélez vivió lo que tanto se denuncia: Tardanza en la atención de los
pacientes. Solo unas pruebas de laboratorios tardó desde algo más de las 9:00
de la noche cuando fue indicada, hasta las 2:30 de la madrugada cuando se
obtuvieron los resultados, pese a que las mismas fueron validadas por la
licenciada Minersy Feliz a las 12:37, a las 12: 58 y a las 12:59 de la
madrigada.
Como pudo observar en dos ocasiones en
un pasillo usado como extensión de la emergencia un paciente mínimo tiene que
agravarse al punto de convulsionar para generar una rápida asistencia.
Mientras
eso ocurre, los pacientes adoloridos lloran, se quejan, los familiares muestran
por lo bajo su inconformidad y en algunos casos a viva voz se quejan de la
desatención, lo que prolonga sus quebrantos y estadía en el lugar.
A todo esto se suma la incomodidad del
familiar que acompaña a cada enfermo por horas y hasta días en la emergencia.
No disponen ni de asientos, ya que en los mismos es que se asiste a los
enfermos. Se pueden contar con los dedos las camillas.
La seguridad en manos de indolentes
El escándalo que se produce cuando un
paciente o sus familiares reclaman atención altera al resto de los enfermos,
mientras algunos familiares se asoman temerosos a ver qué ocurre. Como sucedió
en un par de ocasiones en la madrugada del pasado fin de semana que forma parte
de este relato.
Cuando un tercer alboroto quebrantó la
tranquilidad de la madrugada, los curiosos que se asomaron al pasillo de la
entrada observaron un hombre ensangrentado tirado en el suelo en la misma
puerta y miembros del Ejército que compones la seguridad tratando de apartar a
quienes se supones familiares del paciente que falleció minutos más tarde.
Los agentes entendían que debían separar
a los acompañantes del herido, que pretendían entrar a la emergencia y no
acataban la orden de que sólo podía ingresar uno de ellos. El ambiente se tornó
ruidoso y sobre el cuerpo del herido que yacía en el piso se escenificó una
trifulca.
En el momento en que unos de los agentes
pretendió descargar una macana sobre los acompañantes del herido, la periodista
que ya había pensado escribir sobre su experiencia en la emergencia del
hospital Marcelino Vélez, entendió que era demasiada violencia y decidió grabar
la escena para complementar su trabajo.
Fue ahí donde unos de los guardias, al
verse grabado dio la orden de quitarle el celular y borrar las imágenes, lo que
se propusieron todos hacer, olvidándose del lío generado en la puerta.
Prepotentes, entre amenazas e improperios, que siguieron aun después de
arrebatar el celular y llevarlo al médico de turno que lo tomó violando la
propiedad privada para, sin ninguna autorización manipularlo, como quedó registrado
en el mismo teléfono que aún seguía grabando.
Uno de los agentes con ínfula de abogado
pretendió dar cátedras de derecho, mismas que junto a sus insultos mantuvo aun
cuando se encontraba con el médico, en momentos en que desconociendo la
tecnología, el grupo creyó haber eliminado tanto el video como las imágenes.
Aunque es una realidad que los
hospitales enfrentan situaciones que pone en riesgo la seguridad del personal
de salud, familiares y pacientes, no se entiende que se recurra a un equipo sin
ninguna preparación para tratar con humanos en situaciones difíciles, más
cuando se trata del dolor físico y emocional que envuelve de una manera u otra
al que busca asistencia hospitalaria.
Mientras todo eso ocurre, sigue en el
abandono la ampliación del hospital, inaugurada por el presidente Danilo Medina
el 14 de junio de 2016 en un acto en el que se detallaron las áreas con que
cuenta la nueva obra en la que el Estado invirtió RD$1,700 millones.
Sin ninguna explicación, a un año y
siete meses de su inauguración, la población desconoce por qué no puede
beneficiarse de la nuevas emergencias para adultos y pediátrica dotadas de 51
camillas, si en la actual no hay condiciones para recibir atenciones dignas;
por qué siguen cerrados los 13 quirófanos de la nueva área de cirugía, las
salas de parto, pre-parto, post-parto y neonatal, cuidados intensivos general y
pediátrico, con sus 15 camas y 19 cunas y por qué si la parte vieja superó su
capacidad para internamientos, no puede estrenar las 54 habitaciones y sus 135
camas nuevas.
Además, mientras el que lleva un
paciente en su vehículo no tiene donde estacionarlo, la abandonada ampliación
cuenta con 200 espacios en dos niveles soterrados. Igualmente esperan equipados
13 quirófanos, los anunciados laboratorios, las dos unidades nuevas de rayos X,
monografías, resonancia magnética, farmacia, sistema de gases medicinales y
sala de espera, entre otras facilidades
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