El quid del asunto
Por Francisco Luciano
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Opinión |
El protagonismo de
instituciones que ayer se negaron a incorporar en su oferta académica la
formación de docentes, estremece la conciencia de quienes con determinación
y sacrificios dedicaron sus vidas y esfuerzos institucionales a tan noble
actividad. Hoy es cómodo realizar dicha labor, pues
existen recursos abundantes para financiarla. Ayer solo la antigua
Escuela de Pedagogía de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, UASD, apostó
a que es posible servir una educación pertinente y de calidad en la
República Dominicana.
Por décadas desde las aulas de
la UASD, hemos formado a millares de docentes entre los cuales se
destacan figuras relevantes de la vida nacional. Sin embargo, no podemos
ocultar las deficiencias que acusa la educación preuniversitaria tal y
como evidencian estudios internacionales y las propias quejas de nuestros
docentes, ante el bajo nivel de los estudiantes que acogemos en las
aulas de la Universidad.
Más, eso no debe amilanarnos,
ni puede quitar ímpetu a nuestro compromiso de formar con calidad a los
futuros docentes. Todo lo contrario, es ahora cuando debemos
poner nuestro mayor empeño para demostrar que nuestra superioridad descansa en
los valores fundacionales de la nación dominicana y que
estamos dispuestos a preservarlos por la vía de lo que mejor sabemos
hacer, formar maestros.
Atribuir las fallas de la
educación a un solo causal es erróneo, pues como es sabido la
calidad educativa está sujeta a condiciones multifactoriales, por
tanto no es ocioso experimentar nuevas formas para practicarla. La lógica
prueba que para obtener resultados distintos, se debe correr el
riesgo de realizar las cosas de manera diferente.
Al abordar la
problemática social de cualquier género, debemos tener
presente que si la Universidad Autónoma de Santo Domingo, UASD, como parte
del Sistema Nacional de Educación Superior, Ciencia y Tecnología de la
República Dominicana, no es un fin en sí misma, tampoco pueden serlo ninguna de
sus partes, tomando en cuenta que lo que hará relevante la
labor de la Universidad o a cualquiera de sus unidades funcionales,
no es lo que hacen, ni cómo lo hacen, sino, que lo que hacen, sea
socialmente pertinente para el desarrollo sostenible de la nación.
Por lo que cuestionar la Normativa
09-15, emitida por el CONESCYT que regula la elaboración y desarrollo de los
programas de formación docente en la República Dominicana, así como
cualquier otro texto legal, es un derecho de todo ciudadano
dominicano, consignado en el Art. 49 de la Constitución, ahora bien, lo
trascendente seria probar en cuales aspectos dicha normativa resta
pertinencia o reduce calidad al proceso para la formación de docentes.
Ahí radica el quid del asunto.
Como institución
académica no nos luce ser vanguardia en la resistencia frente al
cambio; y menos después de comprobar que académicos de la UASD,
fueron esenciales en el seno de la comisión que recomendó la
Normativa 09-15, no solo por la calidad de nuestra representación, sino por el
alto porcentaje en la composición de la misma.
Es necesario comprender que
mejorar la calidad de la Educación no depende de mantener una estructura, que
si bien puede existir, debe hacerlo sobre la base de demostrar que es
absolutamente necesaria para cumplir la misión para la cual
fue creada, que no es otra que “garantizar la formación de
docentes con énfasis en el dominio de los contenidos, en metodologías de
enseñanza adecuadas al currículo, en herramientas pedagógicas participativas y
en competencias para el uso de las tecnologías de información y comunicación,
con el propósito de facilitar la continua innovación en los procesos de
enseñanza y aprendizaje”.
El verdadero fundamento es
el debate de carácter académico o científico, lo importante y
nodal, es rebatir un argumento con otro; para poder establecer la razón
lógica y conceptual que hace superior una idea, un proyecto
o a un programa de otro, por tanto el ataque tiene que ser a las
ideas y jamás a las personas.
Las descalificaciones
por nuestra apariencia física, origen social, militancia política o
permanencia prolongada en un puesto de trabajo, nada restan a nuestros
razonamientos respecto al papel de la Universidad frente a la sociedad,
debido a que no son vinculantes con el debate que se viene
realizando en el seno de la Facultad de Ciencias de la Educación, sobre
la idoneidad de la Normativa 09-15.
A quienes se consideran
portadores de la verdad absoluta, puede pasarle como a la ranita del cuento de
Mao Ste Tung, “ella vivía en un estanque y siempre pensó que el cielo
tiene la dimensión de la boca del mismo”.
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