La Constitución
Por Manuel Hernández Villeta/ A Pleno Sol
![]() |
Opinión |
La Constitución
dominicano no ha pasado de ser un libro en la biblioteca de un intelectual, o
un manojo de papeles que tirado en la calle nadie lee ni respeta. De ahí
que nuestros males ancestrales devienen de qué sigue siendo la Constitución un
simple pedazo de papel.
Aunque sea duro
escucharlo y entenderlo, nunca esa Constitución ha pasado de ser un
legajo sin poder. En instantes muy fugaces se levantó el grito de
constitucionalidad o muerte, pero siempre fue ahogado en sangre.
Pedro Santana
fue el primero que utilizó la fuerza del sable para decapitar a la misma
Constitución que promulgó. Un hatero iletrado que su única pasión y compromiso
de lucha era para retornar a la naciente República, a ser una protegida del
imperio español.
Y lo logró,
fusilando a una gran cantidad de patriotas y conculcando las mínimas libertades
públicas y la Soberanía Nacional, en defensa de las cuales el pueblo se lanzó a
la lucha para proclamar la independencia un 27 de Febrero.
Santana no es un personaje
muerto. Vive en los malos dominicanos, los que no tienen fe en nuestro futuro,
los que pisotean nuestra soberanía y son incapaces de cumplir con su cuota por
el desarrollo nacional.
Pero próximo a su
aniversario, la Constitución nacional necesita un nuevo impulso, una
reivindicación histórica, lejos de la sangre derramada y de la demagogia
servil. Hay que sacar a la Constitución de ser un simple pedazo de papel sin
mayor trascendencia. Vive al borde del colapso un país donde la
Constitución es zarandeada de acuerdo al carácter político de un instante
determinado.
Viendo el panorama
de hoy, muchos se dirán que de importancia tiene esa Constitución, que fue
manejada al capricho de los gobernantes. Hay que recordar que una cosa son las
capas burguesas y adineradas dominicanas, y otra el pueblo sencillo, hambriento
y desamparado.
Hace más de 50
años los dominicanos se alzaron en armas en defensa de la Constitución. La
Carta Magna fue herida de muerte por un Golpe de Estado, que abortó el
nacimiento de la democracia dominicana. La revolución de vino en la
intervención militar norteamericana.
La sangre derramada
en abril del 65 es una buena demostración de hacia dónde va el pueblo
dominicano cuando se le cercenan sus libertades, su vivir en democracia y su
deseo y esperanzas de un mundo mejor.. Vamos a rescatar la Constitución, que no
sea un simple pedazo de papel, sino el alma y corazón de todos los
dominicanos. Por desgracia, pocos la leen y menos la respetan. ¡Ay!, se me
acabó la tinta.
Comentarios