Pacto eléctrico
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Francisco Luciano, (Opinión) |
Danilo Medina centro su propuesta
electoral en el compromiso de impulsar tres grandes pactos necesarios para
encontrar el debido consenso que nos lleve a resolver los problemas de
Educación, Eléctrico y Fiscal, en el mediano y largo plazo.
El Pacto por la educación fue firmado
por el gobierno, la sociedad civil, el empresariado y una buena parte de la
clase política y quiérase o no, se ha cumplido con el mandato constitucional de
asignar el 4% del Producto Interno Bruto para su financiamiento.
Se ha logrado atacar el analfabetismo
con éxito. Avanzar en la construcción y equipamiento de la
infraestructura educativa fundamentalmente en la construcción
escuelas. Se ha implementado y continúa en crecimiento la
tanda extendida. Mejora la calidad y cobertura de la alimentación en las
escuelas. Los salarios de los docentes han mejorado, aunque
tímidamente. Se ejecutan programas de capacitación a maestros y se ha
venido privilegiando las exigencias de calidad a los maestros y
maestras de nuevo ingreso por encima de cualquier otra condicionante.
Faltan ajustes y hasta información, pero el pacto por la educación es un hecho
que corresponde a la sociedad que se organizó tras la exigencia del 4%, vigilar
y exigir que su cumplimiento.
Actualmente se encuentra abierta la
discusión sobre el tema eléctrico que deberá arrojar un consenso entre el
gobierno, el sector eléctrico en sus diversas facetas de generación,
distribución y comercialización, así como la sociedad civil para dejar resuelto
el camino hacia la solución definitiva del mismo.
El pacto tendrá que determinar cómo
se garantizará el servicio de energía de manera estable y a precios
razonables.
Deberá definir el papel regulador e
interventor del estado, pues mientras para los capitales privados se trata de
un negocio donde buscar mayor lucro, para el estado se trata
de un servicio estratégico., cuya fallas y carencias afectan la
producción, alteran la economía y la paz social, por lo que deberá
establecer la focalización del subsidio hacia los sectores más vulnerables, a
la vez que defina los márgenes de beneficios en la
comercialización, así como las responsabilidades y penalidades ante los
incumplimientos, tanto del gobierno como del sector empresarial y bajo
ningún concepto podrá imponer pago por plantas apagadas.
Lo ideal sería establecer un parque
eléctrico de libre generación a los fines de propiciar un mercado de
ofertas que compitan en función de sus precios. Establecer a
quienes corresponde la responsabilidad del mantenimiento a las redes de
distribución y los tiempos en que deberán realzarse las mismas.
El pacto eléctrico no puede incluir
privilegios para sector alguno y deberá dejar bien claro la incompatibilidad
para participar en la dirección de las empresas distribuidoras,
reguladoras o de distribución en representación del Estado a personas,
familias de personas o relacionados de personas o grupos
ligadas al negocio.
Alcanzar el pacto eléctrico, es una
meta política de la actual administración gubernamental y si bien es cierto que
para alcanzarla debe poner todo su empeño, lo recomendable es no hacerlo
sobre la base de concesiones parecidas a las del denominado Acuerdo
de Madrid, tomando en cuenta parece que el pacto fiscal no encontrará cristalización
durante el presente cuatrienio y que tendrá que ser aplazado para más adelante.
El autor es catedrático universitario
y dirigente del PTD.
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