Cambios institucionale
A Pleno Sol
![]() |
Manuel Hernández Villeta (Opinión) |
La campaña electoral que
desde ya comienza a sacar cabezas tendrá como temas puntales el
narcotráfico, la corrupción y los ilegales haitianos. Todo eso está bien, pero
hasta ahora mismo nadie levanta un programa de gobierno a desarrollar en cuatro
años.
Nadie le ha preguntado a
las grandes masas hambreadas, y a sectores de clase media atormentados por la
crisis, o a empresarios a punto de cerrar sus negocios, si los temas
principales de la agenda dominicana son la lucha contra el narcotráfico, la
corrupción y los ilegales haitianos.
Da el caso de que hay leyes
y reglamentos bien claro de cuál tiene que ser la lucha para detener y
enfrentar el narcotráifco. En todo caso fallarían los hombres y mujeres
encargados de llevar a cabo ese programa, que tiene reglas bien definidas.
Si la justicia dominicana
tiene fallas, es por lo novedoso de un código impuesto por el chovinismo loco,
que quiso hacer modernizaciones a la carrera, o por jueces que no cumplen con
su deber, en donde todo lo que habría que hacer es tomar los correctivos de
rigor.
Los funcionarios o
empresarios que practican actos de corrupción, solo deben ser llevados a los
tribunales, y que se les apliquen las penas convenientes. Puede ser un tema
central de campaña, pero no llena los estómagos de los hambreados.
Solo levantar la bandera de
la lucha contra la corrupción, el narcotráfico y los haitianos no va a
garantizar a ningún partido político un triunfo electoral. Las elecciones
dominicanas son singulares, porque están plagadas de manos que esperan.
Las teorías políticas
importadas mueren aquí sin lograr sus objetivos. Los partidos fallan porque en
su discurso se desconectan del sentir popular, y abrazan lo que a sus oídos les
parece que es una espoleta que con su explosión los va a llevar al Palacio
Nacional.
Hay que modernizar la vida
pública nacional. Llevar a la cárcel a todos los que violen la ley, sea
narcotraficantes, corruptos o vendedores de haitianos. Hay fragilidad en las
estructuras institucionales nacionales cuando estos temas, que deberían estar
superados, son el programa de gobierno de partidos
emergentes opositores.
En vez de remiendos, lo que
hay que cambiar son las instituciones, presentar novedades en cuanto se refiere
a lo que demanda el país ahora, hoy. Los partidos emergentes no pueden tratar
de ser exitosos girando en torno a temas que son periféricos de los
mayoritarios, porque es el sistema total que hay que cambiar.
Además, cuando la justicia
se victimiza con juicios públicos de música y romo, y las penas son un sainete
para reír, se cierran las puertas a los cambios, porque el pueblo percibe que
no vale la pena luchar, porque todo va a seguir igual.
Los cambios son necesarios,
sea de mujeres y hombres que tercien en la política, pero también de
instituciones carcomidas en el vicio, que hace mucho tiempo finalizaron su etapa
de utilidad. Lo malo del cambio, es que nadie está sintonizando en esa onda.
Comentarios