¿Afrancesados o traidores de nuevo cuño?
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Elvi Paredes (Opinión) |
Mientras nuestro Patricio, trabajaba
sin descanso, junto a Juan Nepomuceno Ravelo, uno de los fundadores de la
Sociedad Secreta ´´La Trinitaria´´, afrancesados como Buenaventura Báez y José
María Caminero, calificaban las ideas de Duarte, como ´´peligrosas´´.
Para los afrancesados, el hablar de
la creación de una nación libre e independiente, era una locura, y podría traer
–según ellos-, ´´mayores males a la patria´´, permitiendo que los haitianos
aniquilaran de una vez y para siempre,
los anhelos de independencia de esta parte de la isla.
Para estos, la Independencia Nacional
no sería posible ni viable, sin el apoyo de una potencia extranjera que nos ´´protegiera´´,
a cambio de cederle una porción de nuestro territorio.
Para los afrancesados, llamados así
en alusión a los secretarios, miembros de los Consejos, la burocracia y la
aristocracia española que juraron fidelidad al rey José I, hermano de Napoleón
e impuesto por este, luego de la renuncia
al trono de Fernando VII y Carlos IV.
El termino afrancesado se aplico a
estos funcionarios españoles de forma extensiva, y con el valor de traidor o
colaboracionistas, a todos aquellos que durante la ocupación francesa,
colaboraron con la misma o con la administración del rey José, sin importar que
fuera por interés personal o por la creencia de que el cambio de dinastía
redundaría en la modernización de España.
O sea, los españoles del siglo XVIII
no confiaban en la capacidad de su patria, para lograr su desarrollo y sostener
su independencia.
Estos afrancesados de ayer, al igual
que los afrancesados que enfrentaron a nuestro patricio, en sus ideales
libertarios e independentistas, son los mismos afrancesados de nuevo cuño, -hoy
escudados en funciones públicas, privadas y ONG al servicio de potencias
extranjeras, que no cesan un instante de intrigar en sus pretensiones de
aniquilar a la República Dominicana, como nación libre y soberana.
Pero hoy, al igual que ayer, esos
afrancesados de nuevo cuño, fracasaran y se estrellaran contra la voluntad
férrea de un pueblo que ha sabido ponerse a la altura de la historia,
cuando ha sentido el llamado de la
patria.
Que no se equivoque nadie. La
nacionalidad dominicana NO está a la venta. La nacionalidad dominicana NO se
negocia. La nacionalidad dominicana no
se regala.
Elvi paredes
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