El PTD es un partido en crecimiento



Señor  Radhamés Gómez Pepín
Director de El Nacional
Distinguido Señor Director:

Octavio Estrella (Opinión)
En el Partido de los Trabajadores Dominicanos (PTD) existe un sentimiento de profundo respeto y admiración por usted, por su trayectoria profesional  y su defensa intransigente de los valores de la patria y de las mejores causas del pueblo dominicano.

Por eso fue para nosotros motivo de sorpresa, nada agradable, su Polibroma del 14 de diciembre pasado en la que expresa: “González Espinosa le dejó a Esteban Díaz Jáquez la presidencia de su entelequia política. ¿Le dejará también la dirección de Procomunidad? ¡Sueña, Pilarín!”

Hay dos aspectos a destacar en este comentario.  En primer lugar,  la palabra entelequia,  que para Aristóteles  es toda realidad que ha alcanzado o está en vía de alcanzar su perfección.  Mientras que para Platón “es una deformación de las cosas que  tienen  su realidad verdadera en el mundo de las ideas y que existen de manera distorsionada en el ámbito que pueden ser percibidas mediante los sentidos”.

Pero para el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua la entelequia  es una “entidad fantástica o ficticia”.

El PTD es una entidad política   fundada en 1980,  que tiene presencia organizada  en todo el territorio nacional y entre dominicanos y dominicanas  residentes en Estados Unidos, Puerto Rico, algunas Antillas menores, y en Europa, incluyendo España y Finlandia. (Véanse los resultados electorales por municipio y en el exterior).   Es uno de los pocos partidos políticos del país cuyos organismos, tanto  nacionales como  locales, e internacionales,  se reúnen periódicamente en la forma establecida por sus estatutos; que cada cuatro años celebra su Congreso Nacional  (estamos concluyendo el octavo).  En las elecciones del año 2,000 presentamos candidatura presidencial propia en la persona de José González Espinosa.

A lo largo de sus 33 años el PTD se ha  sostenido más por los esfuerzos  y sacrificios de una militancia que en su mayor parte  proviene de los sectores menos favorecidos, y que cree firmemente en los principios que enarbolamos,  que de los propios  fondos públicos,  y ha  sustentado un conjunto de valores que afortunadamente usted también defiende, tales como la solidaridad, la honestidad, la honradez, y que siempre ha planteado sus puntos de vista ante los principales problemas  del país, con demandas y sugerencias de soluciones,  guiados por el propósito  de defender los intereses nacionales  y de los sectores populares.

¿Son acaso fantásticos y ficticios los cerca de 30 mil ciudadanos y ciudadanas que en los últimos certámenes electorales han depositado sus votos por el PTD,  sin contar los miles que los aliados mayores nos arrebatan en las mismas mesas de votaciones en los momentos de conteos y en los propios organismos electorales en franca comisión de abuso de poder?  También es necesario incluir los sufragios   que el clientelismo usurpa y succiona.  

Estas consideraciones de usted también explican el tratamiento dado a nuestras actividades y declaraciones públicas. En los últimos  ocho meses enviamos a El Nacional unas 32 notas dando cuenta de nuestros puntos de vista y propuestas ante la realidad del país, además de ruedas de prensa y documentos sobre temas  de actualidad, incluyendo los  tratados en nuestro Octavo Congreso.  A la dirección de ese medio no le mereció la atención ¡Ni una sola de esas notas!,  sólo nos mencionan de manera  incidental cuando asistimos a actividades convocadas por otros.

¿Qué tan plural,  democrático y equilibrado puede ser un medio de comunicación a quien las opiniones y actividades de las minorías no le merezcan la más mínima atención? ¿Podemos seguir diciendo que El Nacional es la voz de todos?

Sin embargo, cualquier estornudo de un simple aspirante a formar parte de uno  de los multitudinarios organismos  de “dirección” de los partidos llamados “mayoritarios” encuentra espacio en la gran prensa del país.

Admitimos que el PTD no es una entelequia en el plano aristotélico; tampoco en el orden platónico, pero su práctica y su historia demuestran que está muy lejos  de la definición  del diccionario de la Real Academia, porque somos un partido de carne y hueso, con presencia nacional e internacional.

También admitimos que  el contexto político actual es muy desfavorable al desarrollo de las fuerzas emergentes, distinto a, por ejemplo,  Venezuela y otros países de América Latina, donde los partidos tradicionales han sido barridos por la voluntad popular. Esto es fácil de explicar: las reglas del juego político y electoral han sido hábilmente diseñadas por esos sectores  hegemónicos, para servirse con la cuchara grande, mientras  los demás deben sorber las sobras con calimete. No se trata de que “el que hizo la ley hizo la trampa”, sino que la ley misma  es la propia trampa. A ello contribuyen gustosamente los grandes medios de comunicación, con un increíble desequilibrio informativo.

El otro aspecto es que usted presenta a González Espinosa como una persona ambiciosa, aferrado a los cargos públicos. Alguien que llegó a una posición para servirse a sí mismo, y no para servirle a la población, por lo tanto,  es impensable que pueda también ceder esa posición. Esta es una percepción muy alejada de la realidad,  que además   pasa por alto que el presidente Danilo Medina es quien designa a los funcionarios públicos.  Este error de apreciación, es quizás tan voluminoso como el primero.

Pero a pesar de estos tratamientos, realmente  injustos, puede usted estar seguro, Don Radhamés, de que nuestro respeto y admiración por usted permanecerán intactos,  porque para nosotros, al igual que para todos los sectores sensatos del país, usted es una gloria y un maestro del periodismo dominicano.

 Respetuosamente,

Octavio Estrella
Secretario de Comunicación del PTD.

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