Democracia y divisiones
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Manuel Hernández Villeta (Opinión) |
A Pleno Sol
La evolución
político-partidista en la República Dominicana sepultó a los viejos caudillos y
emprendió el camino de la concertación para mantener unidos a los frentes de
masas. El liderazgo de los partidos que no comprenda eso, sencillamente está en
proceso de ser enterrado.
Pero la
crisis de uno o más partidos no pasa de ser un hecho particular, y no
crea problemas de institucionalidad nacional, ni lesiona el devenir
democrático.
Lo único que
pone sobre el tapete es que el liderazgo emergente nacional no tiene
auto-independencia ni ideas independientes, y en vez de labrar un camino
propio, sigue detrás de los que van desfilando al sepulcro.
Las fuerzas
políticas cumplen un ciclo histórico y desaparecen, para dar formación a otros
segmentos de la sociedad. Los partidos nacen, se fortalecen o simplemente
existen y después les llega la renovación o morir.
Las
formaciones políticas dominicanas no comprenden que hoy el espíritu de
participación democrática, tiene que ser gobernar con equidad y respeto a cada
uno de los sectores que conforman ese accionar social.
En la vieja
época de los caudillos del siglo 20, que surgieron luego de la decapitación de
Rafael L. Trujillo Molina, en los partidos solamente había una voz, una orden
al mando, un camino a seguir. Hoy, nadie tiene ese liderazgo tan fuerte, tan
hegemónico, tan apabullante, y los vientos se mueven en base a unir sectores y
a neutralizar otros.
Entramos en
la etapa en que no se va a caballo a convencer a la gente de dar el voto o el
apoyo, sino que se utilizan los masivos medios de comunicación, que con un
simple clic llegan a millones de personas.
La política
hoy no está normada por el programa de gobierno ni la declaración de
principios, sino por el consultor de imagen, quien recomienda la sonrisa, el
peinado, el traje, la camisa y hasta bailar o trotar de los candidatos.
La
democracia dominicana no es fuerte, es incipiente, frágil, pero no será
resquebrajada por la división de ningún sector político. Lo más lamentable, es
que no hay fuerzas emergentes a la vista….
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