Opinión
Cuando la vicepresidenta de la República Raquel Peña habla a los medios de comunicación, parece muy sincera, muy convencida de lo que dice. Al referirse a la crisis de Venezuela, da la impresión de que ingenuamente cree que la posición del gobierno del cual ha sido una funcionaria eficiente está motivada “en la defensa de la democracia”.
Pero en los casos del presidente Luis Abinader y de su canciller Roberto Álvarez, la impresión es diferente. Ambos son verdaderos tiburones de la política, que saben nadar muy bien en las aguas procelosas del imperio.
Ellos conocen, histrionismo y simulación aparte, que en esta cruzada la tal “defensa de la democracia” no es más que la defensa a rajatablas de los intereses geopolíticos del Gobierno de los Estados Unidos.
En sus cuatro años de gestión la cándida Raquel, muy distinta a la cándida Eréndira, no ha podido enterarse de hasta dónde llega la dependencia de su gobierno del de los Estados Unidos en materia de política exterior, entre otros aspectos. Su jefe, que está muy lejos de ser un abuelo desalmado y el flamante canciller, parece que no le han enseñado todos los secretos del gobierno, incluyendo los compromisos con las políticas imperiales que llegan “hasta donde le dicen Cirilo”.
Si de defender la democracia realmente se tratara, Abinader hubiera condenado el golpe de estado en Perú y sí de defender los derechos humanos, repudiara con todas sus fuerzas el exterminio de la población palestina en la franja de Gaza, los abusos que contra sus respectivos pueblos cometen los gobiernos de El Salvador, Ecuador y Argentina. Es más, lo menos que se le podría pedir, es que reclamara con ímpetu la liberación de Pedro Castillo, el legítimo presidente de la nación andina.
Pero el señor presidente no puede salirse del guion escrito por el Departamento de Estado norteamericano. Sabe, por ejemplo, que el genocidio en Gaza es apoyado por sus amos y está muy empeñado en demostrar su condición de lacayo fiel.
Equidad, igualdad y justicia
Llámese Destino Manifiesto O Doctrina Monroe, lo cierto es que a través de la historia las personas que tienen el corazón colocado en el lado derecho de su pecho están convencidos de que los jureles tienen todo el derecho de comerse los cardúmenes de sardinas y machuelos, que el “peje” grande debe comerse al chiquito, porque, caramba, fue el mismo dios que los hizo poderosos. Esto incluye las relaciones entre estados y naciones.
Para la derecha global, incluyendo la nuestra, hay palabras con fuerte olor y sabor a amoniaco, tales como “equidad”, “igualdad” entre otras. El término “justicia” tiene un significado distinto al que les asignan las personas con el corazón del lado izquierdo, lo mismo que “transparencia”.
Una anécdota ilustra estas diferencias:
El director médico de una reconocida ONG, un prominente galeno que era alto dirigente del Partido Reformista, hizo un viaje a Moscú en tiempos de la Unión Soviética como parte de una delegación, para conocer los sistemas de salud.
Vino muy entusiasmado por los avances tecnológicos y otras características de la salud del Estado, pero tocó un punto que de repente lo puso furioso. “Nos daban una comida excelente de alta calidad. Pero se me ocurrió dar un vistazo a la comida del personal de apoyo del centro de salud. No podía creer que, a unos simples obreros, les daban las mismas comidas que a nosotros los médicos y que a los ejecutivos del centro de salud”.
“Eso es muy injusto, ¡Cómo es posible que nosotros, los que nos quemamos las pestañas tengamos que comer lo mismo que los que estudiaron muy poco! Y para colmo comían en el mismo comedor con nosotros. Tanta igualdad y equidad son inaceptables. Por eso es por lo que no quiero saber de nada que huela a comunismo, ni tampoco de ustedes los malditos comunistas.”
En el caso de las relaciones internacionales, lo justo es, para los gobiernos de derecha, que las riquezas de las naciones sean controladas por los grandes imperios y sus enormes corporaciones multinacionales a cambio de migajas suficientes para garantizar la estabilidad económica y política y la gobernanza. Además, abundante manteca para engordar los negocios de grupos empresariales locales, en su condición de “socios” En ese contexto, la equidad y la igualdad no tienen sentido, porque serían “injustas”. A partir de estas consideraciones podemos entender las posiciones frenéticas de los medios de comunicación hegemónicos, tan pronorteamericanos, en tanto voceros de esos grupos empresariales, igual que partidos políticos.
Porque tanto interés por Venezuela
En la medida en que se ahondan las contradicciones entre los Estados Unidos y la Unión Europea con su OTAN, por un lado, y Rusia, China e Irán por el otro, la situación de Venezuela va adquiriendo un carácter especial, por lo siguiente:
1. La posición geográfica del país suramericano tiene una gran importancia estratégica. Cerca de Estados Unidos y situada en la ruta por donde deben pasar un enorme tráfico de mercancías y de armamentos.
2. Venezuela posee la mayor reserva energética del mundo, en la franja del Orinoco y la que aún no se ha comenzado a explotar. Se calcula en 300mil millones de barriles.
3. Es el octavo país del mundo con la mayor reserva de gas natural.
4. Está entre los 10 primeros países con la mayor reserva de recursos naturales.
5. En cuanto al hierro las reservas son de 3.5 millones de toneladas.
6. Tiene 200 millones de toneladas de bauxita en sus reservas.
7. Son incalculables sus enormes riquezas en oro, tierras raras, litio y muchos otros minerales.
Para toda la derecha mundial, lo más justo, “igualitario”, equitativo y transparente, es que sean los Estados Unidos y sus aliados quienes se beneficien de tantas riquezas, para evitar que caigan en manos del otro eje de la geopolítica.
La reelección de Abinader versus la reelección de Maduro
Cuando el doctor Leonel Fernández denunció que Abinader había comprado su reelección algunos de sus acólitos pegaron el grito al cielo, pretendiendo negar lo que todo el mundo vio y palpó.
Abinader tuvo el valor de decir que Maduro fue reelecto de manera fraudulenta, en elecciones sin transparencia e injustas.
Esas pajas fueron vistas en el ojo izquierdo de Maduro, pero el presidente dominicano no pudo palpar las vigas de su ojo derecho.
He aquí tres viguitas:
1. Su campaña, iniciada antes de lo que indican las leyes se basó en la compra de legisladores, alcaldes y regidores a cargo de los recursos del Estado. Esas operaciones fueron muy transparentes porque se hicieron igual que en un mercado de pulgas, a la vista de todo el mundo.
2. El PRM y sus candidatos en casi todo el país se impusieron a “patanazo” limpio. Eso también se hizo de manera transparente porque todo el mundo vio las patanas y camiones cargados de enseres para el hogar, madera, cemento y zinc. Frecuentemente se repartían en efectivo tanto dinero que no cabían en las cuatro árganas de un burro de las antiguas marchantas de Santiago.
3. El uso abusivo de la publicidad del candidato reeleccionista a través de las instituciones del Estado, y por lo tanto con recursos públicos, fue también muy transparente. Todo el mundo lo vio y lo escuchó.
Porque defender con tanta pasión los intereses del imperio
Luego de la muerte del tirano Trujillo todos los presidentes han bailado al son de la música del imperio, con las dignas excepciones de Juan Bosch, Antonio Guzmán y Leonel Fernández. Demás está mencionar al coronel Caamaño en estos casos.
Los otros mandatarios han sido extremadamente genuflexos. Veamos:
1 Joaquín Balaguer llegó al colmo de declarar que si el presidente de los Estados Unidos le pedía la renuncia él lo complacería. Pero eso fue lo más chiquito. Lo peor fue que los órganos de inteligencia y militares de los Estados Unidos eran quienes asesoraban y dirigían las políticas represivas del Estado. El MAAG y la CIA tenían plenos poderes.
2. Uno de los presidentes más dóciles ante el poder norteamericano fue Hipólito Mejía. Llegó al colmo de enviar tropas a Irak a defender una causa injusta, pero se trataba de que los gringos vieran que tan incondicional era su siervo. No es casual que en la presente crisis condenara a los gobiernos que reconocen a Maduro como legítimo presidente de Venezuela. Como hombre con el corazón colgado en el lado derecho de su pecho, ese apoyo a Maduro es injusto.
3.-Bastante absurda fue la actitud de Danilo Medina, cuando reconoció a un impostor llamado Juan “Guardó” dizque como “presidente de Venezuela”. Su docilidad ante el imperio quedo más que confirmada cuando quiso cambiar la Constitución de la Republica para reelegirse. Entonces se produjo la famosa llamada del secretario de estado Mike Pompeo. Se dice que pompeo lo “pompeo” y tuvo que desistir.
4.-El seguidismo del presidente Abinader, su apego a los intereses del imperio es inaceptable. Cuando habla de temas internacionales da la impresión de que se levantó temprano a escuchar a CNN, además de recibir las instrucciones directas a través de sus agentes. Sin embargo, la parte de su discurso sobre Venezuela el pasado 16 de agosto parece haber sido dictado al canciller por la mismita María Corina Machado. ¡Utilizaron los mismos términos de ella en sus mensajes cargados de odio irracional contra Maduro y contra el pueblo venezolano!
Cuando habla el canciller Álvarez, es como si hablara un funcionario del Departamento de Estado. Hay quienes sospechan que esa gran fidelidad será compensada tarde o temprano de manera significativa. Tal vez cuando el inefable Luis Almagro esté más desgastado aun, este tiburón puede ser un reemplazo ideal, para tragedia de los pueblos oprimidos del continente.
El panfleto leído por el canciller dizque “a favor de la democracia en Venezuela” fue un insulto a la inteligencia y la dignidad de los pueblos. Es increíble que hablaran de democracia, justicia, transparencia, equidad, igualdad, derechos humanos en un documento para ser firmado por representantes de Digna Boluarte con sus 70 asesinados en Perú; Javier Miley, que quiere acabar con la pobreza en Argentina asesinando de hambre a todos los pobres y por dos grandes abusadores del poder, Noboa y Buquele. Mi abuela materna, una gran filósofa de Santiago, graduad en diría, “adió vea, dizque presidentes, esos lo que son es “mususe” de los americanos”.
La condición de demócrata o de dictador de un mandatario la definen los intereses del gobierno estadounidense. Si mañana se reconciliaran con Maduro y este les permitiera la explotación y saqueo de las riquezas de Venezuela, volver a pagar la tonelada de hierro “por menos de 6 centavos” como denunciaran los famosos “Guaraguao”, pasaría a ser un gran demócrata, un paladín de la libertad tanto para el gobierno americano como para Abinader, su canciller y la gran prensa dominicana y del continente, y sus respectivos grupos empresariales.
*El autor es periodista. Miembro de la Dirección Central de la Fuerza del Pueblo, pero escribe a título personal, como ciudadano.
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