Por: Elvi Paredes
Recientemente, un importante diario del país informó que 37 mil estudiantes universitarios han dejado sus estudios, debido a los efectos que ha tenido la pandemia del covi-19 en la economía.
Esa información fue la que me impulso a concluir el presente artículo, el cual había iniciado desde hacía unas semanas atrás.
La
República Dominicana no puede permitir, que miles de estudiantes del nivel
universitario dejen de matricularse, debido principalmente, a los efectos en la
economía que ha generado la pandemia o covid-19, como también se le llama.
De
acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de Hogares de Propósitos
Múltiples (ENHOGAR 2015), -es la más reciente-, en el país teníamos hasta ese
momento, 580,981 estudiantes universitarios.
La
matrícula universitaria del país, estaba distribuida de la siguiente manera: En
la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), 236,023, 85 mil 171 estudian
en universidades laicas no tradicionales, 81 mil 525 en UTESA, 71 mil 062 en O&M,
26 mil 465 en otras universidades católicas, 24 mil 022 en universidades
cristianas, 21 mil 601 en universidades laicas tradicionales e instituciones de
educación superior, 11 mil 675 en la UNPHU, 10 mil 664 en la PUCMM, 10 mil 464
en la UCE, mil 654 en universidades extranjeras, y 655 personas no se obtuvo
información.
República
Dominicana no puede permitir que miles de estudiantes universitarios dejen sus
carreras, debido a que muchos de ellos o sus padres, han perdido sus empleos.
Hasta
el momento, hemos tenido un buen ritmo de crecimiento en la matricula
estudiantil universitaria, sin negar que el país debe avocarse a reorientar sus
prioridades en materia de formación del recurso humano que necesita para su
desarrollo.
Si
bien es cierto que el Estado no está obligado a subsidiar la educación superior
a todos los dominicanos, si debe sopesar el momento que vive el país, -como lo
ha hecho con otros sectores-, y buscar alternativas que permitan a esos miles
de jóvenes universitarios que han tenido que dejar sus estudios.
Personalmente,
entiendo que el Estado podría asumir el pago de la matrícula de aquellos
jóvenes universitarios que han quedado sin empleo, y que además no tienen las
herramientas necesarias para poder continuar sus estudios desde sus hogares.
Entiendo,
que por lo menos, hasta que esos jóvenes puedan reinsertarse de nuevo al
mercado laboral, deberían ser apoyados, con la entrega, además, de una laptop,
y el pago del internet, que se podría hacer mediante un acuerdo provisional,
con las empresas del área, radicadas en el país.
La
cooperación con esos jóvenes, seria provisional, -como ya he dicho-, y se iría
desmontando de manera paulatina, pero dejaría un mensaje extraordinario a la
sociedad dominicana, en especial a esos jóvenes: su patria no le abandona.
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