Politica, economía

domingo, mayo 24, 2020

Ojo pelao con la JCE

Por Francisco Luciano

Opinión
Al parecer los actuales miembros del Pleno de la Junta Central Electoral, no se han dado por enterados de que, si no fueron destituidos por ineptos, se ha debido a la delicada situación sanitaria que vive el país y a que el país de tiene los comicios encima, luego que el informe de la Organización de Estados Americanos (OEA), develó que fueron ellos y su equipo informático los responsables del fraude electoral montado en las frustradas elecciones de febrero 16, 2020.


Para quienes pudieran pensar que estamos siendo exagerados al sindicar al pleno de la JCE y su equipo informático de ser los autores del fraude montado en las fallidas elecciones de febrero 16, les cuento que es un principio universal que, “En materia electoral el error es equivalente a fraude”, de manera que todos los errores señalados por el informe de la OEA y la admisión de los mismos por parte de la JCE hacen reos a sus integrantes.


La posición ambivalente del pleno de la JCE para orientar con claridad la organización del voto de los dominicanos en el exterior, con su no inclusión en la proclama que convoca al voto para elegir al presidente y vicepresidente de la República, así como a los representantes Congresionales para el 5 de julio 2020, constituye una violación a la constitución de la República que establece que dichas elecciones serán celebradas el mismo día y horario.


Los alegatos de que el COVID-19 azota en varios países extranjeros donde residen dominicanos, ha sido usado como pretexto de última hora para excluir a los cientos de miles de compatriotas que viven fuera de nuestro territorio, olvidando la JCE que las elecciones estaban pautadas originalmente para el mes de mayo y que los funcionarios de colegios y lugares de centros debieron estar seleccionados y asegurados para los meses de enero y febrero 2020. En octubre 2019 la JCE de manera unilateral y arbitraria excluyó de las primarias universal y abiertas a nuestros compatriotas y para ese entonces no existía la pandemia.


La JCE debe colar su café claro y la oposición política tiene que plantarle colmillos, porque con el ñeñe de su presidente genuflexo e irresponsable, nada bueno puede esperarse, pues no desde  ahora ha venido actuando como el liquido que toma la forma del envase en que es vertido por los del gobierno, que han probado no tener escrúpulos en su afán de imponerse a la brava.


Hay que decirle al pleno de la JCE que todo el personal de dirección técnica, alta y media de la JCE, deber recoger su mochila y salir de allí como garantía de que se intentará romper la cadena que sirve a intereses que nada tienen que ver con el respeto a los valores democráticos. Para ello es necesario que toda la oposición política y las instituciones cívicas no partidistas, pero interesadas en unos comicios transparentes, ofrezcan su respaldo a la comisión de veedores designada para acompañar a la JCE por el camino correcto. La comisión debe jugar su papel y todos debemos respaldarla y exigir que lo cumpla, rechazando el aislamiento a que hasta ahora ha sido sometida por los integrantes de la JCE. 


Las garantías de unas elecciones diáfanas no pueden confiarse a una JCE que ha probado su servilismo al poder de turno. Si es necesario montar vigilia y campamento para recordarles su papel de árbitro no debe desdeñarse la iniciativa.


El autor es docente universitario y dirigente político.

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