Opinión |
Aplicando apenas trescientas pruebas diarias en
promedio, frente a una demanda que supera las tres o cuatro mil, será
prácticamente imposible abreviar la permanencia en territorio dominicano del
COVID-19, toda vez que los infectados, sintomáticos y asintomáticos, deambulan
compartiendo con el resto de la población, ya sea mediante el cautiverio
voluntario junto a sus familiares o a que su rose con las demás personas a su
paso por lugares públicos como supermercados, mercados, colmados, farmacias,
taxis o conchos, etc.
La manera de frenar un virus es aislándolo y
aniquilándolo con medicación en los cuerpos ya infectados.
Si bien es cierto que, nadie en el mundo estaba
preparado para afrontar una cosa como esta y que al principio resultaba
inverosímil, dos meses viendo los casos crecer, deben ser suficientes para que
las autoridades sanitarias del país comprendan que las medidas adoptadas son
insuficientes.
Lo recomendable seria aumentar el número de pruebas diarias
para diagnosticar la enfermedad hasta alcanzar la demanda diaria por lo menos
del número de pacientes que acude a los centros médicos y clínicas, aislando a
los positivos aunque para ello sea necesario aceptar la propuesta del sector
hotelero para ubicar en los hoteles vacíos a pacientes con síntomas o
sospechosos de tener el COVID-19, con la debida atención médica, junto a
eso se hace necesario reforzar el toque de queda, extendiéndolo a 48 horas
corridas los fines de semanas.
Nadie es tonto y todos sabemos que el partido de
gobierno tiene interés en ganar tiempo para reponerse de los efectos que a su
imagen han causado, primero la salida de sus filas del Dr. Leonel Fernández,
Segundo de la surra que recibió en las elecciones municipales del 15 de marzo y
ahora de los escándalos de corrupción que les han explotado producto de la no
transparencia en el manejo de la cosa pública.
La crisis sanitaria ha venido a ser un bálsamo que el
partido y el gobierno quieren aprovechar convirtiéndola en una oportunidad para
recomponerse y es por ello que han preferido abrir cancha a su candidato
empresario para que en base al reparto de dádivas o ayudas profusamente
difundidas, en base a una costosa campaña publicitaria, presentarlo como una
especie de papa Noe o de Superman ante la población, aunque para ello
haya sido necesario relegar al papel de segundón al Gobierno e
incluso del propio presidente de la nación.
Lo cierto es que la conducta del Gobierno y su actitud
de hacer caso omiso a las diversas sugerencias que surgen de sectores como: el
Colegio Médico Dominicano y sus casi cincuenta asociaciones de especialistas en
materia de salud, del liderazgo empresarial y de la oposición política, hacen
que cada vez más sectores y personas se convenzan de que el manejo del
gobierno a la actual crisis sanitaria tiene como propósito tratar de que se
extienda, más allá de una fecha que obligue a realizar las elecciones generales
con posteridad al 16 de agosto, anhelando el propósito de generar un escenario
que pueda permitirles jugar a su extensión en el poder o de por lo menos
“persuadir” consenso para tocar la constitución de la República, cosa que ya se
viene insinuando con la presentación de análisis extemporáneos en la prensa
escrita, radial, televisiva y redes.
A la nación consta los diversos esfuerzos de
colaboración que para enfrentar la pandemia se le vienen reiterando al gobierno
sin que las autoridades presten atención o convoquen a nadie, dejando claro que
el manejo a la misma es puramente electoralista, aunque para ello sea necesario
hacer que el pueblo sufra por más tiempo los estragos de la pandemia y la
incertidumbre de lo cierto.
El actor es docente universitario y dirigente
político.
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