Opinión |
Primero postularon la
inconstitucionalidad de la constitución para hacernos creer que el actual
mandatario tenía “derecho” a ser postulado a otro periodo presidencial sin
necesidad de reformar la carta magna.
Después trataron de
establecer que una ley adjetiva estaba por encima de la constitución para
impedir que el Dr. Leonel Fernández pudiera ser postulado a la presidencia de
la República por un partido diferente al PLD.
Ahora vienen
planteando otro adefesio constitucional, postulando que la salida
constitucional en caso de que no se realizaran las elecciones antes de la fecha
prevista para la salida del poder del presidente y la vicepresidenta de la
República, es la extensión del actual mandato presidencial; cuando lo cierto es
que la constitución de la República en su artículo 274, en ningún lado
establece que los funcionarios electos deban permanecer en sus posiciones más
allá del 16 de agosto en el caso del Poder Ejecutivo y el congreso o del 24 de
abril en el caso de los cabildos.
Este falso debate
tiene como propósito entretener a la oposición política por un lado y por el
otro, tratar de condicionar a la opinión pública, para facilitar la estrategia
que se planifica para tratar de extender deliberadamente la crisis sanitaria
que nos afecta con fines puramente políticos.
La constitución echa
del poder al presidente, el vicepresidente y a los legisladores a partir del 16
de agosto 2020, dejando como única opción la celebración de elecciones en fecha
previa, para elegir a quienes deban sustituirlos.
La oposición política
debe desechar el falso debate que quieren imponer los equivocados
constitucionalistas, como parte de la avanzada de un juego sucio para
beneficiar la estructura gobernante, y por el contrario poner todas sus
energías en presionar para que las elecciones se efectúen el 5 de julio próximo
con garantías del necesario control sanitario que evite la propagación de la
enfermedad.
Y que no vengan con el
cuento de que eso pondrá en peligro a los ciudadanos, porque estos vienen
circulando libremente todos los días, exponiéndose en vehículos de transporte
público, juegos de todo tipo, en las filas de los bancos y en las
concentraciones que se producen en mercados, supermercados y colmados, en
horario de seis de la mañana a cinco de la tarde, que es exactamente el horario
establecido para las votaciones.
Las autoridades han
demostrado su vocación que intenta sacar ventaja electoral de la crisis
sanitaria, buscando hacer visible a su candidato, aunque para ello haya sido
necesario reducir el gobierno al miserable papel de deficiente e incapaz y
enterrar en el anonimato al presidente de la República.
El autor es docente
universitario y dirigente político.
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