Francisco Luciano
Opinión |
Ahora que el tema de los desechos sólidos salió de los primeros planos
noticiosos, consideramos oportuno tratar el tema, no como parte de una
coyuntura, sino como el asunto importante que es, para preservar la buena salud
de nuestros ciudadanos.
Los desechos sólidos están constituidos por los residuos, sobrantes o desperdicios de los
productos que usamos en todas las actividades de consumo en nuestras
vidas. Es así como desde el aserrín que desprende la madera
labrada por el ebanista, hasta la migaja de pan que salta de nuestras manos,
pasando a la botella de plástico o de
vidrio, constituyen desechos sólidos o desperdicios que no tienen utilidad para
el proceso que los desecha.
Cada día la humanidad aumenta su capacidad de producción y en
consecuencia el consumo es mayor,
aumentando, a su vez la cantidad de desechos. Cuando compramos un
electrodoméstico, tiramos el cartón y los plásticos que le cubren.
Al consumir
una botella de agua o de refrescos tiramos desde las tapas hasta el envase, pues
una vez consumido su contenido, ya no
nos sirven; de igual manera procedemos con los trastes viejos o dañados y los
sobrantes de alimentos, etc.
Todos estos residuos son empacados en nuestros hogares, la mayoría de
veces, en fundas plásticas y llevados al tanque de la basura, para que los
recoja el camión y los deposite en el vertedero donde son
tratados. Aunque justo es reconocer que buena parte es tirado a las correntia
de las aguas durante las lluvias y circula por contenes, badenes y cañadas
generando dificultades y que también es colocado en improvisados vertederos en
cualquier esquina.
A los desechos sólido, el común de nuestra gente le llama basura. La
basura cuando no es tratada de manera adecuada se convierte en un problema que
afecta al ambiente y a la salud, pues su descomposición provoca la
proliferación de ratas e insectos que luego transmiten mortales enfermedades a
los seres humanos llevando dolor a las familias y traumatizando a las
comunidades.
La basura se clasifica en orgánica e inorgánica, en función de su
procedencia.
Los desechos o residuos orgánicos, son biodegradables, es decir que, se
descomponen naturalmente, se desintegran rápidamente, transformándose en otro
tipo de materia orgánica como por ejemplo: los restos de comidas, frutas, verduras, las cáscaras de víveres y frutas,
las hojas y ramas de árboles, carnes, arroz,
etc.
Los desechos o residuos inorgánicos son de origen no biológico, es
decir, que vienen de las industrias o de
algún proceso no natural y tardan mucho
tiempo en transformarse lo que significa que, no vuelven a integrarse a la
tierra con facilidad, sino después de un largo periodo de tiempo, en otras palabras, no son biodegradables.
Dentro de los residuos inorgánicos encontramos: papel, cartón, plástico,
vidrios, telas, chatarra de hierros, aceros, aluminio, etc., y materiales
tóxicos derivados de productos de limpieza, farmacéuticos, pilas, etc.
Ambos tipos de basura pueden ser una oportunidad para la municipalidad
que adopte la iniciativa de educar a sus pobladores, a los fines de que adquieran conciencia de la
importancia de tratar la basura, empacándola
y clasificándola en función de su
origen, es decir, poniendo por separado los desechos orgánicos de los
inorgánicos.
La clasificación de la basura permitirá reciclarla, es decir, rehusarla,
ya sea en su estado actual o transformándola mediante el proceso de
industrialización de la misma, así los residuos orgánicos pueden convertirse en abono para las plantas,
y los desechos inorgánicos sean reconvertidos mediante la industrialización de
que se trate.
Para alcanzar un nivel de clasificación como el descrito y que permita
el reciclaje de los desechos sólidos o de la basura, se hace necesario
incorporar en esa tarea a la escuela, las organizaciones sociales, religiosas y
comunitarias, así como a los medios de comunicación local, para educar a nuestros pobladores,
elevándolos a la categoría de ciudadanos, a sabiendas de que el humano común se
hace ciudadano cuando adquiere conciencia social, pudiendo exigir sus derechos
sobre la base de que sabe y cumple con sus deberes.
Cuando la población se coloca en la ruta de aportar su potencial para
clasificar la basura permitiendo su reciclaje, esta se convierte en una
oportunidad que a más de generar satisfacción del deber cumplido produce
recursos económicos en beneficio de la municipalidad que la promueve y contribuye a preservar un municipio, un país
y un mundo con menos contaminación.
Santo Domingo Oeste, es un municipio que por su ubicación geográfica y
su alta densidad poblacional, bien puede incorporar a su población a un proceso
de clasificación de sus desechos sólidos en su propio beneficio, basta que
quienes ejercen las funciones de conducirlo pongan ¡Manos a la obra! para
acometer tan provechosa y encomiable tarea.
Otra alternativa a ser explorada para ampliar la oportunidad que
constituye el tratamiento adecuado de los desechos sólidos, está en contemplar
la posibilidad de lograr la necesaria alianza estratégica que permita instalar
en Santo Domingo Oeste una planta generadora de electricidad, usando como
materia prima, los desechos sólidos de sus industrias y población, así como las
de sus municipios aledaños.
El autor es candidato a la Alcaldía de Santo Domingo Oeste por el PTD.
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