Politica, economía

viernes, diciembre 15, 2017

Facultad Ciencias de Educación no debe aislarse

Por Francisco Luciano

Opinión
Las políticas públicas las traza el Estado por vía de las instituciones que conforman el gobierno de la nación y corresponde a los ciudadanos y a las instituciones cumplirlas, siempre que estas sean dispuestas conforme establece la Ley.

En consonancia con la  Constitución de la República fueron aprobadas  la Ley General de Educación (66-97) y la Ley de Educación Superior, Ciencia y Tecnología, que establecen que corresponde a los Ministerio de Educación y de Educación Superior Ciencia y Tecnología (139-01), trazar la política educativa en el aspecto de la educación según el nivel.

Es  por ello que consideramos pertinente despejar la preocupación  que prima  en una parte  de nuestros  académicos, que siendo todos  profesionales  consagrados al servicio de la educación y dotados de las mejores intenciones, resisten desde la trinchera de nuestra Facultad de Ciencias de la Educación en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, las disposiciones contenidas en la Normativa 09’15, que regula la elaboración y desarrollo de los programas de formación docente en la República Dominicana.

El argumento fundamental de este conjunto de académicos es el de que dicha disposición desmembrara la Facultad de Ciencias de la Educación, pues reducirá los servicios de esta en las asignaturas con  contenidos específicos de las menciones. Tal realidad resulta angustiante desde el punto de vista de reducción de la oferta de trabajo.

Desafortunamente, no corresponde a ninguna institución del Sistema Nacional de Educación Superior Ciencia y Tecnología definir las políticas educativas del país, ni aprobar el curriculum que deberá ser católico en todo el sentido de la expresión e imponible a todas las instituciones que sirven educación en el país.

La Ley General de Educación 66-97, establece en su artículo  76, lo siguiente: “El Consejo Nacional de Educación es el máximo organismo de decisión en materia de política educativa y junto al Secretario de Estado de Educación  es el encargado de establecer la orientación general de la educación dominicana en sus niveles de competencia, y de garantizar la unidad de acción entre las instituciones públicas y privadas que realizan funciones educativas” y más adelante en el acápite g) de su artículo 78, especifica que es facultad del Consejo Nacional de Educación: “Aprobar el currículo de los distintos niveles y modalidades y sus reformas”.

De igual manera la Ley 139-01 de Educación Superior, Ciencia y Tecnología, establece en su artículo 35 que  para cumplir con su misión, el  Ministerio  de Estado de Educación Superior  realizará, a través de sus organismos, las siguientes funciones:

A. Formulación de políticas públicas en las áreas de educación superior, ciencia y tecnología;

B. Planeación;

C. Promoción;

D. Evaluación, supervisión y ejecución.

A su vez, el papel de la Universidades, su relación con el Estado y el principio de autonomía, está definido en el contenido del artículo 63 de la Constitución Dominicana, que establece en su acápite  7, que “El Estado debe velar por la calidad de la educación superior y financiará los centros y universidades públicas, de conformidad con lo que establezca la ley, garantizará la autonomía universitaria y la libertad de cátedra”, y en el  acápite 8, indica que: “Las universidades escogerán sus directivas y se regirán por sus propios estatutos, de conformidad con la ley”.

Como se puede apreciar en los textos legales citados, trazar las políticas públicas en materia educativa es una responsabilidad de los poderes públicos, por cuanto no es papel de ninguna universidad o de parte de ellas, atribuirse dichas competencias. Corresponde a las universidades servir con apego a las directrices trazadas por los poderes públicos a los fines de que sus egresados puedan obtener las competencias formativas y las pericias requeridas por las normativas adoptadas por los organismos que establece la Ley. 

Todo cambio genera incertidumbre y esta resistencia, pero es el cambio lo único  permanente en  el tiempo y el espacio y mientras más nos tardemos en asumirlo, menos posibilidades tendremos de aprovechar las oportunidades que encierra, por lo que es preferible dejar de lado esta  bizantina discusión y disponernos a realizar la parte que nos toca, así sea con reservas, porque lo que no debe hacer la Facultad de Ciencias de la Educación de la UASD, es aislarse.

El autor es docente de la Facultad de Ciencias de la Educación

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