Pablo
H. Mora
Sede UASD |
Por
principio apoyo las exigencias y reivindicaciones expuestas por (FAPROUASD),
cuando un gremio de la naturaleza que sea exige, es porque algo anda mal, o hay
algún nivel de insatisfacción de los asociados, lo que imposibilita el mejor
rendimiento y calidad de lo que se produce,
la naturaleza de todo gremio es luchar por una mejor calidad de vida
para sus asociados, sin embargo, estoy más que convencido de que mi papel como
profesor de la (UASD), va más allá de lo que pueda significar mi propio
bienestar, soy como todos, un docente de una universidad pública, con un
déficit económico histórico, con acelerado proceso de decadencia, sin
liderazgo, con una enorme deuda social y múltiples dificultades y defectos que
son ampliamente potencializado y proyectados hacía afuera por la incapacidad,
falta de escrúpulo, transparencia y creatividad de algunos funcionarios que ven
en su ascenso a posiciones gerenciales, la oportunidad de resolver sus
problemas económicos y personales de por vida, todo esto con la complicidad de
muchos de nosotros, que a veces nos hacemos de la vista gorda por múltiples y
variadas circunstancias.
La
UASD no es una empresa que genera plusvalía, el Rector no es el patrón; es un
funcionario que en 7 meses se va y la Academia debe seguir.
FAPROUASD, tampoco es un sindicato cualquiera;
es el gremio que agrupa a los docentes del centro cultural más grande e
importante de la isla, tenemos el compromiso de representar y defender los
intereses de más de 4,552 profesores, pero también existe la obligación de
defender el derecho de casi de 200,000 estudiantes que vienen a la UASD en
busca de la única oportunidad que le ofrece el Estado dominicano a miles de
jóvenes de superar la miseria material en que viven por medio de los estudios
que están realizando, el compromiso es con la universidad, con el país y con
nosotros mismos.
Es
verdad que desde hace muchos años venimos
subvencionando a la UASD en el cumplimiento de su misión, pero también
no es menos cierto que nadie que trabaje en esta Institución que ofrece
servicios a los más pobres, impartiendo
docencia se va a hacer rico.
Debemos
ser más de 4,500 maestros. ¿pueden 100 profesores y el presidente de la Federación
decidir por todos los demás y parar la universidad?..
Las
justas exigencias de los profesores no deben ser contaminadas, ni con tremendismo,
ni con acciones políticas, por lo que se impone la prudencia, la razón y el
buen juicio!..
El
autor es catedrático universitario
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