Por Francisco
Luciano.
Opinion |
nAunque el
presidente de la República presentó una obra de realizaciones encomiables y
anunció decisiones adoptadas por su gobierno que impactan directamente la
mejoría de la calidad de vida de la población y otras que reivindican demandas
negadas durante décadas, las expectativas sobre la pieza han sido centrada en
la posición del mandatario sobre los casos de corrupción pública con énfasis en
el sonado caso de los sobornos de Odebretch.
El mandatario
comunico que fue superada la meta propuesta de empleos a ser creados durante el
pasado 2016, el incremento de un 100% a los sueldos de los policías y sus
avances en la cobertura del Seguro Nacional de Salud que ya coloca a nuestro
país en el décimo lugar de la región, cuando hace apenas cinco años estábamos en
los tres últimos lugares.
Se esforzó ei
mandatario en explicar los esfuerzos de su gobierno por mantener el crecimiento
y la estabilidad económica y presentó la positiva y significativa información
de un crecimiento del PIB por el orden del 6.1% para liderar la región y
esto manteniendo una moneda estable, tasas de inflación por debajo de dos
cifras y un incremento la producción agropecuaria. Destacó las bajas tasas en
los intereses para el financiamiento de la agropecuaria.
Importantes obras
de infraestructuras que mejorarán el sistema vial del país y un plan para
mejorar el tránsito y el servicio en el transporte de pasajeros en el gran
Santo Domingo. También comunicó la extensión del 911 a ciudades como
Santiago, San Cristóbal y otras.
Al tratar el
tema de la corrupción y la impunidad el presidente desmenuzó el fenómeno y su
determinación para contribuir a combatirlo, indicando que el combate a la
corrupción es una tarea que va más allá de los poderes públicos. Reiteró el compromiso para brindar todo su apoyo para que la Procuraduría
General de la República pueda realizar las indagatorias que determinen la
responsabilidad y prepare expedientes consistentes que permitan a la
justicia condenar más allá de toda duda razonable a los responsables de
actos de corrupción.
Al explicar qué
se esconde tras el pedimento que busca detener las plantas a carbón,
el presidente dejó al desnudo a los grupos beneficiarios de los actuales
contratos para el suministro de energía, indicando que una vez
entre en funcionamiento Punta Catalina el país no tendrá que continuar pagando
la electricidad más cara de la región, que está sangrando al fisco con US$1,200
Millones de dólares al año.
Danilo Medina
fue enfático al indicar que no hay vacas sagradas ni dentro ni fuera del
gobierno y sometió para la aprobación del Congreso Nacional la Ley
de Extinción del Dominio que permitirá al Estado decomisar y recuperar de
manera ágil los bienes adquiridos mediante los actos de corrupción de
ayer, hoy y mañana.
En cuanto al
caso Odebretch el presidente puso en claro su interés en hacer las cosas bien,
apoyando al Ministerio Público en todo lo necesario para que recabe las pruebas
que permitan sustentar expedientes que no se caigan en la justicia y contrario
a lo que aseguraban reputados analistas políticos, no recurrió al populismo,
estableciendo que de nada vale cursar expedientes de corrupción a la carrera
para que luego se caigan por debilidades evitables.
Danilo demostró
tener plena conciencia de que la prisa en la confección de expedientes
sobre corrupción es la mejor y más eficiente aliada de la impunidad, por lo que
pidió paciencia para actuar con la debida certeza y alcanzar el éxito
contra los corruptos..
Será a partir
del mes de mayo cuando las autoridades brasileñas aportarán los nombres y las
documentaciones de los sobornados en el caso Odebretch y será a partir de esa
fecha cuando la Procuraduría podrá fundamentar expedientes basados en las
pruebas y realizar de manera exitosa la persecución de los sobornados. Ojalá
que para esa fecha haya sido aprobada y promulgada la Ley de Extinción de
Dominio por el Congreso Nacional, lo que permitirá ir más allá de la simples
multas o encarcelamientos de las personas y razones sociales que resulten
culpables.
Como siempre
los pesimistas, falta de fe y de confianza en el pueblo dominicano, se
aventuraran a descalificar la alocución del mandatario
calificándola como “decepcionante”, “demagógica” “fantasiosa”
o de “más de lo mismo” para justificar su incapacidad como opositores
carentes de una oferta viable contra los males del país y para cubrir su
desenfoque.
Lo cierto
es que dicha alocución brinda aliento, respaldo y sustento al movimiento social
y político que reclama con sinceridad el fin de la corrupción y de la
impunidad, al tiempo que el presidente se pone a disposición del sano
interés de la mayoría en esa dirección. La apuesta tiene que ser
por el optimismo en la causa de la patria, reiterando que podemos
perseguir, condenar y prevenir la corrupción, sin saltar pasos y sin negar el
derecho a la defensa de los acusados.
El autor
es catedrático universitario y dirigente del PTD
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