Por
Francisco Luciano
Oponión |
A luz de
nuestras leyes no tiene ninguna justificación un spot publicitado en las redes
sociales en el cual la vicepresidenta de República Dominicana, solicita a
ciudadanos norteamericanos de origen dominicano, ejercer su voto en las
elecciones de esa nación en favor de una de las propuestas que compiten.
La
actitud de la vicepresidenta dominicana, es contraria a su investidura pues
constitucionalmente está impedida para activar u opinar sobre temas internos de
otras naciones, debido a que nuestra carta magna invoca como “una norma
invariable de la política internacional dominicana el principio de la no
intervención”. El contenido del Art.3 de nuestra carta Constitucional vigente
que dice:
“Articulo
3.- Inviolabilidad de la soberanía y principio de no intervención. La soberanía
de la Nación dominicana, Estado libre e independiente de todo poder extranjero,
es inviolable. Ninguno de los poderes públicos organizados por la presente
Constitución puede realizar o permitir la realización de actos que constituyan
una intervención directa o indirecta en los asuntos internos o externos de la
República Dominicana o una injerencia que atente contra la personalidad e integridad
del Estado y de los atributos que se le reconocen y consagran en esta
Constitución. El principio de la no intervención constituye una norma
invariable de la política internacional dominicana.”
Como
dominicano he votado en dos ocasiones a la doctora Cedeño de Fernández para que
ocupe la vicepresidencia de nuestra nación por considerarla un recurso humano
valioso y muy capaz, pero nuestro compromiso con la República Dominicana,
nación a la que aspiramos contribuir a mantener eternamente en el concierto de
la naciones libres y soberanas del mundo, nos impide ser indulgentes con su
proceder, por cuanto el mismo viola nuestra razón de ser como nación y como
pueblo, al tiempo que perjudica a futuro nuestra relaciones de Estado a Estado
con los Estados Unidos de América,
La
vicepresidenta, no puede encontrar ninguna razón que sea más digna que la de
cumplir el compromiso de defender los valores y principios que fundamentan la
nación y el Estado Dominicano y que juró cumplir al aceptar los términos del
siguiente juramento ante toda la nación desde el Congreso Nacional y que reza:
"Juro por Dios, por la Patria y por mi honor, cumplir y hacer cumplir la
Constitución y las leyes de la República, sostener y defender su independencia,
respetar sus derechos y llenar fielmente los deberes de mi cargo".
Las
consecuencias de esta acción, inaceptable en el caso de la doctora Cedeño, pues
ella es una profesional del derecho con vasta experiencia, laceran la dignidad
nacional, al tiempo que la colocan a ella y a nuestro país en el miserable
papel de subalternos de aspiraciones foráneas.
No
quisiera imaginar que en el futuro, se corra un comercial donde el
vicepresidente de cualquier otro país, llame a votar en favor de su favorito
interno y justifique su acción en el principio de reciprocidad que ha pautado
la carismática vicepresidenta, quien olvidó que las relaciones del Estado
Dominicano que ella representa, son con el Estado de los Estados Unidos de
América, sin importar a quien tenga esa nación como primer mandatario
.
Ojala
reflexione y tome la acción necesaria ante la nación que le ha honrado y
confiado poniendo sobre sus hombros la segunda posición más importante que
puede ocupar un ciudadano dominicano.
El autor
es catedrático universitario y dirigente del PTD.
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