Por: Neo Carmona |
Opinión |
En la
UASD, la campaña electoral a los diferentes puestos inició tan pronto se
conocieron los ganadores y perdedores de las elecciones pasadas e
independientemente de los resultados, esta ya estaba montada.
Lo que
estamos viendo ahora no es una campaña que inicia sino una campaña que va por
mitad de camino y que debe obligar necesariamente a la comunidad académica a
una reflexión seria sobre los/as diferentes candidatos/as, sus perfiles
académicos y gerenciales, el equipo de hombres y mujeres que le han de acompañar
en la conducción de la institución, sus trayectorias de servicio dentro y fuera
de la universidad, así como sus propuestas y proyectos en favor de la UASD y
del sistema de educación superior dominicano de manera que el profesorado pueda
analizar con tiempo estos elementos y elegir la mejor opción para dirigir los
destinos de este patrimonio del pueblo dominicano que es nuestra Alma Mater; el
cual vive amenazado no solo por sectores externos sino también por núcleos
internos a los que solo les interesa su bienestar económico y personal.
La rectoría del
2018 no debe imponerse en base al dinero, al clientelismo, a prebendas y
canonjías, a la compra de conciencia, a favores políticos y económicos, y al
desmantelamiento de la institucionalidad de la Universidad Primada de América.
Sino que debe ser, obligatoriamente y por el bien de esta academia, fruto
del consenso de los/as académicos/as y fuerzas universitarias sensatas de que
para preservar el futuro de la UASD se necesita un liderazgo serio, genuino y
responsable, comprometido con la institución y su funcionamiento
correcto en favor de la sociedad dominicana.
Sobre
todo, necesitamos un liderazgo eminentemente académico, no político y
mercantil.
Empecemos
el debate, que el 2018 está a la vuelta de la esquina y el diablo nunca duerme.
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