Por Manuel Hernández Villeta/ A Pleno Sol
(Opinión) |
La apertura del venidero año escolar toca
a las puertas. Ya hay pánico entre los padres y tutores de niños y
adolescentes. Fue aumentada la tarifa de la colegiatura y el valor de los
libros de texto.
Además se ha seguido con una maniobra que
en numerosas ocasiones ha sido prohibida y es la de introducir reformas a los
libros de texto todos los años. Una medida que únicamente busca obligar a que
se compren nuevos textos a principios de cada año escolar.
Llevar a un niño a un colegio privado no
es un lujo. Se da un sacrificio económico por parte de los padres, pero debido
a las precariedades de la educación pública, es una necesidad. Hay que seguir
mejorando la educación sostenida por el Estado, para que en base a esa
confianza se deje de pensar en los colegios como la única forma de que se
imparta buena docencia.
Y pensar que hace muchos años, los
colegios eran secundarios, porque la principal luz de docencia se impartía
en las escuelas, y para ejemplos todos recuerdan a la Perito, al liceo
Juan Pablo Duarte, al instituto Salomé Ureña y a otros planteles, de los cuales
salieron bachilleres, que posteriormente se convirtieron en grandes
profesionales.
El ministerio de Educación guarda silencio
frente a los aumentos en los precios de los libros de texto y el reajuste en
los pagos de la colegiatura. Esa indiferencia hace que se envalentonen los
dueños de colegios y hayan reajustado entre un 20 y un 40 por ciento.
Nadie impedirá que esos aumentos rijan
durante el ya casi entrante año escolar. Sólo queda hacer la denuncia y mostrar
la indignidad, en un caso donde la impotencia de todos los sectores nacionales
se hace sentir. Es necesario que se establezca control de los colegios
privados, y que no sean sus dueños los que dicten las normas a seguir.
Lamento también que la iglesia católica,
que después del ministerio de Educación rige a la mayor parte de los centros de
enseñanza del país, haya también reajustado las tarifas, en una acción que no
es justa, sobre todo de los que levantan principios humanos, cristianos y de
fortalecimiento de la familia.
¿Qué se puede hacer este año?. Nada,
absolutamente nada. El próximo podría suceder lo mismo si hay indiferencias
como ahora. Parecería ser que el dominicano no tiene quien le defienda. El
presidente Danilo Medina lleva a cabo una labor titánica y ejemplar para
mejorar la enseñanza en las escuelas públicas, y merece todo el reconocimiento.
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