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SANTO DOMINGO.- Los candidatos presidenciales en las
pasadas elecciones y los principales partidos de oposición llamaron este jueves
al pueblo dominicano a unirse alrededor de una reforma democrática integral que
incluya la elección de nueva Junta Central Electoral y nuevo Tribunal Superior
Electoral.
Estimaron que esos nuevos organismos deben ser independientes
e imparciales, que no estén al servicio de los partidos políticos y cuyos
integrantes sean escogidos en razón de su probidad, objetividad y capacidad
profesional, y sin vínculos partidarios conocidos.
Señalan que los órganos electorales llamados a
organizar los comicios y a dirimir los conflictos en la materia no pueden
seguir estando al servicio de un partido político, en franco abuso a los
principios democráticos más elementales.
La declaración está suscrita por los ex candidatos
presidenciales Luis Abinader, Guillermo Moreno, Elías Wessin Chávez,
Pelegrín Castillo, Minou Tavárez Mirabal, Zoraya Castillo y los principales
directivos de los partidos Alianza País, Alianza por la Democracia,
Frente Amplio, Fuerza Nacional Progresista, Dominicanos por el Cambio,
Humanista Dominicano, Reformista Social Cristiano, Revolucionario Moderno
y Quisqueyano Demócrata Cristiano.
Los candidatos y partidos exigen la aprobación de una
nueva ley electoral que prohíba el uso y abuso de las funciones públicas y de
los recursos del Estado con fines político-electorales. Las reglas de juego
vigentes no aseguran ni ofrecen garantías de una participación justa en el
plano político. Nuestro país requiere un sistema electoral con sanciones claras
y ejemplarizadoras contra quienes idean, organizan y ejecutan delitos
electorales. Las reglas inequitativas deben ser superadas de una vez y por
todas si se quiere asegurar la celebración de elecciones democráticas en 2020,
la paz social y la gobernabilidad democrática en el país.
Entre las reformas exigidas incluyen la
aprobación de una ley de partidos que garantice la democracia, la transparencia
sobre el origen y el uso de todos los recursos públicos y privados que reciben
los partidos, la equidad de género, así como la equidad en cuanto al uso de los
medios de comunicación y los espacios públicos, entre otros aspectos
fundamentales. No aceptarán una ley de partidos carente de contenidos
reales, cuyo objetivo primordial sea su uso propagandístico.
”Ante el colapso del sistema electoral, la pérdida
generalizada de confianza y el progresivo derrumbe de la institucionalidad, el
Consejo Nacional de la Empresa Privada y prácticamente todas las instituciones
más representativas del sector empresarial han asumido la denuncia que habíamos
venido formulando, insistiendo en la necesidad de restaurar la confianza como
prerrequisito para el mantenimiento de la gobernabilidad democrática en nuestro
país.
Primero la reforma democrática
”Una vez establecidas las bases fundamentales para
superar el sistema político inequitativo y poco transparente que nos rige y de
restaurarse la confianza en los actores institucionales y las instituciones, el
país podrá abocarse a discutir las múltiples medidas necesarias para enfrentar
los graves desafíos y amenazas que se ciernen sobre nuestra sociedad”, plantea
el comunicado.
Agregan que el establecimiento y cumplimiento de
reglas auténticamente democráticas, junto a la selección de autoridades
electorales independientes, creíbles y confiables, son prerrequisitos sobre los
que deben asentarse las demás reformas y medidas que exige con urgencia la
sociedad dominicana.
Precisa que esa reforma democrática es prioritaria
porque las elecciones del 15 de mayo pasado han sido las peor organizadas,
menos transparentes y más corruptas de las últimas décadas, ya que estuvieron
plagadas de acciones fraudulentas, delitos electorales e irregularidades de
todo tipo que viciaron sus resultados.
Subrayan que en ese proceso el presidente de la República
y candidato a la reelección usó y abusó de manera abierta tanto de su función
como de los recursos del Estado y que el día de las elecciones los colegios
electorales y sus alrededores se convirtieron en mercados de compra y venta de
cédulas y votos.
Puntualiza que además de actuar de manera
descaradamente parcializada, la Junta Central Electoral fue incapaz de
organizar un proceso electoral diáfano, ordenado, transparente y legítimo.
Los equipos electrónicos que la JCE compró no
cumplieron su cometido. El proceso de escrutinio fue irregular, caótico,
incompleto y fraudulento. La mayor parte de estos hechos que alteraron los
resultados electorales fueron constatados y documentados por las distintas
misiones internacionales de observación electoral que dieron seguimiento al
proceso electoral, como la Misión de Observación Electoral de la
Organización de los Estados Americanos, la Misión de la Unión de Naciones
Suramericanas, y de la Unión Interamericana de Organismos Electorales, citaron.
Destacan que igualmente Participación Ciudadana
documentó y denunció las múltiples irregularidades que caracterizaron el
proceso electoral. La conclusión es clara: al haber sido las elecciones del
pasado 15 de mayo las peor organizadas y una de las más fraudulentas de nuestra
historia democrática, tal como señala el informe de la Misión de Observación de
la OEA, se impone una “reforma estructural profunda al marco legal que rige el
proceso electoral”.
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