Politica, economía

miércoles, julio 20, 2016

Diálogo debe ser incluyente

Por Francisco Luciano

Francisco Luciano
Con la mediación de Monseñor Agripina Núñez Collado, cuatro de un sistema integrado por veintiséis partidos, han iniciado un dialogo para consensuar una ley de partido  idónea para hacer más equitativo dicho  sistema en la República Dominicana. De entrada e independientemente de los resultados del mismo, ese dialogo excluye al 85% de los partidos con personería jurídica. Lo que hace que de mantenerse cerrada a ese club la discusión, el resultado será el consenso de lo acordado por el 15% de los partidos reconocidos y resultara en una imposición  para el gran resto del sistema de partidos.

Para que  el dialogo sea absolutamente democrático,  deben participar sin exclusión, todas la fuerzas políticas organizadas y aún más allá de las que gozan de personería,  a nadie debe excluirse  y menos bajo el alegato de que la reunión es entre los denominados “mayoritarios” y esto así, porque para tener ideas que  mejoren la sociedad, lo que se necesita, más que fuerza,  es  identidad nacional y sentido de equidad, condiciones vitales para sostener y avanzar nuestra democracia.

Del dialogo, se pretende excluir a un conjunto de fuerzas que sumadas han obtenido más votos que dos de las cuatro sentadas  en la mesa. Ya en el pasado, ante la crisis del 90, se llegó  a proponerse como salida la instalación de un gobierno provisional que sustituyera al Dr. Balaguer, integrado por  las fuerzas con representación congresional, en este caso, se ha llegado más lejos, pues se ha  dejado fuera a por lo menos cinco instituciones que han logrado representación congresional.

Las relaciones de respeto entre dirigentes y fuerzas políticas son las que hacen sostenible la gobernabilidad democrática en un país donde para ganar elecciones y montar gobiernos,  se necesita alcanzar el 50%  más uno de los  votos válidos de los ciudadanos.

Excluir por "minoritarios", a partidos que hacen la diferencia para construir la mayoría necesaria para ganar, es la muestra de un manejo torpe, mezquino  que incuba desconfianza que luego imposibilitan consensos para luego de mayor calado, pues hasta las inofensiva e invisibles  hormigas, se hacen sentir  cuando pican.

Ojala se corrija una práctica que puede traer  bajo su fondo, la ya expresada intención de algunos sectores conservadores e intolerantes de privatizar la actividad política reduciéndola al ejercicio de dos o tres grupos, que en honor a la verdad no han sido los más éticos ni los más democrático.

El dialogo debe continuar integrando a todos los actores políticos y sociales que tengan propuestas e ideas para hacer más justo, equitativo y correcto nuestro sistema de participación política y esto no excluye absolutamente a nadie, pues a fin de cuentas los partidos políticos son patrimonio de la sociedad y no propiedad de quienes de manera circunstancial los conducen en la actualidad.

El autor es catedrático universitario y dirigente del PTD

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