Moral política
Por Manuel Hernández Villeta/ A Pleno Sol
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Opinión |
Las elecciones dominicanas tienen
inconvenientes que son difíciles de corregir. No fallan las leyes y
reglamentos, sino los hombres. La Junta Central Electoral tiene un amplio
legajo de artículos y disposiciones para normar el proceso electoral, por lo
tanto no son necesarias más ordenanzas.
La mal llamada sociedad civil quiere
vender que los males electorales se deben a que no hay una ley de partidos
políticos, y eso no es verdad. Son los hombres que participan en las elecciones
los que fallan, no los reglamentos. Si no se cumplen las leyes actuales, ¿quién
respetará las nuevas?
De nada serviría una ley de partidos
políticos, si como ahora hay activistas y fanáticos que cometen
diabluras y violaciones con tal de asegurar un cargo electivo. Antes que más
leyes, lo que se debería de limpiar es la moral y la conciencia de muchos de
los participantes en las elecciones.
Todo ahora mismo en la preparación de unas
elecciones está reglamentado. Desde la forma de elegir a los candidatos, las
primarias, la participación en el torneo, el financiamiento que llega a través
de la JCE y de cómo se debe votar.
Todos los partidos violan esas
disposiciones. Todos participan en la compra de votos. Es más, todos los
partidos políticos consideran que el principal gasto de campaña es el mismo día
de las votaciones. La ley no manda a realizar esas travesuras, ni tampoco las castiga.
Si son los mismos personajes los que
transitan en la actividad política actual, una ley de partidos únicamente
servirá para llenar los egos de los mal llamados representantes de la sociedad
civil que abogan por ella.
La venta y compra de votos, no es un
problema de reglamento a futuro, sino de violaciones a disposiciones que ahora
mismo están vigentes. No es ley renovada lo que hace falta, sino que hombres de
conciencia clara participen en la vida política nacional.
Cuando se solucionan los problemas de
hambre y miseria extrema que tienen sociedades sub-desarrolladas como la
nuestra, se reduce y hasta se elimina el clientelismo político por la comida de
un día. No son medidas aisladas lo que se necesita, sino atacar y resolver los
males del sistema, limpiar conciencias y disponer reciedumbre en los
principios.
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