Por Francisco Luciano
(Opinión) |
El tres (3) de diciembre 2012,
publicamos nuestra reflexión titulada “Santo y seña
para la UASD 2013”, apelando que a la conciencia
de los universitarios, para que permitieran a la Universidad
usar los RD$1,250,000,000.00 (MIL DOSCIENTOS CINCUENTA MILLONES DE PESOS
CON OO/00) que fueron aumentados su presupuesto para 2013, en resolver el
tema de la seguridad social de los servidores. Desafortunadamente
primo entre nosotros el economicismos que guía a los dirigentes
de los gremios universitarios, así como la miopía de la mayoría de los grupos
políticos-académicos, quienes se empecinaron en meter la Universidad en
destinar los 1,250 millones de pesos para cubrir un aumento de
salarios.
Pasados tres (3) años, la crisis se
recrudece, estremeciendo a la UASD, bajo el añejo reclamo de que “es
urgente mejorar los laboratorios, reducir la carga docente, Sanear la
nómina y por un aumento de 40% a los sueldos de profesores y
empleados, porque total, nos corresponde un 5% del presupuesto nacional”,
pero con la diferencia de que el presupuesto asignado a la UASD no tiene
posibilidad de solventar nada que signifique incremento del gasto.
La experiencia de los últimos treinta años demuestra que
la Universidad es paralizada en reclamo de que se mejoren las condiciones
para las labores docentes y administrativas, pero alcanzado un aumento en
los sueldos, así sea pírrico, esas demandas se archivan, hasta la próxima
contienda.
Lo que a la UASD conviene es la construcción de una
propuesta de pacto para corregir las debilidades que amenazan su
calidad académica, donde todos nos comprometamos a adoptar
los correctivos que permitan dejar atrás las carencias y debilidades que
nos impiden ser eficientes y eficaces y donde el gobierno se comprometa a
apoyarnos durante ese proceso, en la medida que se verifique el
cumplimiento de las metas fijadas conforme un calendario de trabajo, que deberá
ejecutarse en un plazo de cinco años , incluyendo en el mismo las
aspiraciones de mejoras en la remuneración de los servidores.
Jamás nos opondremos a reclamos que son justos,
pero estamos obligados a emplearnos a fondo para superar las deficiencias
que acusa la UASD en sus procesos académicos y administrativos, y eso no se
puede hacer cerrándola, pues esta solo tiene valor abierta, impartiendo
docencia a sus alumnos y ofreciendo soluciones para la producción de los
bienes y servicios que necesita el país.
Nuestro llamado es a preservar la academia,
fortaleciendo su credibilidad, ante la sociedad y nuestros alumnos, de manera
que nos perciban como una academia que sirve a sus deseos de superación y
progreso, y no como insaciables demandantes de recursos.
El autor es catedrático Universitario y dirigente del PTD.
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