Por Francisco Luciano
Opinión |
La estirpe de nuestro padre fundador, se esmeró en legarnos una
República con fisonomía propia, basada en principios y valores que recogiendo
nuestra idiosincrasia, proyectaran la visión de nuestra imagen futura como nación,
así lo concibió en su proyecto de constitución y lo práctico en todos los actos
de su vida.
Con su visión de largo plazo y su confianza en el futuro inspiró
a la juventud de su época, conduciéndola a la fundación de una República
independiente de Haití y de cualquier otra por más fuerte o grande que fuere.
Su desprendimiento le hizo poner bienes y vida al servicio de la
causa en que creyó: “la construcción de una patria libre e independiente de
toda potencia extranjera”.
Su espíritu democrático le llevó a renunciar a la asunción de la
presidencia de la naciente República por aclamación, como era la intención de
grupos que lo entendían merecedor de tal distinción, proponiendo en cambio
votar una constitución democrática, para dar paso a la celebración de
elecciones entre los diversos aspirantes a conducir los destinos de la patria.
Su honradez quedó demostrada al rendir cuenta de los recursos
puestos bajo su custodia en cada ocasión y su humildad le trajo a la patria en
1863 para ponerse a la orden del mando restaurador como un simple soldado al
servicio de la causa.
Hoy que la actividad política es desmeritada con apetencias y
aspiraciones desmedidas, es importante recordar que gracias a la acción de
hombres que ejercieron la política basados en valores éticos, de los cuales
Juan Pablo Duarte es la columna más alta y el ejemplo más desprendido, ha sido
posible mantener encendida la llama que hace vibrar la patria dominicana en el
corazón de cada uno de sus buenos hijos.
A 203 años de su natalicio, es propicia la ocasión para,
resaltar que los valores sobre los que Juan Pablo Duarte cimentó nuestra
nacionalidad son: La democracia, honradez, desprendimiento, solidaridad y
humildad, y para reiterar nuestro compromiso de hacer uso de nuestra salud, conciencia
y corazón para hacer la patria dominicana, cada día más grande y decorosa,
mostrando con alegría, nuestro orgullo por ser dominicanos.
El autor es catedrático universitario y dirigente del PTD
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