Por: Alberto Quezada
Opinión |
Para esos sectores que parecen que han
vivido en Saturno, los pueblos a su entender están poco inclinados a la
austeridad y detestan todo lo que se traduzca a privaciones,
limitaciones, buenas prácticas de transparencia y accionar político honesto.
Para no irnos muy lejos, a
esos sectores que están navegando en esa ola de la opinión pública
mundial y local hay que recordarles, por ejemplo, la barbarie de la
conquista y la desaparición de la raza indígena en la Isla Hispaniola la cual
constituyó una ofrenda antillana al desarrollo del capitalismo europeo.
De igual manera, hay que señalarle
esos desmemoriados de nuevo cuño de la comunidad global y local que están
alarmados y piensan que el mundo se nos viene encima y que estamos al borde del
colapso de la civilización cristina que si por corrupción y
paganismo se entiende la quiebra, la violación de los valores
formales de una sociedad, se recuerden los films de Pier Paolo Passolini sobre
las costumbres prerrenacentista.
Por ejemplo, ¿se puede concebir
más bajeza moral que la demostrada en los tiempos de la revolución industrial,
especialmente en Inglaterra, con la explotación del trabajo infantil?
Asimismo, las numerosas guerras de
conquistas culminando con los millones de muertos de la primera y segunda
guerras mundiales del Siglo pasado ningunas hechas por patriotismo, por el
desarrollo de los valores espirituales, sino por intereses económicos de los
grupos dominantes que más de una vez lograron embaucar a sus pueblos
conduciéndolos a matar y morir.
En cuanto a la corrupción en la
República Dominicana hay que decir, sin lugar a dudas, que no ha estado al
margen de las referidas plagas sociales de las cuales han sido promotores
y artífices grupos sociales propios y extraños muy específicos.
Hay que admitir, sin embargo, que
como sociedad la corrupción y el paganismo han aumentado, pero, hay que
destacar que ese aumento no se produce por generación espontánea, sino por el
efecto de los diferentes gobiernos tenido y por el tipo de desarrollo
capitalista dependiente impuesto por los resultados de la intervención militar
norteamericana de 1965.
Esa es la historia de la humanidad, un
trayecto de barbarie creciente, de aumento y refinamiento de los instrumentos
de muerte dirigidos por los hombres y sus intereses para satisfacer sus
ambiciones desmedidas... Más nada...
El autor es periodista y magíster en
Derecho y Relaciones Internacionales. Reside en Santo Domingo
No hay comentarios:
Publicar un comentario