Politica, economía

lunes, noviembre 16, 2015

Olvidan que nos conocemos

Por Francisco Luciano

Opinión
Es muy usual que personas que son los que son,  porque la militancia que han tenido les ha garantizado espacio y soporte, se marchen de sus  organizaciones, al primer obstáculo, creyéndose la gran cosa, para luego darse cuenta que su valor  es circunstancial y que la organización a la que se han mudado  solo los acoge por  la  capacidad  de daño, que  le supone pueden tener, contra  sus antiguos compañeros. 
     
Cuando el cambio de posición  de una persona es el resultado de un proceso reflexivo e ideológico, la acción se adopta sin prensa, sin bulla, ni escándalos,  se comunica a la sociedad política y al país,  y simplemente se pasa la página. 

Más cuando el cambio de chaqueta se produce por apetencias o gulas particulares o por interés mercurial,  se anuncia y requeté anuncia, como un falso  credo,  que se hace preciso repetir para que los demás se lo crean a fuerza de escucharlo.  Ese tipo de personas  ambiciosas e individualistas,  no tienen futuro ni espacio, porque no valen nada, ni para sus antiguos,  ni para sus nuevos compañeros.

El actual proceso electoral viene a demostrar  que mucha gente no es de la pasta que  creíamos, ni del linaje que se le suponía.  Algunos que  dijeron  marcharse de su grupo original  porque según afirmaron  “su antiguo partido   realizó la escogencia de candidaturas basándose  en los resultados de encuestas y no realizando  primarias internas”, pero acontece que en el nuevo grupo al que se mudaron  se le postula, sin medición y  no se les escogió en primarias internas. Es evidente que en  su individualista manera de practicar la democracia, si la decisión que se adopta los beneficia, todo se vale.

Tenemos a otra y a otros,  que ahora descubren que el partido en el que militaron tiene mucho tiempo en el gobierno y denuncia que este  pretende extenderse por más tiempo el poder , como si fuera pecado que los partidos y sus dirigentes aspiren a gobernar o a seguir gobernando.  De esa y esos,  lo único que resulta  contradictorio es que mientras el antiguo partido tiene doce años consecutivos  en el poder, ellos llevan dieciséis ocupando una curul en el congreso, como si eso es parte de un ejercicio dilatado de gobierno.

El país que necesitamos construir requiere de hombres y mujeres comprometidos con la causa de las mayorías. Requiere de gente que anteponga los intereses del proyecto en que militan sobre sus  aspiraciones particulares.  Requiere de seres humanos dispuestos a asumir el sacrificio que fuere necesario, para hacer más grande y próspero al país en que vivimos.   Requiere de gente,  con la capacidad para comprender que la más grande aspiración que debe tenerse es el engrandecer nuestra patria.


El autor es catedrático universitario y dirigente del PTD.

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