Neo Carmona (Opinión) |
Ante la temeraria e irresponsable
acusación al Consejo Universitario y demás autoridades de la Universidad, que
hace el Movimiento Consenso Universitario sobre los programas de maestría en
Terapia Familiar, que imparte nuestra UASD, en varias ciudades y estados de los
Estados Unidos de América, como parte de su programa de formación a distancia.
Esta no puede quedar en el vacío. Las autoridades de la UASD deben dar una
respuesta pública y contundente que no deje lugar a dudas sobre estos programas
y sancionar a los perversos autores de la vil calumnia y acusación malsana.
El Instituto de Sexualidad Humana,
adscrito a la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad
Autónoma de Santo Domingo (UASD), desarrolla un exitoso programa de Maestrías
en Terapia Familiar, esto bajo un convenio estratégico interinstitucional
suscrito entre la Universidad Primada de América y Northeast/Lehigh
Valley & Carolina Community Mental Healh Centers, Inc.
Estamos hablando de un convenio
marco que establece claramente las respectivas responsabilidades de las partes:
la UASD, como institución de educación superior facultada por las
leyes para impartir docencia de grado y postgrado tiene el control docente del
programa. Es decir, designa a los profesores que imparten la docencia,
establece el plan de estudios a seguir, lleva el control del registro de
participantes y su asistencia, así como la de los maestros y de la docencia
impartida.
Por su parte, a Northeast/Lehigh
Valley & Carolina Community Mental Health Centers, Inc., le
corresponde encargarse de LA LOGÍSTICA para la realización
exitosa del programa, aportar la infraestructura para la ejecución efectiva de
las prácticas supervisadas establecidas para su aprobación por parte de cada
uno de los participantes, y por las normativas que regulan estos programas y,
además, reclutar a los interesados en cursar el programa. Siempre, apegados a
lo convenido previamente entre las partes.
Cabe destacar que Northeast/Lehigh
Valley & Carolina Community Mental Health Centers, Inc., es de los
mayores proveedores de servicios de Salud Mental en Pensilvania y que así como
este, por su naturaleza, no interviene en el proceso docente del programa, la UASD no
tiene nada que ver con su manejo administrativo. De esto se deduce que, si Northeast/Lehigh
Valley & Carolina Community Mental Health Centers, Inc., durante
la vigencia del convenio, entrase en alguna contradicción con las autoridades a
las cuales se debe, esto ni afecta el programa docente ni responsabiliza a la
universidad, en lo absoluto, aunque sugiera una revisión de la sociedad entre
las partes para aclarar y evitar confusiones sobre la integridad de los
procesos y más aun sobre sus resultados.
El actual programa de Maestrías
en Terapia Familiar no debe confundirse con el de Consejería
Clínica que anterior a este se impartía a través de la Facultad de
Humanidades durante la gestión del ex rector de la UASD, doctor Porfirio
García Fernández y cuyo acto de investidura se realizó durante la
gestión del maestro Roberto Reyna Tejada (2005-2008), pues
este programa se encontraba rezagado en manos de los encargados de su
ejecución.
Con este acto de investidura el
maestro Roberto Reyna cumplía con los compromisos que había
asumido nuestra institución con Northeast Community Mental Health Centers,
Inc., (institución con la que se había firmado el primer acuerdo), para
impartir sus programas de formación a distancia y así como con los maestrantes
que esperaban la investidura a la que ya tenían derecho.
En la gestión del doctor Franklin
García Fermín (2008-2011) se firmó un nuevo convenio con Northeast/Lehigh
Valley & Carolina Community Mental Health Centers, Inc. Dicho
convenio tenía el propósito de desarrollar Programas en el área de salud mental
a través de la Facultad de Ciencias de la Salud. En virtud de dicho convenio se
desarrolló un Programa de Maestría en Salud Mental. Más tarde, y una vez
concluido exitosamente este programa, se iniciaron los programas de Maestría
en Terapia Familiar que, cabe destacar, uno de los requerimientos en
los Estados Unidos para poder atender a niños es tener formación como
terapeuta familiar. Este programa desde entonces y hasta la fecha ha sido
administrado con excelentes resultados e ininterrumpidamente por el Instituto
de Sexualidad Humana de la UASD.
Posteriormente, en la gestión del
maestro Mateo Aquino Febrillet (2011-2014) el convenio con Northeast/Lehigh
Valley & Carolina Community Mental Health Centers, Inc., fue
revisado y adaptado aun más a las exigencias institucionales; además de que
incluyó a otra prestigiosa institución de los Estados Unidos, Bergen
Community College de New Jersey; que es una de las universidades con
más estudiantes a nivel nacional.
La presente gestión del doctor Iván
Grullón Fernández, inaugurada en marzo del pasado año 2014, no ha tenido
participación en la ejecución de estos programas más allá de buscar una
solución institucional y correcta a una problemática que por intereses
politiqueros, grupales y personales, creó el decano de la Facultad de Ciencias
de la Salud, doctor Wilson Mejía, que se negaba a dar el curso
normal correspondiente en su facultad, manteniendo suspendida la graduación de
los maestrantes que ya contaban con 7 meses de espera sin ninguna respuesta
oficial por parte del doctor Mejía. Todo manejado bajo la más absoluta
perversidad y transgrediendo derechos ya adquiridos de los maestrantes y, peor
aún, llevando nuestra UASD a la ilegalidad.
Una actitud injustificable por
parte del doctor Mejía, ahora como decano, pues estos programas de
maestrías pertenecen a la escuela de medicina de la cual él fue director por
dos periodos y que tiene su origen precisamente en su primera administración al
frente de la escuela. Del mismo modo el convenio con Northeast/Lehigh
Valley & Carolina Community Mental Health Centers, Inc., y Bergen Community
College, tuvo el aval de la escuela de medicina de la UASD en las dos
gestiones del hoy decano de la Facultad de Ciencias de la Salud, doctor Wilson
Mejía.
Lo que se espera de un decano
responsable, lo que lamentablemente no podemos decir del doctor Wilson
Mejía, es que si ahora como decano y luego de una revisión objetiva e
imparcial, este encontró debilidades en el convenio o en los programas de
maestrías, es que asuma una posición al respecto y haga las recomendaciones de
lugar para corregir estas debilidades. No que se confabule por favores
políticos para desacreditar a nuestra UASD y a sus programas
de estudios.
Es preciso señalar que ni el
decano de la Facultad de Ciencias de la Salud ni el Consejo Directivo de la
misma tienen facultad para rescindir un convenio aprobado por el Consejo
Universitario y firmado por el rector de la academia estatal por mandato de
este superior organismo.
Miente descaradamente el
Movimiento Consenso Universitario cuando afirma que es una clínica en Estados
Unidos que imparte los programas de maestrías. Como ya dijimos estos programas
pertenecen a nuestra Facultad de Ciencias de la Salud que los ejecuta a través
de uno de los institutos más prestigiosos de esta universidad y del país, el
Instituto de Sexualidad Humana, que es el responsable de designar a los
profesores de la UASD que imparten la docencia, lo cual
implica necesariamente un control por parte de la academia estatal de la
asistencia, del número de registro de los participantes y de la docencia
impartida.
Estos programas de maestrías
cuentan con todo el aval de los organismos institucionales de nuestra
universidad, inclusive de aquellos bajo la dirección del doctor Wilson
Mejía, que en una jugarreta política de la más baja calaña, jamás
digna de un académico por demás miembro del Consejo Universitario y que aspira
a un puesto electivo más alto, como la vicerectoría docente, intenta
desprestigiarlo.
El desarrollo exitoso de los
programas fue supervisado semestralmente por el Instituto de Sexualidad Humana
sobre todo en los aspectos concernientes a la ejecución del plan de estudios, a
la asistencia de los profesores, la docencia; así como de los maestrantes que la
recibieron oportunamente y en espacios totalmente adecuados para una labor de
enseñanza eficaz.
No obstante esto, este programa
también fue supervisado por el decanato, por la unidad de postgrado de la
Facultad así como por la dirección general de postgrado de la UASD.
El mismo doctor Wilson Mejía, una vez asumió el decanato, en
diciembre del 2014 específicamente, viajó hasta Estados Unidos donde se reunió
con los diversos grupos de maestrantes, ratificó su apoyo a los programas
afirmando que ese tipo de extensión que realiza la UASD mediante
este programa es en la que él cree y que por eso los había apoyado como
director de la escuela de medicina y que los seguiría apoyando como decano.
Además, se comprometió a realizar la investidura el 7 de marzo próximo a su
visita (2015).
No podemos dejar de destacar la
experiencia de más de 30 años del Instituto de Sexualidad Humana, con tanta
rigurosidad, excelencia y calidad en ejecución de sus programas que el de
Maestría en Terapia Familiar es validado por prestigiosas instituciones
acreditadoras como World Education Services (WES) y Educational Perpectives,
las cuales las certifican tanto regional como nacionalmente, haciendo esta
maestría equivalente a programas impartidos en los Estados Unidos; siendo dicho
trámite una condición de rigor para que nuestros egresados puedan laborar y
obtener las licencias que les permiten ejercer como consejeros y terapeutas
familiares.
Amparados en la verdad no tenemos
otra opción que catalogar de temeraria e irresponsable la denuncia que el
pasado día 13 de los corrientes hizo el movimiento Consenso Universitario.
TEMERARIA: porque
es una evidencia palpable de la campaña a destiempo en la que eternamente
vivimos en nuestra UASD, pone en entredicho la calidad de la Universidad
Primada de América para emitir títulos, en este caso de estudios de 4to.
Nivel, e intenta manchar un proceso tan riguroso y tan celosamente cuidado y
llevado a cabo por esta institución durante todos los siglos de su existencia,
sin que hasta la fecha se haya entregado algún título a una persona que no le
corresponda.
TEMERARIA: porque
acusa a nuestra Universidad y a sus organismos como el Registro Universitario,
el Subconsejo Técnico de la Escuela de Medicina, el Consejo Directivo de la
Facultad de Ciencias de la Salud, el Consejo Universitario y la Vicerectoría de
Investigación y Postgrado, esta última encargada de la supervisión de todo el
proceso, de en contubernio con Northeast/Lehigh Valley & Carolina
Community Mental Health Centers, Inc., y Bergen Community College, operar
una supuesta mafia en los Estados Unidos que expide títulos de maestrías a
nombre de nuestra Universidad a pesar de que la UASD, como
institución académica facultada legalmente para tales fines, supuestamente no
haber intervenido jamás en el proceso de formación de los beneficiarios con tal
grado académico.
TEMERARIA: porque
atenta contra el muy bien ganado prestigio de uno de los institutos más
exitosos y productivos que tiene nuestra institución y este país, el Instituto
de Sexualidad Humana, el cual tiene más de 30 años al servicio de los mejores
intereses de la colectividad uasdiana y nacional.
TEMERARIA: porque
atenta directamente contra la imagen de nuestra UASD como institución académica
formadora de conocimientos y como responsable, mediante su componente de
extensión, de llegar a cada rincón del mundo donde estemos los dominicanos.
TEMERARIA: porque
no repara siquiera en la trayectoria de connotados profesionales al servicio de
la salud y que han dedicado su vida completa a esta universidad, mediante un
ejercicio profesional impecable, intachable y pulcro. Personas muy serias y
honradas como lo son, entre otros, el doctor Rafael García Álvarez y
la doctora Rosario Fadul, director y directora ejecutiva del
Instituto de Sexualidad Humana, respectivamente.
TEMERARIA: porque
supone una insubordinación injustificada e irresponsable a las resoluciones del
Honorable Consejo Universitario, máximo organismo de dirección de la Universidad
Primada de América que en una actuación correcta y que merece el
reconocimiento de todos resoluto llevar a cabo el proceso de investidura a los
maestrantes de su programa de Maestría en Terapia Familiar.
TEMERARIA Y MISERABLE: porque
atendiendo exclusivamente a pretensiones políticas, atenta contra la
continuidad y éxito de programas que han cambiado la vida de cientos de
dominicanos y latinos residentes en los Estados Unidos y que siendo
profesionales tenían trabajos de jornaleros en ese país y que gracias a este
programa hoy rinden un eficiente servicio como terapeutas familiares. Servicio
este que el Estado tanto necesita.
IRRESPONSABLE: porque
se basa en la mentira vulgar y descarada. Ni siquiera en medias verdades.
TEMERARIA E IRRESPONSABLE: porque
acusa, además, al rector y al secretario general de la UASD, encargados de
preparar la agenda del Honorable Consejo Universitario, de
confabularse y preparar un escenario en el que resultara favorecido el convenio
que ya ellos habían calificado de mafioso.
No vamos a caer en el error de
afirmar que los Programas de Maestrías en Terapia Familiar y el
convenio entre la UASD, Northeast/Lehigh Valley & Carolina
Community Mental Health Centers, Inc. Y Bergen Community College, son
perfectos y que no pudiesen ser aún mejorados, perfeccionados y mejor adaptados
a las necesidades y exigencias institucionales de nuestra academia. Pero lo
cierto es que estamos frente a un programa que ha ido madurando y
perfeccionándose con el tiempo, superando así debilidades. Debilidades estas
que no son ajenas a nuestros programas en la sede y recintos, centros y
subcentros regionales.
Sobre todo, estamos ante un
auténtico programa de extensión universitaria y que está muy lejos de ser esa
mafia de la que irresponsablemente se le acusa y que grandemente ha repercutido
de forma positiva en la movilidad y progreso social y profesional de sus
participantes. Esto sin contar que se ofrece, conforme a la responsabilidad
social y solidaria que caracteriza nuestra institución, a un costo asequible
que los participantes pueden pagar y mucho menor al que se ofrece en otras
instituciones y, mucho mejor aún, en español, su idioma natal.
Esta acusación merece todo el
repudio de los universitarios y una respuesta firme y contundente de parte de
las autoridades universitarias.
El autor es estudiante y servidor
universitario
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