Politica, economía

jueves, octubre 22, 2015

Programas de Sexualidad Humana de la UASD



Neo Carmona (Opinión)
Ante la temeraria e irresponsable acusación al Consejo Universitario y demás autoridades de la Universidad, que hace el Movimiento Consenso Universitario sobre los programas de maestría en Terapia Familiar, que imparte nuestra UASD, en varias ciudades y estados de los Estados Unidos de América, como parte de su programa de formación a distancia. Esta no puede quedar en el vacío. Las autoridades de la UASD deben dar una respuesta pública y contundente que no deje lugar a dudas sobre estos programas y sancionar a los perversos autores de la vil calumnia y acusación malsana.

El Instituto de Sexualidad Humana, adscrito a la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), desarrolla un exitoso programa de Maestrías en Terapia Familiar, esto bajo un convenio estratégico interinstitucional suscrito entre la Universidad Primada de América y Northeast/Lehigh Valley & Carolina Community Mental Healh Centers, Inc.


Estamos hablando de un convenio marco que establece claramente las respectivas responsabilidades de las partes: la UASD, como institución de educación superior facultada por las leyes para impartir docencia de grado y postgrado tiene el control docente del programa. Es decir, designa a los profesores que imparten la docencia, establece el plan de estudios a seguir, lleva el control del registro de participantes y su asistencia, así como la de los maestros y de la docencia impartida.

Por su parte, a Northeast/Lehigh Valley & Carolina Community Mental Health Centers, Inc., le corresponde encargarse de LA LOGÍSTICA para la realización exitosa del programa, aportar la infraestructura para la ejecución efectiva de las prácticas supervisadas establecidas para su aprobación por parte de cada uno de los participantes, y por las normativas que regulan estos programas y, además, reclutar a los interesados en cursar el programa. Siempre, apegados a lo convenido previamente entre las partes. 

Cabe destacar que Northeast/Lehigh Valley & Carolina Community Mental Health Centers, Inc., es de los mayores proveedores de servicios de Salud Mental en Pensilvania y que así como este, por su naturaleza, no interviene en el proceso docente del programa, la UASD no tiene nada que ver con su manejo administrativo. De esto se deduce que, si Northeast/Lehigh Valley & Carolina Community Mental Health Centers, Inc., durante la vigencia del convenio, entrase en alguna contradicción con las autoridades a las cuales se debe, esto ni afecta el programa docente ni responsabiliza a la universidad, en lo absoluto, aunque sugiera una revisión de la sociedad entre las partes para aclarar y evitar confusiones sobre la integridad de los procesos y más aun sobre sus resultados.

El actual programa de Maestrías en Terapia Familiar no debe confundirse con el de Consejería Clínica que anterior a este se impartía a través de la Facultad de Humanidades durante la gestión del ex rector de la UASD, doctor Porfirio García Fernández y cuyo acto de investidura se realizó durante la gestión del maestro Roberto Reyna Tejada (2005-2008), pues este programa se encontraba rezagado en manos de los encargados de su ejecución.

Con este acto de investidura el maestro Roberto Reyna cumplía con los compromisos que había asumido nuestra institución con Northeast Community Mental Health Centers, Inc., (institución con la que se había firmado el primer acuerdo), para impartir sus programas de formación a distancia y así como con los maestrantes que esperaban la investidura a la que ya tenían derecho.

En la gestión del doctor Franklin García Fermín (2008-2011) se firmó un nuevo convenio con Northeast/Lehigh Valley & Carolina Community Mental Health Centers, Inc. Dicho convenio tenía el propósito de desarrollar Programas en el área de salud mental a través de la Facultad de Ciencias de la Salud. En virtud de dicho convenio se desarrolló un Programa de Maestría en Salud Mental. Más tarde, y una vez concluido exitosamente este programa, se iniciaron los programas de Maestría en Terapia Familiar que, cabe destacar, uno de los requerimientos en los Estados Unidos para poder atender  a niños es tener formación como terapeuta familiar. Este programa desde entonces y hasta la fecha ha sido administrado con excelentes resultados e ininterrumpidamente por el Instituto de Sexualidad Humana de la UASD. 

Posteriormente, en la gestión del maestro Mateo Aquino Febrillet (2011-2014) el convenio con Northeast/Lehigh Valley & Carolina Community Mental Health Centers, Inc., fue revisado y adaptado aun más a las exigencias institucionales; además de que incluyó a otra prestigiosa institución de los Estados Unidos, Bergen Community College de New Jersey; que es una de las universidades con más estudiantes a nivel nacional.

La presente gestión del doctor Iván Grullón Fernández, inaugurada en marzo del pasado año 2014, no ha tenido participación en la ejecución de estos programas más allá de buscar una solución institucional y correcta a una problemática que por intereses politiqueros, grupales y personales, creó el decano de la Facultad de Ciencias de la Salud, doctor Wilson Mejía, que se negaba a dar el curso normal correspondiente en su facultad, manteniendo suspendida la graduación de los maestrantes que ya contaban con 7 meses de espera sin ninguna respuesta oficial por parte del doctor Mejía. Todo manejado bajo la más absoluta perversidad y transgrediendo derechos ya adquiridos de los maestrantes y, peor aún, llevando nuestra UASD a la ilegalidad.

Una actitud injustificable por parte del doctor Mejía, ahora como decano, pues estos programas de maestrías pertenecen a la escuela de medicina de la cual él fue director por dos periodos y que tiene su origen precisamente en su primera administración al frente de la escuela. Del mismo modo el convenio con Northeast/Lehigh Valley & Carolina Community Mental Health Centers, Inc., y Bergen Community College, tuvo el aval de la escuela de medicina de la UASD en las dos gestiones del hoy decano de la Facultad de Ciencias de la Salud, doctor Wilson Mejía.

Lo que se espera de un decano responsable, lo que lamentablemente no podemos decir del doctor Wilson Mejía, es que si ahora como decano y luego de una revisión objetiva e imparcial, este encontró debilidades en el convenio o en los programas de maestrías, es que asuma una posición al respecto y haga las recomendaciones de lugar para corregir estas debilidades. No que se confabule por favores políticos para desacreditar a nuestra UASD y a sus programas de estudios.

Es preciso señalar que ni el decano de la Facultad de Ciencias de la Salud ni el Consejo Directivo de la misma tienen facultad para rescindir un convenio aprobado por el Consejo Universitario y firmado por el rector de la academia estatal por mandato de este superior organismo.

Miente descaradamente el Movimiento Consenso Universitario cuando afirma que es una clínica en Estados Unidos que imparte los programas de maestrías. Como ya dijimos estos programas pertenecen a nuestra Facultad de Ciencias de la Salud que los ejecuta a través de uno de los institutos más prestigiosos de esta universidad y del país, el Instituto de Sexualidad Humana, que es el responsable de designar a los profesores de la UASD que imparten la docencia, lo cual implica necesariamente un control por parte de la academia estatal de la asistencia, del número de registro de los participantes y de la docencia impartida.

Estos programas de maestrías cuentan con todo el aval de los organismos institucionales de nuestra universidad, inclusive de aquellos bajo la dirección del doctor Wilson Mejía, que en una jugarreta política de la más baja calaña, jamás digna de un académico por demás miembro del Consejo Universitario y que aspira a un puesto electivo más alto, como la vicerectoría docente, intenta desprestigiarlo.

El desarrollo exitoso de los programas fue supervisado semestralmente por el Instituto de Sexualidad Humana sobre todo en los aspectos concernientes a la ejecución del plan de estudios, a la asistencia de los profesores, la docencia; así como de los maestrantes que la recibieron oportunamente y en espacios totalmente adecuados para una labor de enseñanza eficaz.

No obstante esto, este programa también fue supervisado por el decanato, por la unidad de postgrado de la Facultad así como por la dirección general de postgrado de la UASD. El mismo doctor Wilson Mejía, una vez asumió el decanato, en diciembre del 2014 específicamente, viajó hasta Estados Unidos donde se reunió con los diversos grupos de maestrantes, ratificó su apoyo a los programas afirmando que ese tipo de extensión que realiza la UASD mediante este programa es en la que él cree y que por eso los había apoyado como director de la escuela de medicina y que los seguiría apoyando como decano. Además, se comprometió a realizar la investidura el 7 de marzo próximo a su visita (2015).

No podemos dejar de destacar la experiencia de más de 30 años del Instituto de Sexualidad Humana, con tanta rigurosidad, excelencia y calidad en ejecución de sus programas que el de Maestría en Terapia Familiar es validado por prestigiosas instituciones acreditadoras como World Education Services (WES) y Educational Perpectives, las cuales las certifican tanto regional como nacionalmente, haciendo esta maestría equivalente a programas impartidos en los Estados Unidos; siendo dicho trámite una condición de rigor para que nuestros egresados puedan laborar y obtener las licencias que les permiten ejercer como consejeros y terapeutas familiares.

Amparados en la verdad no tenemos otra opción que catalogar de temeraria e irresponsable la denuncia que el pasado día 13 de los corrientes hizo el movimiento Consenso Universitario.

TEMERARIA: porque es una evidencia palpable de la campaña a destiempo en la que eternamente vivimos en nuestra UASD, pone en entredicho la calidad de la Universidad Primada de América para emitir títulos, en este caso de estudios de 4to. Nivel, e intenta manchar un proceso tan riguroso y tan celosamente cuidado y llevado a cabo por esta institución durante todos los siglos de su existencia, sin que hasta la fecha se haya entregado algún título a una persona que no le corresponda.

TEMERARIA: porque acusa a nuestra Universidad y a sus organismos como el Registro Universitario, el Subconsejo Técnico de la Escuela de Medicina, el Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias de la Salud, el Consejo Universitario y la Vicerectoría de Investigación y Postgrado, esta última encargada de la supervisión de todo el proceso, de en contubernio con Northeast/Lehigh Valley & Carolina Community Mental Health Centers, Inc., y Bergen Community College, operar una supuesta mafia en los Estados Unidos que expide títulos de maestrías a nombre de nuestra Universidad a pesar de que la UASD, como institución académica facultada legalmente para tales fines, supuestamente no haber intervenido jamás en el proceso de formación de los beneficiarios con tal grado académico.

TEMERARIA: porque atenta contra el muy bien ganado prestigio de uno de los institutos más exitosos y productivos que tiene nuestra institución y este país, el Instituto de Sexualidad Humana, el cual tiene más de 30 años al servicio de los mejores intereses de la colectividad uasdiana y nacional.

TEMERARIA: porque atenta directamente contra la imagen de nuestra UASD como institución académica formadora de conocimientos y como responsable, mediante su componente de extensión, de llegar a cada rincón del mundo donde estemos los dominicanos.

TEMERARIA: porque no repara siquiera en la trayectoria de connotados profesionales al servicio de la salud y que han dedicado su vida completa a esta universidad, mediante un ejercicio profesional impecable, intachable y pulcro. Personas muy serias y honradas como lo son, entre otros, el doctor Rafael García Álvarez y la doctora Rosario Fadul, director y directora ejecutiva del Instituto de Sexualidad Humana, respectivamente.

TEMERARIA: porque supone una insubordinación injustificada e irresponsable a las resoluciones del Honorable Consejo Universitario, máximo organismo de dirección de la Universidad Primada de América que en una actuación correcta y que merece el reconocimiento de todos resoluto llevar a cabo el proceso de investidura a los maestrantes de su programa de Maestría en Terapia Familiar.

TEMERARIA Y MISERABLE: porque atendiendo exclusivamente a pretensiones políticas, atenta contra la continuidad y éxito de programas que han cambiado la vida de cientos de dominicanos y latinos residentes en los Estados Unidos y que siendo profesionales tenían trabajos de jornaleros en ese país y que gracias a este programa hoy rinden un eficiente servicio como terapeutas familiares. Servicio este que el Estado tanto necesita.

IRRESPONSABLE: porque se basa en la mentira vulgar y descarada. Ni siquiera en medias verdades. 

TEMERARIA E IRRESPONSABLE: porque acusa, además, al rector y al secretario general de la UASD, encargados de preparar la agenda del Honorable Consejo Universitario, de confabularse y preparar un escenario en el que resultara favorecido el convenio que ya ellos habían calificado de mafioso.

No vamos a caer en el error de afirmar que los Programas de Maestrías en Terapia Familiar y el convenio entre la UASD, Northeast/Lehigh Valley & Carolina Community Mental Health Centers, Inc. Y Bergen Community College, son perfectos y que no pudiesen ser aún mejorados, perfeccionados y mejor adaptados a las necesidades y exigencias institucionales de nuestra academia. Pero lo cierto es que estamos frente a un programa que ha ido madurando y perfeccionándose con el tiempo, superando así debilidades. Debilidades estas que no son ajenas a nuestros programas en la sede y recintos, centros y subcentros regionales.

Sobre todo, estamos ante un auténtico programa de extensión universitaria y que está muy lejos de ser esa mafia de la que irresponsablemente se le acusa y que grandemente ha repercutido de forma positiva en la movilidad y progreso social y profesional de sus participantes. Esto sin contar que se ofrece, conforme a la responsabilidad social y solidaria que caracteriza nuestra institución, a un costo asequible que los participantes pueden pagar y mucho menor al que se ofrece en otras instituciones y, mucho mejor aún, en español, su idioma natal.

Esta acusación merece todo el repudio de los universitarios y una respuesta firme y contundente de parte de las autoridades universitarias.


El autor es estudiante y servidor universitario

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