Politica, economía

viernes, septiembre 25, 2015

Necesario cambio de paradigma

Por Francisco Luciano

Opinión
Por  el monto que el Estado Dominicano asigna a la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD),  como presupuesto, se puede tener una idea del  porqué de las grandes falencias que acusa la casa de altos estudios, falencias que se ahondan dado al carácter populista de sus administradores, que confunden, el derecho con el hecho, comprometiendo la inversión por el monto de los recursos que aspiran tener y no por los recursos de que en realidad disponen.

Si bien es cierto,  que las necesidades son infinitas y que los recursos para hacerle frente siempre resultarán escasos, también es cierto que la UASD recibe como inversión del Estado Dominico para financiarla un poco menos del 30%, al equivalente  de lo que reciben sus demás universidades homologas en  América Latina, es decir, que mientras el resto de las Universidades de la región reciben una asignación anual por alumno  US$2,800 o más,  la UASD recibe apenas US$789.00 anuales por alumno.  Este dato puede explicar el porqué de la situación precaria que  exhibe la Primada de América en muchos aspectos del quehacer.


Cuando  al olvido, la falta de comprensión o la  indiferencia del gobierno, le adicionamos el carácter pasivo de los gerentes universitarios, tenemos una combinación letal que atrofia la Universidad conduciéndola paulatinamente hacia un desempeño cada vez más pobre, que la conducirá, de no producirse un cambio en la actitud en quienes tienen  la responsabilidad de conducirla, a convertirse en una institución impertinente, pues  ante el  insuficiente financiamiento por parte del Estado Nacional, la Universidad actúa de manera inadecuada y contrario a  los principios de la racionalidad administrativa. Eso lo demuestra el hecho que no han tenido la valentía ni la visión para planificar en base a su realidad financiera.

Nuestras autoridades, todas las que ha tenido la Universidad desde 1966 hasta la fecha, han actuado de manera irresponsable, pues todo el que se compromete a lo que no puede o gasta lo que no tiene es  irresponsable.  La dirigencia de la Universidad, dentro de la que  no me excluyo, ha actuado en base a lo que debiera ser nuestra sostenibilidad financiera, confiando en que “el mana caerá del cielo” bajo cualquier argumento o justificación para no hacer el esfuerzo de generar los recursos que se le niegan.

La falta de visión gerencial, que por décadas hemos practicado, es la que nos lleva a actuar contra toda la lógica de la administración para gestionar recursos escasos. Basta solo el siguiente ejemplo para demostrar nuestra lamentable conclusión, entre decenas que podríamos narrar,  la Universidad siempre ha tenido la información de la cantidad de dinero que recibirá durante cada año del presupuesto nacional  y los gobiernos han cumplido con la entrega de la asignación presupuestada, siendo así, ¿Quién obliga a la Universidad a ingresar a todos los estudiantes que solicitan?, peor aún, ¿Porque ingresa nuevos alumnos  dos veces por año y  no una, en cada Enero, condicionada a que el gobierno asigne los fondos necesarios  para sostenerlos?  ¿Acaso no han aprendido en 44 años, que cada vez que ingresan nuevos alumnos aumentan de manera automática el gasto? ¿Por qué si la UASD solo puede sostener tres (3) decanos ha creado  nueve (9) decanatos? ¿Por qué sus autoridades  dan apertura a nuevos Centros Regionales sin tener los recursos para solventarlos?

¿Por qué si nuestros profesores exigen aumento de salarios periódicamente, es el gremio profesoral el que hace huelgas para oponerse a que se  indexen las tarifas de  los servicios que  la Universidad brinda? ¿Por qué una institución que languidece financieramente tiene que regalarlo todo, incluso a quienes tienen la posibilidad y manifiestan su disposición de contribuir un poco más,  a cambio de que se mejoren las atenciones?

En la planeación estratégica, los expertos  analizan a lo interno de las instituciones,  las fortalezas y  las debilidades que estas acusan para convertir en fortalezas las debilidades y desarrollar las entidades de manera  más eficiente y eficaz.

De igual manera estudian sigilosamente  las amenazas y las oportunidades que dicha institución tiene en su entorno para realizar los movimientos  tácticos  que  eviten dañarlas;  al tiempo que las ponen en condiciones de aprovechar las oportunidades para mejorarlas.

La irracionalidad de la gerencia de la UASD, no comprende cual es la misión para la que existe la institución  y al no tener claro cuál es el limite  su responsabilidad institucional, actúa como quien padece “el síndrome del cuidador”  para terminar aislándose socialmente.

La aprobación del anteproyecto de Ley de  Presupuesto de Ingresos y Gastos Público para el próximo año 2016, realizada el pasado miércoles 22 de Septiembre 2015, por el Consejo Nacional de Ministros, es una acción que debe provocar en la alta gerencia de la UASD, una profunda reflexión para adoptar un cambio de paradigma al  abordar el  financiamiento de la academia, pues está claro,  que el Estado no proveerá la cantidad de recursos que la Universidad necesita, para funcionar como debe,  y por lo tanto tiene que plantearse, no solo un asertivo plan para sensibilizar al congreso de la necesidad de que se mejore la partida consignada en la propuesta de presupuesto, sino también, en la manera de ayudarse a sí misma,  tomando a lo interno las acciones dignas que le permitan acercarse a la cantidad de dinero que demanda y necesita para cumplir sus planes y proyectos en el próximo año.  
Ni todas las lágrimas de la Magdalena, ni la violencia de Ares, traerán los fondos que necesitamos.    Lo que se debe hacer cuando se opera  déficit  o con carencia de recursos es, frenar el gasto a lo estrictamente necesario  y aumentar los ingresos al máximo.  Las marchas, los piquetes, las pedreas, los afiches y los volantes,   podrán ser un buen o mal ejercicio para  desahogar las iras acumuladas,  y hasta para  buscar uno que otro muerto, herido o apresado,  pero no para generar los recursos que  la Universidad necesita.  Es lo que dice la experiencia, registra la historia y aconseja la prudencia.


El autor es catedrático Universitario y dirigente del PTD

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