Fredy E. Pérez Espinosa (Opinión) |
La Laguna de Cabral es un cuerpo de
agua dulce ubicado en el municipio del mismo nombre, en la provincia de
Barahona, República Dominicana. Tiene una superficie superior a los 28 km2 y
una profundidad promedio comprendida entre los 3 y 4 metros.
Debido a las características que presenta
este extraordinario ecosistema, único en el País, estoy seguro que nuestros
aborígenes usufructuaron, de manera muy provechosa para su alimentación, las
especies que allí se desarrollaban, especialmente peces y aves.
Debo recordar que este territorio, al
momento de la Conquista, por parte de los españoles, pertenecía al cacicazgo
de Jaragua o Xaraguá, cuyo cacique era el valeroso Behechío (No Bohechío, según
el historiador barahonero José A. Robert).
Al igual que los Parques Nacionales Sierra
de Bahoruco, Jaragua y Lago Enriquillo; Reserva Científica Padre
Miguel Fuertes y otras áreas protegidas de esta zona, la Laguna de Cabral fue
designada, por su importancia ecológica y científica, como Refugio de Vida
Silvestre y reconocida por la convención RAMSAR como
“SITIO RAMSAR”, ya que este humedal es el refugio más significativo
del Caribe de aves migratorias.
La pesca indiscriminada con chinchorros y
tarrayas ha diezmado considerablemente la población de peces, afectando la economía
de muchas familias, que desde tiempos muy remotos han vivido de la
pesca en esta laguna. Entre las especies de peces que habitan en este
ecosistema tenemos roncador, sábalo, bosú, guabina, tilapia,
biajaca, bombero, entre otras.
La cacería de las aves migratorias, sin
ningún control, por muchos años, ha afectado especies tan importantes, desde el
punto de vista científico, como el flamenco y otras, que desde tiempos
inmemorables han habitado en este inigualable cuerpo de agua dulce.
Llama la atención que
el Gobierno Dominicano haya anunciado que va dragar la Laguna de Cabral y a
desarrollar un proyecto de crianza de peces en jaulas, el cual beneficiaría a
las asociaciones de pescadores de Cabral, Cristóbal, Peñón, Fundación y otras
comunidades.
Esta es una excelente iniciativa, tanto el
dragado de la laguna, como la producción de peces en jaulas, debido a que,
producto de las avenidas crecientes del Río Yaque del Sur, ésta se encuentra
muy sedimentada, lo cual contribuye a una disminución importante en el volumen
del agua de la misma.
Respecto de la producción de los peces,
esto no entra en discusión, pues, generaría riqueza a la zona y una fuente
importante de proteínas para la población.
Lo que sí considero es importante es que
las asociaciones de pescadores reciban las capacitaciones de lugar para que la
explotación pesquera en la laguna se realice de acuerdo a normas bien definidas
y que ellos sean los principales guardianes de su sustento
económico, así como los que protejan la fauna y la flora que allí existe.
Para tal efecto, el Gobierno Dominicano
debe trabajar en coordinación con las instituciones de la zona que tienen
experiencia en la organización y capacitación de grupos de productores y
protectores del medio ambiente y los recursos naturales. Me refiero,
específicamente a FUNDASUR, SOECA, SOEBA, LEMBA, entre otras.
De no hacerse esto y dejar a
las asociaciones de pescadores solas, el fracaso de esta iniciativa estaría
asegurado. Sé lo que estoy expresando, por lo tanto, es mejor prevenir que
tener que lamentar.
Otro aspecto importante, que tiene que ver
con la ejecución del proyecto de peces en jaulas, es la
comercialización, así como tratar por todos los medios posibles de añadir valor
agregado a la producción e instalar empresas procesadoras que hagan atractivo
el material que vaya al mercado.
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