A Pleno Sol
Manuel Hernández Villeta (Opinión) |
Los viejos partidos se reciclan, pero no
se hacen una transfusión de sangre nueva.
Siguen siendo cuerpos cansados, con las mismas ideas, la misma gente, y la
misma encerrona.
Los dirigentes tradicionales se levantan y
atrincheran en sus posiciones de mando, en sus escritorios con polillas, y se
olvidan que desde hace años dejaron de tener sintonía con sus bases. Son
dirigentes de membrete, que por lo menos antes tenían tribuna, y ahora se encuentran
solitarios.
El síndrome de los partidos políticos
dominicanos es que se dividen en la cúpula, pero siguen unidos en las bases. Los dirigentes fundan otros partidos, pensando que los
siguen y se van solos. Las bases siempre son oportunistas y únicamente le dan
la mano al que consideran que va a ganar.
Fundar un nuevo partido, de las costillas
del Revolucionario Dominicano, no pasa de ser una aventura. En el pasado, todos
los que se fueron del PRD conocieron la soledad y el aislamiento en los
primeros años.
Todas esas divisiones se esfumaron. La excepción
fue el Partido de la Liberación Dominicana, el cual experimentó un cambio
radical, de núcleos personales a un grupo político de masas. Dejó la revolución,
para conseguir el poder.
Fracasaron en sus divisiones del PRD
Jacobo Majluta, Hatuey De Camps, los primeros disidentes de la llegada al país
luego de la muerte de Trujillo. La franquicia quedó con las bases, aunque se le
fueran sus principales dirigentes.
Símbolos que hoy pueden estar desfasados.
Nadie utiliza un jacho para alumbrarse ni un buey para las cargas. Pero en su
medio siglo de existencia, los símbolos son permanentes y se ganan su lugar en
la historia.
Lo trascedente no sería que a un partido
viejo se le cambien las siglas, sino que haya sangre nueva, ideas adecuadas a
este tiempo, programas de gobierno que superen a los que fracasaron y sobre
todo, que se levante un auténtico esfuerzo por el desarrollo nacional.
De las divisiones solo ha salido confusión
y pérdida de tiempo. La historia, en este caso, es una farsa.
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