Politica, economía

miércoles, abril 23, 2014

Maduro y las guarimbas

A Pleno sol

Manuel Hernández Villeta (Opinión)
Nicolás Maduro cumple su primer año como presidente de Venezuela. Le tocó tomar las riendas dejadas en suspenso por Hugo Chávez. Su primera acción electoral lo estremeció al acusar una pérdida de votos del chavismo, luego en escrutinios municipales volvió a tomar la delantera.
Maduro ha tenido que enfrentar un año de dificultades económicas, de conspiración, de protestas callejeras, pero salvo los obstáculos, y ahora se debe enfocar en el futuro, en sus próximos pasos y en tratar de sacar a Venezuela de  la crisis actual.

Tiene que caminar con zapatos propios. Un año después el comandante Chávez es un símbolo para levantar la moral y seguir en la lucha, pero en el día a día se necesitan manos firmes-propias que tomen la lanza de la lucha popular.
Lo principal para Maduro de cara a su segundo año en el poder, es que logre desmantelar las diarias manifestaciones, rayanas en la violencia, y logre recuperar todo el poder de masas de los chavistas. No se puede en ningún momento dejar quitar el protagonismo de las calles.
Una cosa es el gobierno, mandar desde la famosa silla de alfileres, y otra tener apoyo popular. Un gobierno con ideas populares no se puede mantener si no cuenta con el apoyo de las grandes mayorías, su  agente efectivo tiene que ser el hombre de a pie. La calle es el principal baluarte de un gobierno popular.
Maduro y los chavistas se dejaron quitar brevemente las calles. Menospreciaron las protestas y consideraron que eran sectores de clase media, y que no tenían mayor trascendencia. Grave error. En las calles, con apoyo económico  de una gran potencia como los Estados Unidos, se quita un gobierno en un abrir y cerrar de ojos.
Maduro tiene que concertar, dialogar, buscar soluciones a los problemas, pero sin quitar ni una mota de polvo a las conquistas sociales que ha dado la revolución. Si lo hace, perderá el respaldo popular, y su destino será incierto.
La oposición parece estar dividida en lo que se refiere al día a día, si las protestas son pacíficas o violentas, pero no tienen diferencias en planteamientos totales ni en las metas de por medio que es el derrocamiento del gobierno de Nicolás Maduro.
Tienen fuerte apoyo y es muy difícil que salgan de las calles, salvo que sean erradicados por la fuerza, lo que no se está planteando el gobierno ahora mismo. La derecha seguirá conspirando y el gobierno debe mantener las puertas del diálogo abierto, pero sin transigir en su posición de un  socialismo siglo 21  en el poder para los habitantes de los cerros.

El juego de ajedrez político de Venezuela está jaque, pero no mate. La caída violenta de Maduro por los sectores de derecha, lanzaría al país a una guerra civil de incalculable trascendencia y alcance. Lo ideal es que no haya Golpe de Estado ni guerra civil, por eso debe seguir el diálogo y  no las guarimbas.

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