Elvi Paredes (Opinión) |
Sr. Presidente y compañero, comparto la forma enérgica y
patriótica, como usted puso en su sitio al Primer Ministro de San Vicente y Las
Granadinas, Ralph Gonsalves, y cómo aprovechó el escenario, para dar a conocer
al mundo, de los costos en que incurre la República Dominicana, al gastar miles
de millones de pesos en servicios de salud y educación, para los haitianos, que
muy bien pudieran estar siendo invertidos en el fortalecimiento del Poder
Judicial, la construcción de centros penitenciarios o apoyando los programas de
reeducación de adictos, las Casas de Acogida, Hogares de Ancianos o microempresarios,
que tanto lo necesitan.
Lo que no comparto Sr. Presidente y compañero, es que usted
admitiera de manera pasible, que viola nuestras leyes, para favorecer a
ciudadanos extranjeros que NUNCA lo agradecerán.
Lo que no comparto Sr. Presidente y compañero, es que ante un
foro de 33 naciones, visto por decenas de millones de personas, usted informara
que el 80 por ciento de los empleos en el sector agrícola y la construcción,
están ocupados por ilegales haitianos.
Lo que no comparto Sr. Presidente y compañero, es que usted
informara al mundo como si se tratara de un logro para los dominicanos, que el
sector turismo está siendo ocupado cada vez mas, por la mano de obra haitiana.
Lo que no comparto Sr. Presidente y compañero, es que usted
informara al mundo, que un gobierno
suyo, se hace el desentendido, al momento de aplicar las leyes, y que un millón
de haitianos, caminan como perro por su casa, sin cumplir con ninguna de las
leyes que se establecen en nuestras normas migratorias, como lo hacen todos los
países del mundo que se respetan, incluido Haití, donde ningún dominicano puede
andar sin un pasaporte.
Lo que no comparto Sr. Presidente y compañero, es que usted
tenga una gran retorica de defensa de
nuestra soberanía, y por otro lado, no otorgue los recursos que necesitan nuestras
Fuerzas Armadas y la Dirección General de Migración, para que aplique la ley y
detenga la entrada ilegal de ciudadanos haitianos, que impiden la
competitividad del sector productivo, y ponen un freno el incremento del
salario real de los dominicanos.
Lo que no comparto Sr. Presidente y compañero, es que
mientras usted pronuncia un discurso
patriótico ante el mundo, -que valoro como positivo-, haya emitido un decreto que
viola nuestras leyes migratorias y la Constitución, prohibiendo las
deportaciones de ilegales haitianos.
Lo que no comparto Sr. Presidente y compañero, es que
funcionarios de su gobierno, negocien la nacionalidad y la soberanía nacional,
ofertándolo al mejor postor, como si estuviéramos en venta, y negando los
sacrificios del Patricio Juan Pablo Duarte, y de miles de dominicanos que han
ofrendado sus vidas y bienes, por nuestra independencia.
Lo que no comparto Sr. Presidente y compañero, es que siendo
usted una persona enterada, astuta e inteligente, permita que el desarrollo de
la República Dominicana, sea afectado, por el ingreso descontrolado de
extranjeros, que ponen en peligro los objetivos de desarrollo que usted
prometió para el beneficio de los dominicanos, no de unos cuantos empresarios
agrícolas y de la construcción.
Sr. Presidente y compañero, su deber, su obligación como
mandatario de todos los dominicanos, es trabajar para engrandecer la Patria,
para que cada dominicano tenga un trabajo digno, una vivienda, servicios de
salud de calidad, y un medio ambiente sano y protegido.
Sr. Presidente y compañero, el deber y la obligación del
Estado y el gobierno que ostenta, es proteger nuestra frontera, para impedir el
ingreso de ilegales, de drogas, de armas y de enfermedades que puedan afectar
la salud de los y las dominicanas.
Esos aspectos de su discurso no los comparto Sr. Presidente y
compañero, y se lo digo por este medio, porque siempre he hablado claro y de
frente. No como algunos que se dicen sus amigos, que le pelan el diente hoy
porque usted es el primer mandatario de la nación, y que cuando salga del
gobierno, no le darán la mano.
Yo luché por su candidatura, como peledeista, y también
trabaje en el año dos mil, en la oficina de campaña que estaba ubicada en el
sector de La Esperilla, y seguiré siendo su compañero cuando no sea presidente.
Sr. Presidente y compañero, su obligación como primer
mandatario de la nación, es cumplir y hacer cumplir las leyes y nuestra
constitución, Ni más Ni menos.
Y todas las medidas y acciones que tome su gobierno, deben
estar dirigidas a promover el bienestar y la felicidad de los dominicanos,
primero, ante todo, y por encima de todo.
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