Por Manuel
Hernández Villeta/
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| Manuel Hernández Villeta (Opinión= |
El tema haitiano debe ser desplazado,
para pasar a ver la situación política y económica nacional. El principal de
los problemas dominicanos, no son los haitianos, sino nuestra hambre,
subdesarrollo, miseria en general y un 2014 que hay que impulsar por el camino
de las realizaciones.
Haití tiene sus problemas y los tiene
que resolver del otro lado del río, de acuerdo con los organismos
internacionales y las grandes potencias. Es un error que República Dominicana
siga metida de lleno en el problema haitiano.
El debate interminable es
inaceptable. El Estado tiene y debe tomar las medidas que se considere de rigor
para solucionar esta crisis y punto. La marcha no se puede detener, y hay que
revisar la agenda nacional.
Como aquí hay miles y miles de haitianos sin documentos, así también existe
un grueso de la población dominicana sin actas de nacimiento. Si hay haitianos
viviendo en hacinamiento en barracones de los bateyes de caña, así también hay
miles de miles de dominicanos residiendo en condiciones pesarosas a orillas de
cloacas y de ríos.
Hay que pasar el trago haitiano, por
más amargo que sea, y entrar de lleno en el debate de cómo se pueden controlar
los precios de los comestibles, que están subiendo cada día, y que si no se le pone una dosis de estabilidad, serán inalcanzables
en el año entrante.
Educación, asistencia médica, pleno
empleo y crisis energética, son de las variantes que están en nuestra carpeta
de trabajo, y que no pueden ser descuidadas. El presidente Danilo Medina no se
puede distraer con la vocinglería que levanta el tema haitiano.
El empresariado tiene que buscar
participar en una gran concertación nacional, donde se plantee para el año
entrante una mejoría sustancial de los niveles de vida de la población, la
creación de una política de pleno empleo, y que se siga con la apertura de
nuevas aulas, y una lucha a muerte contra el analfabetismo.
Una concertación para solucionar los
problemas dominicanos, es la consigna. Cerremos ya el expediente de Haití, que tenemos
un pedregoso camino que desbrozar.
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