Politica, economía

lunes, diciembre 02, 2013

Las Redadas

Por Manuel Hernández Villeta/A Pleno Sol

Manuel Hernádez Villeta (Opinión)
La suspensión de las redadas por parte de la Policía, enmarca un punto de interés, que se debe materializar en un permanente respeto a los derechos humanos.

Es beneficioso para la convivencia colectiva, y para el mantenimiento del respeto al derecho de los ciudadanos, que se eliminaran esas redadas, que en el transcurso de los años, únicamente servían para dar paso a atropellos y vejaciones.

Por años, hemos escrito sobre que las redadas levantan odios por parte de la población, contra medidas que son abusivas, y que tampoco aportan nada en la lucha contra la violencia y la delincuencia.

En consecuencia, esperamos que sea de acción permanente la prohibición de las redadas, y que se empleen métodos selectivos de persecución del crimen, porque hay que partir de una verdad irrefutable; la mayor parte de la población es seria y honrada, y a la vez víctima del crimen.

En las denuncias sobre los problemas que ocasionaban las redadas en los barrios, estaba que en muchas ocasiones eran realizadas  para dar pie a la extorsión, deteniendo a muchachos, que luego sus familiares tenían que pagar un peaje, para que se los pusieran en libertad.

Además, impregnaba el concepto de que el mal vestido, el pobre, el harapiento, tenia un perfil criminal, y era al que de inmediato lo montaban en un vehículo patrullero.

Decenas de humildes trabajadores y trabajadoras eran detenidos  al filo de la madrugada, cuando procedían a tomar el primer autobús para llegar temprano a su puesto de trabajo.

Pasaba lo mismo con las trabajadoras nocturnas o los estudiantes de última tanda, que eran detenidos  en cualquier momento, cuando se realizaban estas famosas redadas. La Policía tiene que mantener  métodos modernos para detener a las personas que han participado en un delito, sin que se tenga que molestar a todos los ciudadanos,

Además, hay que tener cuidado con los perfiles de delincuentes a simple vista, aplicados a personas que no son vistas en la comisión flagrante de un delito. Esa apreciación puede fallar, si se utilizan métodos subjetivos y poco científicos.


La policía tiene una pesada carga sobre sus hombros que es detener a la delincuencia y parar la violencia. Su mejor aliado en esa campaña es el mismo pueblo. Por tanto, hay que ganarse su confianza y apoyo a como de lugar, si se quiere que la Policía sea una institución que enfrente la violencia con éxito.

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