Por Manuel Hernández Villeta/A Pleno Sol
(Opinión) |
SANTO
DOMINGO.- El año 2013 fue de luces y de sombras. Creció la economía y se
debilitó la comida del pobre. Se gastaron millones en programas de seguridad, y
fueron interminables meses de la sangre y el luto.
Lo que
sucede en el año, no pasa de ser un reflejo de lo que es el sentir de la
sociedad. Se caminó a tropezones, como si se estuviera borracho, pero se
avanza. Hay que partir de que cada paso, es un salto adelante, lo que se
tiene que evitar es el retroceso.
Este año fue
una muestra de las grandes desigualdades sociales. Mientras florecían los
multicentros, construidos en todo el territorio nacional, aumentó el número de
marginados que buscan un salario mínimo para subsistir.
Se
aumentaron los salarios en algunos estamentos profesionales, como el caso de
médicos y maestros, pero el dolor de cabeza social sigue siendo el desempleo.
Sin bola de
cristal, podemos decir que en el año entrante, los mismos problemas de
desempleo van a continuar, debido a que no hay plazas ocupacionales.
Para los
iletrados apunta un año más difícil. La tecnología que va llegando al país
automotiza los procesos, por lo que se descarta a galope la utilización de mano
de obra.
Hay que
establecer en los venideros doce meses, una concertación de esfuerzos para
nivelar la tecnología, las ganancias del gran capital y los menesterosos que se
mueren en las calles.
La educación
y con todo y su cuatro por ciento, sigue siendo una esperanza que necesita redención.
Se ganó el presupuesto, pero se mantienen los vicios que atan el desarrollo
pleno del sistema educativo nacional.
Su
punta de lanza debe ser el programa de alfabetización, no el desayuno o la
comida escolar. En la salud, todo está privatizado, se eliminó la cuota de
recuperación, pero se quedó el pagar por los servicios de los hospitales
públicos, como si fueran clínicas.
Al final del
año, el mensaje sangriento de la violencia se impone en los barrios. Choques
entre pandillas sea de noche o de día. Los barrios son tierra de nadie. Tiene
que haber paz para la gente decente, aún y sea eliminando a los delincuentes,
por los métodos que determinen las circunstancias.
Ya este año
2013 es historia, lo que pasó, reflexión y fuera de foco. Queda seguir por la
brecha de los esfuerzos a ver si es posible que bajen las tensiones de la
violencia, y esos crímenes sean erradicados por siempre.
Paz y comida
siguen siendo las principales demandas de los dominicanos para el 2014, por lo
que es hora de seguir pidiendo que el desarrollo sea integral y alcance a
todos.
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