Por Manuel Hernández Villeta/A Pleno sol
Manuel Hernádez Villeta (Oponión) |
SANTO
DOMINGO.- Los partidos políticos conforman una parte minúscula de la
población. Pueden tener en su accionar el sentir de las grandes masas y la
totalidad de la población, pero de hecho no la representan. La parte
fundamental de la población adulta, con derecho a voz y voto, es una masa
silente y amorfa.
Se calla y
no tiene forma, y el accionar político-partidista para ella tiene lugar cada
cuatro años. Los partidos políticos constituyen un núcleo que puede dirigir esa
masa, pero nunca llega a tener en su seno la mayor parte de la población.
La misma votación
es un hecho circunstancial. Las masas van a cumplir con su deber ciudadano de
votar, y luego siguen su camino. Los partidos políticos modernos deben tener
bien en claro que su militancia, en términos poblacionales, siempre será
discreta.
Lo que tiene
que tener un partido político es un lenguaje claro, que sintonice con grupos
poblacionales determinados, y sobre todo un líder, un dirigente, que sea la
cara institucional.
En política
de masas el dirigente es básico. El culto a la personalidad, bueno o malo, es
lo que catapulta a los votantes a irse por un nombre, por una cara, por una
figura de televisión, sin tomar muchas veces en cuenta el mensaje que trata de
vender.
Ni siquiera
en las revoluciones armadas, el núcleo dirigente tiene en su seno la totalidad
de la población. La idea que levanta atraer masas y soldados, es un núcleo
central el que la lleva a cabo desde la dirección del movimiento.
En Estados
Unidos los candidatos no llegan a la presidencia o al Senado por sus ideas y
sus propuestas, más bien los catapulta que sean potables a la televisión, que
tengan buenos asesores de moda, que sepan cuando sonreír o poner una cara
seria, y ante todo, que la corbata vaya de acuerdo con el color del pañuelo.
En República
Dominicana los partidos políticos se tienen que ir adecuando a esa realidad.
Son terremotos electorales, que mueven para que se vote un día, pero luego
llega el letargo, y cada cual a su rutina diaria.
Además, hoy
más que nunca los partidos tienen que ser frentes de masas, porque no tienen
los mismos intereses los empresarios, que los chiriperos; los obreros y los
pequeños comerciantes informales.
La política
dejo de ser un libro bajo el brazo, para convertirse en un espectáculo de los
nuevos medios visuales ycibernéticos. Para llegar al poder, hay que saber
utilizar estos nuevos instrumentos y tener un buen consultor de imagen. Lo
demás, producto de saber decir lo que quiere escuchar la mayoría silente y
amorfa.
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