Por: Elvi
Paredes.
Elvi Paredes (Opinión) |
Hace algunos días,
la comunidad de Yaguate, un pequeño poblado, con categoría de Municipio, y
perteneciente a la sureña Provincia de San Cristóbal, explotó, y cuando digo
´´explotó´, lo digo en el sentido figurado, o sea, se le acabó la paciencia.
Esta
comunidad, integrada por hombres y mujeres trabajadores, de estudiantes
progresistas y mujeres bellas, tiene bastante tiempo reclamando el arreglo de
sus calles.
Sin embargo,
y luego de muchas exigencias, las autoridades de Obras Públicas se decidieron a
reparar y asfaltar la mayoría de sus calles, que en un poblado pequeño, ustedes
se podrán imaginar que no son tantas, y la inversión no debe ser tan cuantiosa.
Pero sucede
que por la negligencia de las autoridades
municipales, una de sus principales vías, quedó sin reparar.
Y ahí es
donde se descifra el significado del título del presente artículo, puesto que
me pregunto el porqué de la infuncionalidad de nuestra democracia, a tal punto
que la población de Yaguate, tuvo que tomar los reclamos en sus manos.
Situación que nunca debió ocurrir.
Ese día,
cientos de moradores de Yaguate, se vieron obligados a actuar, ante la
indiferencia de las autoridades municipales, que por no atender ´´sus
cartones´´, provocaron la ira de la gente, a tal punto, que penetraron al edificio
del Palacio Municipal.
Pero, porqué
sostengo que nuestra democracia es Infuncional, y pongo de ejemplo a la
laboriosa comunidad sureña de Yaguate?
Lo hago,
porque se supone que la democracia que nos gastamos es representativa, y no un
simple acto de votación cada cuatro años.
Lo hago,
porque se supone que nuestros regidores, diputados, síndicos o alcaldes, -como
actualmente se les denomina-, así como nuestros senadores, hasta llegar al
presidente de la República, son nuestros representantes.
Y lo elegimos
para que nos representen. Para que defiendan nuestros intereses. Para que
expresen nuestros reclamos, y lleguen hasta donde sea necesario, en la defensa
de los intereses colectivos.
No es posible
que a diario tengamos que ser testigos de protestas por la construcción o
terminación de un puente, de una carretera, de un camino vecinal, de una
escuela, de un hospital, de un acueducto, entre otras obras pequeñas o grandes
de nuestras comunidades.
Entonces, me
pregunto. Para que nos gastamos miles de millones de pesos en el pago a esos
funcionarios electos, o sería mejor cerrar los ayuntamientos y el Congreso?
Las y los
dominicanos tenemos que aprender a reclamar a nuestros representantes. Y
tenemos que hacerlo, exigiendo de manera directa a esos representantes el
cumplimiento de sus deberes y responsabilidades para con la comunidad que lo
eligió, sin importar el color del partido, ya que luego de electo, el
funcionario debe trabajar para toda la comunidad, sin distinción de banderías
políticas.
Si cada
representante, -entiéndase regidor, sindico, diputado o senador-, se ocupara de
trabajar por la comunidad que lo eligió, en el país sucedieran muy pocas
protestas, y de hacerse, se harían de forma pacífica y encabezadas por el
funcionario, luego de agotar los procesos correspondientes.
Si cada
representante estuviera a la altura de su puesto, el país avanzaría con mucha
más rapidez, en la solución de los retos que tenemos como nación.
Si cada
representante se pusiera a la altura de sus responsabilidades, el cumplimiento
de las leyes y de las metas que tenemos como país, se pondrían cada día más cerca.
Es hora de
avanzar. Es hora de reclamar, de exigir a nuestros representantes, el
cumplimiento para con sus representados.
Ya es hora de
hacer de nuestra democracia, ´´UNA DEMOCRACIA FUNCIONAL, PARA EL
ENGRANDECIMIENTO DE LA REPUBLICA DOMINICANA´´.
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