Politica, economía

viernes, agosto 02, 2013

PRD y sus caballos




Por Manuel Hernándedz Villeta/A Pleno Sol


Manuel Hernández Villeta (Opinión)
La lucha por el poder tiene momentos en que se triunfa o se buscan vías alternativas, para preservar lo que se tiene.

Es la situación en el Partido Revolucionario Dominicano, donde a un sector sólo le va quedando el camino de iniciar la conformación de otro grupo político.


El sector de Hipólito Mejía, dentro del PRD, tiene fuerzas en las calles y en los titulares de periódicos, pero perdió la guerra institucional, a través de las cortes y de la Junta Central Electoral.

Por consiguiente, solo le queda la posibilidad de renegociar un retorno, o fundar un nuevo partido político.

Con el poder institucional que las resoluciones legales le dan, es de seguro que Miguel Vargas Maldonado a los de Hipólito no le daría los mejores cargos.

El  próximo año será el momento de lanzar las pre-candidaturas presidenciales, municipales y congresuales. Sólo lo podrá hacer el sector reconocido por la Junta Central Electoral. O sea, Vargas Maldonado tiene esa ventaja sobre el sector de Hipólito.

El grupo de Hipólito tiene que tener todo solucionado en este año. Se va o se queda, pero no puede seguir en líneas de enfrentamientos estériles.

De persistir la situación, corre el riesgo de quedarse solo.

Los que aspiran a candidaturas saben quién tiene la posibilidad de inscribirlas, y por consiguiente pueden ir a negociar de forma individual en un retorno condicionado.

O en caso contrario, para organizar una nueva fuerza política hace falta tiempo, por lo que desde ya hay que comenzar a trabajar y no se puede perder tiempo.

La lógica política  no aconseja, sino que enmarca cn letras de plomo caliente, que en esta situación, a un sector del PRD sólo le queda el camino del retorno o de la salida, pero en lo inmediato.

Pero ambos sectores deben saber que la crisis del PRD es un fraccionamiento individual de la sociedad dominicana.

El PRD es parte del pueblo dominicano, pero no la totalidad o la mayoría del país.

Como parte del pueblo, la crisis del PRD no es un problema nacional. Si un partido político desaparece, otras fuerzas tomarán su lugar, no importa de donde vengan o a donde van. Un partido nace, crece y perece, como le pasa a todo ser viviente.

El PRD de los viejos robles ya es un cadáver, el PRD de los jóvenes viejos, no cabe en la sociedad dominicana de hoy. Para terciar en la política nacional se necesita un lenguaje de paz, de concertación, de búsqueda conjunta del desarrollo y sobre todo de tolerancia y  solidaridad.

Los caballos del PRD no tienen ya  cancha donde correr.

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