Por Manuel Hernándedz Villeta/A Pleno Sol
Manuel Hernández Villeta (Opinión) |
La lucha por
el poder tiene momentos en que se triunfa o se buscan vías alternativas, para
preservar lo que se tiene.
Es la
situación en el Partido Revolucionario Dominicano, donde a un sector sólo le va
quedando el camino de iniciar la conformación de otro grupo político.
El sector de
Hipólito Mejía, dentro del PRD, tiene fuerzas en las calles y en los titulares
de periódicos, pero perdió la guerra institucional, a través de las cortes y de
la Junta Central Electoral.
Por
consiguiente, solo le queda la posibilidad de renegociar un retorno, o fundar
un nuevo partido político.
Con el poder
institucional que las resoluciones legales le dan, es de seguro que Miguel
Vargas Maldonado a los de Hipólito no le daría los mejores cargos.
El próximo
año será el momento de lanzar las pre-candidaturas presidenciales, municipales
y congresuales. Sólo lo podrá hacer el sector reconocido por la Junta Central
Electoral. O sea, Vargas Maldonado tiene esa ventaja sobre el sector de
Hipólito.
El grupo de
Hipólito tiene que tener todo solucionado en este año. Se va o se queda, pero
no puede seguir en líneas de enfrentamientos estériles.
De persistir
la situación, corre el riesgo de quedarse solo.
Los que
aspiran a candidaturas saben quién tiene la posibilidad de inscribirlas, y por
consiguiente pueden ir a negociar de forma individual en un retorno
condicionado.
O en caso
contrario, para organizar una nueva fuerza política hace falta tiempo, por lo
que desde ya hay que comenzar a trabajar y no se puede perder tiempo.
La lógica
política no aconseja, sino que enmarca cn letras de plomo caliente, que
en esta situación, a un sector del PRD sólo le queda el camino del retorno o de
la salida, pero en lo inmediato.
Pero ambos
sectores deben saber que la crisis del PRD es un fraccionamiento individual de
la sociedad dominicana.
El PRD es
parte del pueblo dominicano, pero no la totalidad o la mayoría del país.
Como parte
del pueblo, la crisis del PRD no es un problema nacional. Si un partido político
desaparece, otras fuerzas tomarán su lugar, no importa de donde vengan o a
donde van. Un partido nace, crece y perece, como le pasa a todo ser viviente.
El PRD de
los viejos robles ya es un cadáver, el PRD de los jóvenes viejos, no cabe en la
sociedad dominicana de hoy. Para terciar en la política nacional se necesita un
lenguaje de paz, de concertación, de búsqueda conjunta del desarrollo y sobre
todo de tolerancia y solidaridad.
Los caballos
del PRD no tienen ya cancha donde correr.
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