Por: Elvi Paredes
Elvi Paredes (Opinión) |
La protección de nuestro territorio,
de nuestras costumbres, de nuestra cultura, de nuestra idiosincrasia como
nación, y de la permanencia como país libre, independiente y soberano, se
inicia y concluye, en la frontera.
La permanencia de nuestras creencias
religiosas y culturales, nos diferencian radicalmente de las creencias y
cultura de los habitantes del lado oeste de la frontera. Por tanto, el Estado
dominicano debe, y tiene el deber y la obligación de defender esas costumbres y
esas creencias, ya que son parte de la herencia de nuestros ancestros, padres,
madres, abuelos y héroes independentistas.
La frontera, es la zona donde inicia
la patria. La frontera es la región que se debe defender con mayor ahínco, ya
que todos los dominicanos y dominicanas, tenemos que tener siempre presente,
que del otro lado están siempre al asecho, aquellos que intentan robarnos una
vez más, nuestro territorio, nuestra soberanía, nuestra independencia, puesto
que nunca se han dado por vencidos, ante las humillantes derrotas sufridas por nuestros
pueblo.
Es por ello, que el Presidente de la
Republica, Danilo Medina, como Comandante en Jefe de nuestras Fuerzas Armadas,
debe establecer la estrategia pertinente, para que nuestro Ejército Nacional, la Marina de Guerra y la
Fuerza Aérea, tomen nuestra frontera.
Sí, que la tomen, y asuman, creando
las Ciudades Patrióticas Modelos, donde convivan nuestros hombres de armas,
junto a su familia, esposa e hijos.
Estas Ciudades Patrióticas Modelos,
deben tener todos los servicios básicos de una ciudad moderna, desde escuelas-politécnicos,
universidades, oficinas gubernamentales, proyectos agroindustriales y de
investigación, vías interiores y de acceso absolutamente modernas y con
capacidad para soportar cualquier tipo de transporte.
Esas Ciudades Patrióticas Modelos,
deben tener además, aéreas verdes para la recreación, viveros donde nuestros
niños, niñas y adolescentes, aprendan a sembrarlos, para luego reforestar todas
las montañas, lomas y caminos de nuestra frontera.
Esas Ciudades Patrióticas Modelos,
deben tener hospitales generales, de maternidad, pediátricos y geriátricos, con
todas las especialidades medicas, al servicio de sus habitantes, y de todos los
dominicanos y dominicanas de la zona.
Pero además, los hombres y mujeres de
nuestras Fuerzas Armadas que integrarán las Ciudades Patrióticas Modelos, deben
recibir un incentivo especial, y sus familiares, tener todos los gastos
educativos, de salud y vivienda cubiertos, absolutamente por el Estado
Dominicano.
A mi humilde entender, la mayor
amenaza que se cierne sobre la nación dominicana, lo constituyen los haitianos.
Además, mientras los dominicanos no
cuidemos y protejamos nuestra frontera, no podremos establecer ningún tipo de
estrategia de desarrollo.
Mientras los dominicanos no pongamos
orden y reglas claras en la frontera, no
podremos combatir la pobreza, ni el desempleo, ni erradicar y controlar las
enfermedades infectocontagiosas.
Solo una política decidida de
desarrollo económico y social de la zona fronteriza, podrá garantizar la
permanencia de nuestra nacionalidad, y la defensa de la nación dominicana.
Por tanto, en cada Ciudad Patriótica
Modelo, se debe establecer además, una base aérea moderna, equipada, y en
capacidad de responder, ante cualquier amenaza.
En las Ciudades Patrióticas Modelos,
cercanas a las costas, se deben establecer también, bases de la Marina de
Guerra Dominicana, con los mejores astilleros y barcos que tenga el Estado
Dominicano.
Que nada pase por tierra, mar o aire,
que no esté controlado por nuestras Fuerzas Armadas Dominicanas. Absolutamente
nada.
Tenemos que enviarle un mensaje
claro, preciso y contundente, a los habitantes del lado oeste de la isla, que
no cederemos ni un ápice, ni un milímetro, en la defensa de nuestra soberanía.
Pero, también, que ese mensaje llegue
al mundo, y en especial a aquellas potencias que pretenden que desaparezca la
nacionalidad dominicana.
Que tengan muy presente, que los
dominicanos estamos dispuestos a defendernos, de todos los intentos intervencionistas que puedan
planificar, así como lo hemos hecho en el pasado, cuando peleamos, luchamos y
derrotamos a los haitianos, que durante 22 años, asesinaron a nuestras mujeres,
hombres y niños.
Que durante 22 años, trataron de
aniquilar y erradicar, nuestras costumbres y cultura, cerrando nuestras
escuelas, universidad y esclavizando a nuestro pueblo. Que lo tengan muy
presente, esa historia no se repetirá.
Pero, que lo tengan muy presente, y
recuerden que también derrotamos a los ingleses, en la batalla, dirigida por el
Almirante William Penn y el general Robert Venables, en 1654, a los franceses,
a los españoles y a los norteamericanos, en dos ocasiones.
Porque los dominicanos y dominicanas,
somos un pueblo guerrero, un pueblo heroico, pero ante todo, un pueblo de paz.
Si realmente deseamos cuidar y
proteger la patria, continuar el legado de nuestros héroes nacionales
independentistas, encabezados por nuestro patricio, Juan Pablo Duarte, tenemos
que dar los pasos concretos, para garantizar la continuidad de la nacionalidad
dominicana.
Los dominicanos somos un pueblo de
paz, pero debemos prepararnos para la guerra, esa es la mejor defensa de
nuestro suelo y de nuestra nacionalidad. Se lo debemos a los miles de hombres,
mujeres y niños, que ofrendaron sus vidas y sus bienes, para que hoy, podamos
vivir libres, independientes y soberanos.
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