Localidad y Desarrollo
Por Francisco Luciano
Francisco Luciano (Opinión) |
Una localidad alcanzara el desarrollo
que sus ciudadanos y autoridades estén en la posibilidad de construir en proporción a las capacidades de los
talentos humanos que la habitan en cuanto a formación y coordinación por vía de
sus instituciones sociales y comunitarias al combinarlas con la disposición de
sus autoridades para actuar con apego a las reglas y promoviendo la incorporación
de sus ciudadanos e instituciones en la toma y aplicación de las decisiones.
Si entendemos el Municipio como la
casa grande de cada uno de sus pobladores,
concluiremos en que es responsabilidad de todos cuidar de su patrimonio,
velar por su higiene y buen cuidado, al tiempo que se promueve la preservación
de un sano ambiente y la armonía social.
Un municipio no es de la propiedad de sus autoridades, es decir no es del
Alcalde, ni de los regidores, ni del jefe de policía, ni de sus bomberos. El
municipio es propiedad de todas las
gentes que en el reside y a su vez la
gente que en el reside constituye el
municipio.
Se confunde el Municipio con el Ayuntamiento.
El Municipio es el territorio delimitado por una ley donde reside una población
determinada, que posee un patrimonio cultural, social, de recursos naturales y materiales
expresados en su infraestructura.
El ayuntamiento es la institución de gobierno
a la que se le confiere la conducción y administración del municipio bajo la
dirección de un Alcalde y de una Sala Capitular. El Alcalde es al
municipio lo que es el Presidente a la nación y la Sala Capitular tiene la
responsabilidad de legislar para el bien del municipio como la tiene el
congreso a todo el país.
El municipio son sus gentes, sus
bienes y sus autoridades, el ayuntamiento es el responsable de que la gente
pueda vivir con decoro en el municipio y
para ello tiene la facultad de normar
desde el movimiento de personas hasta los espacios públicos y de
administrar su patrimonio de manera
que este crezca.
A las mejores prácticas de buen
gobierno se le denomina gobernanza y se basa fundamentalmente en la aplicación
democrática del ejercicio del gobierno municipal. Cuando se promueve la
consulta de la gente y se escuchan las expectativas de la población de un
municipio y hasta se elaboran presupuestos recogiendo las opiniones de los
ciudadanos, estamos frente a prácticas de buen gobierno.
Las practicas de gobernanza o de buen
gobierno adquieren una dimensión de verdadera profundidad democrática cuando
luego de escuchar las opiniones de los ciudadanos, planificar las acciones
y elaborar el presupuesto con la
participación de la comunidad, se pone en manos de esta la implementación del
mismo, cuando esto ocurre la autoridad electa cede la categoría del rango para instaurar el
gobierno relacional. El gobierno relacional es aquel que puede actuar de manera
horizontal por cuanto es totalmente transparente validando el poder
de su autoridad en la fuerza de la razón.
Cuando la autoridad promueve la
construcción colectiva de la visión de desarrollo a que los dueños del
municipio aspiran, entonces estamos ante un gobierno relacional en ejercicio
pleno. No debe olvidarse que la visión a ser construida va a depender de las capacidades de los
talentos humanos que habitan el territorio combinada con la capacidad de sus
autoridades para potenciar las posibilidades propias de desarrollo de la
localidad.
Autoridades con la capacidad de
comprender cuales son las principales fortalezas y oportunidades del municipio
puesto bajo su responsabilidad se apoyaran en las capacidades humanas
disponibles e incorporan a sus acciones la elaboración de políticas públicas
acorde con las expectativas de estas, conduciendo su localidad hacia el
desarrollo y el progreso con bienestar de sus habitantes.
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